Opinión

Por una foto en la Casa Blanca

Moncloa buscaba la foto de un encuentro 'histórico'. Resultó más bien un trámite. Poco ha trascendido de la reunión en la Casa Blanca salvo la irrupción de Bildu en el relato oficial

  • Pedro Sánchez al inicio de su encuentro con Joe Biden en el Despacho Oval -

Lo consiguió. Esa foto icónica junto al XLVI presidente de los Estados Unidos es un premio a la perseverancia. No tiene nada de excepcional que el primer ministro de un país aliado se reúna con el presidente norteamericano. Pero, es Pedro Sánchez quien sitúa todo lo que hace en la categoría de “histórico”. Desde los épicos 20 segundos, en aquel pasillo de Bruselas persiguiendo a Joe Biden, a la foto trucada para aparentar pose de estadista en la Cumbre del G20, ha necesitado toda una odisea hasta inmortalizarse junto a la famosa chimenea de la Casa Blanca. La presencia de asesinos en ETA en las listas de Bildu ha desvirtuado buena parte del protagonismo mediático de la crucial visita.

En cuanto al interés de la reunión para España, se desconoce, como ocurrió con el reciente viaje a China, del que aún no sabemos a qué fue. Del encuentro de este viernes en Washington, había pocas dudas sobre los intereses de la Administración Biden, previamente escritos y cerrados. Sobre los del gobierno español, únicamente conocemos la retórica. Nada concreto, por ejemplo, sobre una rectificación estadounidense ante el injusto castigo arancelario desde 2018 a las aceitunas de mesa españolas, cabeza de turco en la guerra comercial EEUU-UE. Las declaraciones tópicas de la rueda de prensa de Sánchez sobre “voluntad de resolver y receptividad demostrada” poco van a satisfacer a Asemesa, que representa al sector.

Los norteamericanos no perdieron el tiempo. Para empezar, recordaron al presidente del Gobierno PSOE-Unidas Podemos sus obligaciones con la política exterior consensuada entre aliados, en lo que atañe a la guerra de Ucrania y a las relaciones comerciales con China, Huawei incluido. Además lograron que España, tan alejada de la zona, participe como receptor de migrantes con destino a EEUU. Quien saca mayor rendimiento a la foto es la empresa norteamericana de armamento Lockheed Martin que recibe el sorprendente regalo de grandes contratos, en detrimento de la industria de defensa europea, en la que España participa activamente.

Sánchez solo confunde a quienes ignoran de qué es capaz por una foto. ¿Cambiar de posición? Él es un piloto loco que no sigue plan de vuelo. ¿A quién podría extrañar que mañana mismo decidiera apoyar al Frente Polisario, contra Marruecos y a favor de Argelia? Es lo propio del sanchismo: no ajustarse a una Política Exterior y de Defensa predeterminadas. Sánchez puede hacerse una foto o mil, pero es un presidente incapacitado para llevar al Consejo de Ministros, al Parlamento, o explicarle a la opinión pública, algo tan relevante como la ampliación de la Base Naval de Rota con dos destructores estadounidenses más acordada con Biden. Necesita nocturnidad. En plena campaña, evitará a cualquier precio otra exhibición de debilidad como la del “sí es sí”.

Rota y la OTAN

Sin embargo, la participación de Rota en el Sistema de Defensa Antimisiles de la OTAN para Europa es de trascendencia vital -de vida o muerte- para los españoles. Que las alianzas del PSOE obliguen al gobierno a ocultarlo, como se esconde aquello de lo que nos avergonzamos, es inaceptable. Además de un riesgo, si nos tomamos en serio la cultura nacional de la defensa que implica a los ciudadanos. Cuando, en octubre de 2011, se acordó este sistema, escribí un artículo para interpretar la relevancia que los cuatro destructores con sistema AEGIS ubicados en la base de Rota representan para los españoles.

La aportación de EEUU, en España, junto a la estructura de mando y control, de Alemania, el sistema de alerta temprana, de Francia, o los buques holandeses de defensa antimisiles, componen la arquitectura del escudo defensivo aprobado en la Cumbre atlántica de Lisboa. Unida a la clausula de defensa mutua del Tratado de la Unión, es imprescindible para nuestra capacidad de disuasión en el flanco sur, Ceuta y Melilla incluidas. La base de Rota se adaptó para detectar y destruir cualquier misil balístico de corto y medio alcance que pueda impactar en territorio español o amenace a las tropas. Ahora se amplía con dos destructores. Eso es lo que Sánchez no puede tratar ni en su propio Consejo de Ministros.

"Hay cosas que son legales pero no son decentes", apuntó Sánchez sobre el particular. Hace dos días, al conocerse la noticia, optó por el silencio

Ya puede hacer declaraciones solemnes en Washington sobre la unidad de los aliados en la OTAN, si no puede convencer a sus propios ministros. Para los que se escandalizan con el uso del término sanchismo, sepan que se trata de esto. Va de mantener el poder como sea, aunque deba someterse a quienes dicen, como el presidente parlamentario de UP Jaume Asens, que el acuerdo “significa más militares y destructores norteamericanos y una mayor dependencia y sumisión a Estados Unidos”. Y herencia de Franco, añade.

Lo mismo afirman los comunistas del gobierno, como Yolanda Díaz, y los socios independentistas. La extrema izquierda que gobierna en España nunca asumirá que la “defensa colectiva” de la que depende la seguridad de los españoles esté integrada en la Alianza Atlántica, con un protagonismo imprescindible de EEUU, fundamental para el sistema de Defensa nacional. Siguen en el “OTAN no, bases fuera” de la Guerra Fría. A estos fósiles seguirá atado inevitablemente el Partido Socialista, también después de las elecciones, por decisión propia.

De hecho, la presencia de etarras asesinos en la listas de Bildu se colaron en la rueda de prensa de la visita. Un golpe que el presidente intentó esquivar con un requiebro dialéctico muy torpe, lo que evidenciaba el impacto que la noticia ha causado en su campaña electoral. "Hay cosas que son legales pero no son decentes", apuntó Sánchez sobre el particular. Hace dos días, al conocerse la noticia, optó por el silencio, al igual que su gobierno, que salió despavorido correteando por los pasillos del Congreso.

¿Qué celebrar? Todo lo acordado con Biden es rechazado por la mitad de la coalición sanchista. No hay hechicería fotográfica que oculte eso. ¿Un gobierno incapacitado para consensuar políticas de Estado puede dirigir España?

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