Opinión

Más asesores, menos ciencia

El Gobierno acaba de crear un nuevo organismo denominado Oficina Nacional de Asesoramiento Científico (Onac) para el que ha anunciado la contratación de más de cincuenta asesores científicos por la Administración General del Estado, qu

  • Manifestación contra el cambio climático -

El Gobierno acaba de crear un nuevo organismo denominado Oficina Nacional de Asesoramiento Científico (Onac) para el que ha anunciado la contratación de más de cincuenta asesores científicos por la Administración General del Estado, que se sumarán a la cifra récord de casi novecientos asesores ya contratados en todos los ministerios. La función de los nuevos asesores en cada Ministerio será, según la web de la Moncloa, “conectar las preguntas que tenga el ministerio con las respuestas de universidades y centros de investigación”. Sin duda, dado el nivel científico de nuestro país, no sería difícil asesorarse sobre casi cualquier tema relacionado con ciencia y tecnología en el que un ministerio u otro organismo público esté interesado. Según la edición de 2024 del Ranking Webmétrico de Universidades del Mundo, elaborado por el Laboratorio de Cibermétrica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de España, hay clasificados 123.400 científicos, sumando los que trabajan en España, la mayoría, y los españoles trabajando en el extranjero. No faltan, por tanto, científicos en nuestro país, una parte importante de ellos funcionarios públicos o contratados por organismos públicos, que pueden colaborar con la Administración del Estado en los temas de investigación que se consideren necesarios.

Sin embargo, un posible problema de la iniciativa científica-política del Ejecutivo sobre asesores científicos ministeriales, no es tanto la falta de científicos competentes para realizar esa función, sino la oposición radical de buena parte de los ministerios, a considerar en su gestión algo que es imprescindible en cualquier investigación o informe científico: la utilización de datos fiables del problema a tratar que permitan llegar a conclusiones lo más correctas posibles. Al contrario, leyes importantes se aprueban de manera dogmática siguiendo un programa ya establecido y haciendo caso omiso de los datos, experiencias previas y de la realidad social sobre el tema en cuestión.

Ocultación de resultados auténticos

En el transcurso de la investigación científica durante siglos, las teorías y las conclusiones en infinidad de campos se han ido basando en las nuevas aportaciones de científicos de todo el mundo en sus escritos, artículos, conferencias etc. Esta dependencia hace que la mayor, e imperdonable, falta que puede cometer un científico es divulgar datos deliberadamente falsos o inventados sobre los resultados de sus investigaciones así como la ocultación de resultados auténticos, pero que contradigan la teoría preconcebida del investigador. Estos comportamientos conllevan, normalmente, un fin abrupto de su carrera profesional. De vez en cuando se descubre alguno de estos casos, muchos de ellos relatados en libros sobre el tema de “Fraude en la ciencia”. Uno de mis profesores de la Universidad bromeaba sobre este posible comportamiento de un mal científico, en nuestro caso se trataría de un mal físico, como alguien que afirmara “Si la teoría no está de acuerdo con los hechos…pues ¡peor para los hechos!”

Estas ideas de siempre, que se extienden a muchos aspectos de la vida diaria, no se comparten por algunos de los ministerios actuales, ni por sus asesores o por los medios de comunicación que constituyen su apoyo. Este es el caso de la ocultación sistemática de datos importantes que pudieran descalificar la gestión del Gobierno mientras que se desechan y se niegan, por el mismo motivo, otros datos y hechos aunque sean públicos y perfectamente contrastados. Al actuar de esta manera se pierde la analogía con la ciencia y se manejan nuevos conceptos totalmente opuestos a los de un tratamiento mínimamente científico. Se pasa de analizar, no solamente si un dato es verdadero o falso, sino también de las consecuencias que pueda tener su conocimiento por parte de la opinión pública. Cuesta imaginar al correspondiente asesor científico de un ministerio explicando lo alejado de la ciencia que es la ocultación o modificación de los datos necesarios para analizar y resolver un problema.

Inmigración y delincuencia

De hecho, puede ocurrir que, si alguien insiste en presentar ciertos datos en escritos, debates o tertulias sobre temas de actualidad política, sean tildados, tanto esa persona como el dato que maneja, de fascista, una variante de dato totalmente desconocida hasta ahora en ciencia. Un ejemplo, frecuente objeto de discusión, es la delincuencia asociada a la inmigración, fundamentalmente a la inmigración ilegal. Cuando se expone el dato de que hay un 30% de reclusos extranjeros en las cárceles españolas mientras que el porcentaje de población extranjera es del orden del 17%, y que ello es relevante para analizar el origen y prevención de la delincuencia, la respuesta oficial puede variar desde considerar la información como fuera de lugar hasta  considerarla como una simple afirmación xenófoba sin ningún interés. En este caso, más que asesoría científica, un repaso a la regla de tres, que se enseña, o se enseñaba, en el colegio, les vendría muy bien a determinados portavoces y tertulianos para asimilar el significado de estos porcentajes.

