Opinión

Romance de lobas en el bosque de Feijóo

Ángela Rodríguez Pam, mano derecha que fue de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad, puede convertirse en la baza ganadora de Alberto Núñez Feijóo en su primer reto electoral del año próximo. Ga

Ángela Rodríguez Pam, mano derecha que fue de Irene Montero en el Ministerio de Igualdad, puede convertirse en la baza ganadora de Alberto Núñez Feijóo en su primer reto electoral del año próximo. Galicia abre la serie de los comicios de 2024, de ahí el interés y el morbo. Por vez primera en cinco convocatorias ya no figurará Feijóo al frente de las papeletas del PP, lo que implica un reto para él y un test para su partido.

Las encuestas les son favorables, pero apenas ya alguien cree en las encuestas.

Alfonso Rueda, el actual presidente, quien lo sustituyó en la Xunta tras su urgido traslado a Madrid luego de la crisis de Pablo Casado, no goza, ni de lejos, del prestigio y el tirón electoral de su preceptor. El PSOE, como siempre ocurre en la esquina occidental de la nación, anda a rastras bajo las carretas del desinterés popular, siempre con candidatos tediosos, desdibujados y anodinos. El último fue un Gonzalo Caballero, que cosechó 14 escaños frente a los 42 del PP. Ahora han colocado a lomos del zopenco colorado a un José Ramón Gómez Besteiro, tan refutable en la honradez como desdeñable en lo intelectual. El socialismo en Galicia se adueña de las ciudades pero muerde el polvo en la zona rural. La más rutilante estrella es Abel Caballero, el alcalde de Vigo que ha convertido su ciudad en un desmesurado villancico viviente, todo luces y guirnaldas navideñas que atraen visitantes de todo el mundo. Ha comprendido que alimentar los ritos y fomentar el bullicio son prácticas aconsejables para el éxito con la masa.

Atacada de una codicia irrefrenable por la conspiración y el codazo, exhibe orgullosa un insondable rastro de víctimas a sus espaldas y alimenta la idea de que lo seguirá haciendo

Los planes de Moncloa para las gallegas eran aunar al cojitranco PSOE con el declinante Sumar, pero la dona de las cosas chulísimas ha dicho que tiene proyecto propio. Yolanda Díaz quiere ir por libre. Acaba de arrojar de su compañía a los Podemos y pretende demostrar que en su tierra manda ella. Jamás lo logró. Lo único que ha evidenciado la vicepresidenta segunda es que nadie la supera en a la hora de traicionar/apuñalar a compañeros de correrías y otros cofrades inútiles. Lo hizo con el venerable Beiras, un cachalote iluminado de ademanes adustos y querencia mesiánica. Luego hundió a las Mareas, de ahí a Izquierda Unida, a continuación sepultó a Pablo Iglesias (trompada de Ayuso mediante) y ahora acaba de regurgitar de su vera a Podemos, que se la guarda.

De poco puede ufanarse Yolanda salvo de ser el más notable ejemplar de serial-killeresa de la política nacional. Atacada de una codicia irrefrenable por la conspiración y el codazo, exhibe orgullosa un insondable rastro de víctimas a sus espaldas y alimenta la idea de que lo seguirá haciendo. Niega en las entrevistas que aspire a ser la próxima presidenta del Gobierno. Quizás sea más cierto que lo que pretende es presidir la República. Es asunto que despacha con desdén, mientras lo alimenta. Busca ahora resarcirse de los patinazos electorales en su tierra, que es de Fene, cerca del Ferrol, donde su padre la orientó en sus primeros pasos políticos por senderos leninistas. En las pasadas generales de julio sus paisanos apenas le otorgaron dos escaños, amén de hacer la cusqui al PSOE que perdió uno. De ahí que en Ferraz pretendieran ahora armar una candidatura unida. Pero no. La dama de look hiperelaborado, la fashionaria cuqui del progreso pretende ir en solitario. Podemos ha dicho lo mismo. Ya está liada.

El lío de la izquierda puede salvarle el pescuezo al delfín Rueda, igual que le ocurrió a Juanma Moreno en Andalucía, donde las divisiones del frente popular de Judea llevó a la izquierda al precipicio

Estupenda noticia para Feijóo, porque sabido es que una izquierda plurifragmentada cosecha menos diputados que si camina unida. El PP en Galicia poco teme de Vox, donde apenas consigue algo más que testimoniales papeletas. Ahora, además, esta fractura por la zona ultra de la izquierda. Dan por hecho algunos medios del lugar que Ángela Rodríguez Pam, la cheerleader primigenia de Irene Montero, la más gritona del coro aquel de tarta del cumple, la miembra más ofuscada de la pandilla del sí es sí, encabezará las listas moradas como particular vendetta contra Yo-yo-li. Pam (Pontevedra, 34), de rostro aldeano y ademán brioso, no sólo pretende encontrar un refugio laboral, ya que su presente es incierto, sino que será la encargada de sacudirle una trompada a la líder de Sumar en su tierra, donde cunden los biquiños, donde tanto conspiró y traicionó. "Los lobos que quieren beberse todo el agua de las fuentes mueren como odres reventados", adviritó Valle.

El líder del PP se frota las manos. El lío de la izquierda puede salvarle el pescuezo al delfín Rueda, igual que le ocurrió a Juanma Moreno en Andalucía, donde las divisiones del frente popular de Judea llevó a la izquierda al precipicio. ¡Pam, a ti te lo debemos!, podrán clamar las huestes populares mientras, lanzando al aire sus gritos, corearán como el caballero del romance: "Vamos rapaz, a celebrar, que suenen las campanas, habrá compango y vinillo". Paga Sánchez.

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