Aldama da el campanazo y concede a Carlos Herrera en la Cadena COPE casi una hora de entrevista, explayándose acerca de su situación y dejando perlas como que Sánchez fue quien dio la orden para que Delcy viniera, que estaba al tanto de todo lo que hacían Ábalos y compañía y, lo más terrible, que teme por su vida. Citamos textualmente: “Cualquier cosa que me pudiera pasar va a apuntar al Gobierno y al presidente”. Piel de gallina. De todo lo dicho, con ser gravísimo, esta frase es la peor, la que refleja de manera prístina qué clase de tipos nos gobiernan. Un temor que sería motivo de dimisión automática en cualquier lugar de Europa, porque nadie puede sentirse amenazado de muerte por su gobierno.
La entrevista, que recomiendo que escuchen , es lo que en el argot del oficio se denomina un scoop, una exclusiva de primer orden, una primicia informativa que se obtiene antes que la competencia. Aunque el Oxford Spanish Dictionary se refiera al término también como cucharilla, admite el sentido que le damos aquí y que es común en todo el mundo. Pero vayamos a lo importante, porque se supone que en estos billetes sueltos hablamos de los medios. ¿Nadie ha considerado las razones que llevan a Aldama a concederle a Carlos Herrera toda una hora a calzón quitado? ¿Por qué la persona más buscada por el periodismo va a 'Herrera en COPE' y no a otro programa? ¿Qué tiene Herrera que no tengan otros medios y otros profesionales?
Existe una razón poderosa que es la que ha debido inclinar a Aldama a sentarse delante de Carlos, según mi leal saber y entender. Aldama conoce perfectamente que a Carlos le interesa saber, conocer, profundizar, contrastar y luego, con ese alioli bien ligado, informar; tiene por cierto que el comunicador es un hombre libre, un profesional con una trayectoria de la que hablar seria ocioso y petulante por mi parte y que, además, es un periodista serio, decente y un tío que se viste por los pies. Lo que viene siendo un señor, vamos. Un inciso. Quizá alguno piense que hablo así porque servidor acude, modestamente, dos veces al mes a la tertulia de Herrera. Si tal opinan no nos conocen a Carlos ni a mí. Ni conocen a otros que, yendo de libertadores de la estepa mogola, son lacayos al servicio de su amo. Si Carlos hiciera algo que no me gustase se lo diría, igual que él haría lo mismo conmigo. Porque nos apreciamos y respetamos. Bueno, y porque no dependemos de ningún secretario de organización. Fin del inciso.
Aldama sabe que el programa de Carlos es un espacio de libertad donde hay gente de izquierdas, derechas, liberales, medio pensionistas, coño, hasta el menda. Esa libertad de expresión -Carlos jamás me ha dado indicación alguna acerca de lo que debo decir- es lo que ha llevado al entrevistado ante los micrófonos de COPE. Ahí se practica la radio que nos enseñó el gran Luis del Olmo. Todo lo que se hace a día de hoy por las mañanas en la radio salió de la cabeza leonina de aquel gigante ponferradino que es, en sí mismo, un capítulo entero de la radiodifusión española. Y Herrera, hereu de Luis, ha sabido continuar ese legado capital aumentándolo, puliéndolo, dándole más matices y más pinceladas hasta construir lo que es hoy.
Cuando les hablen de medios de comunicación olviden un poquito la televisión e interésense por la radio
Cuando les hablen de medios de comunicación olviden un poquito la televisión e interésense por la radio. Ese medio es el más inmediato, el más rápido, el más eficaz, el que nos permite hacer otras cosas mientras la escuchamos, el que nos acompaña en los mejores o peores momentos, tanto personales como colectivos. El medio en el que muchos nacimos y al que Aldama acude a decir su verdad. Y lo hace delante del máximo exponente de esa radio que casi ya no se hace porque hay poquísimas personas que sepan hacerla. Ese es Carlos. Ahí está el tío.