Opositores y deportistas

Otro tema de interés político-científico, en el que la normativa no siempre tiene en cuenta los posibles problemas, es el del cambio de sexo. Quizá lo más llamativo en este campo es el del cambio cuando el interesado, o la interesada, puede llevarlo a cabo con tan sólo manifestar que se siente miembro de otro sexto sin que haya ninguna manifestación fisiológica de ello, ni se necesiten informes de médicos u otros especialistas del área de la salud. Muchas de las consecuencias negativas a las que ha dado lugar esta ley, eran perfectamente previsibles sin necesidad de profundos estudios científicos, que en cualquier caso es evidente que no se han realizado o se han ignorado. Así, reclusos que se han “sentido” mujeres, han hecho uso de su derecho a ser internados en prisiones femeninas; opositores a la función pública han utilizado similar recurso en casos de la existencia de un cupo femenino en el que las exigencias de pruebas físicas fueran menores que para los hombres. También deportistas varones que se han declarado mujeres, han pasado a ocupar puestos destacados en pruebas deportivas femeninas, causando frustración entre las mujeres deportistas y  poniendo en riesgo la propia existencia del deporte femenino. Algunas de estas situaciones se han podido corregir, solo gracias a la intervención de organismos internacionales del deporte como las federaciones mundiales de atletismo, rugby o ciclismo.

El Gobierno ha adoptado un comportamiento dogmático y no  pone en duda la aplicación de ninguna de las medidas propuestas por grupos ecologistas y partidos que integran fieles al Ejecutivo

El origen del cambio climático, manifestado por el calentamiento global que se ha estimado en 1,1 ºC desde 1750, es un problema científico de primer orden en el que es importante determinar cuál es la contribución  de la actividad humana al calentamiento, con objeto de intentar detenerlo. Las estrategias contra el cambio climático abarcan medidas contra la utilización de vehículos con motores de combustión con gasolina o gasóleo, en general disminución de procesos con generación de carbono,  reducción del uso del gas, reducción de determinadas actividades agrícolas y supresión de macrogranjas ganaderas, reducción del transporte global, supresión de la energía nuclear, y otras muchas medidas, cuya contribución cuantitativa de cada una de ellas al calentamiento de la tierra es difícil de determinar. Sin embargo, el Gobierno ha adoptado un comportamiento dogmático y no  pone en duda la aplicación de ninguna de las medidas propuestas por grupos ecologistas y partidos del gobierno, aunque puedan causar un deterioro importante de la economía nacional, como si esos colectivos fueran los faros científicos que iluminan la causa del cambio climático. Un ejemplo de medida, que ya se considera equivocada en Europa, es la prohibición de la energía nuclear. En los años de 1970 los activistas ecologistas alemanes hicieron su campaña de gran éxito con el slogan “Nucleares no, Gracias”, consiguiendo paralizar la energía nuclear en muchos países de Europa. Cincuenta años después, una responsable del partido “Los Verdes”, herederos directos de los activistas antinucleares se manifestaba a favor de usar esa opción de energía. Por supuesto, el Gobierno español supera a los verdes alemanes y no hay cambios previstos sobre el cierre programado de las centrales nucleares que continúan en funcionamiento.

El mundo lo necesita

Algunas de las medidas contra el cambio climático impulsadas por el ecologismo y que se presentan como dogmas climáticos indiscutibles, pueden no ser las más acertadas, especialmente si no se da importancia a datos científicos relevantes. En este contexto, durante una reciente Junta de Accionistas de Repsol, el CEO de la compañía Josu Jon Imaz, ante la petición de Greenpeace  de que su compañía deje de producir petróleo contestó "Vamos a seguir produciendo gas y petróleo porque el mundo lo necesita. No es ético cerrar los ojos ante la realidad. ¿Ustedes dicen que son sociales? Si como piden, Europa deja de producir hidrocarburos lo primero que va a pasar es que va a elevar su dependencia. “Ustedes y muchas personas como ustedes, movidos por el dogma y la ideología, son los responsables de que el consumo de carbón en el mundo y las emisiones de CO2 estén subiendo"

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