Cuando en su día el historiador se incline sobre los tiempos confusos que estamos viviendo no creo que, como anuncian no pocas lumbreras, descubra en primer término las corrupciones que nos afligen. El propio sanchismo ha renunciado ya a condenarlas con hechos fundado en la hipótesis de que no hay ni hubo en el mundo Poder alguno libre de esa mácula. ¡No hay inocentes en la vida pública, no hay dominador ajeno a la codicia! Se ha llegado incluso a alegar como disculpa genérica y definitiva que “el dinero público no es de nadie”, pero, insisto, por encima de la eventual amnistía del saqueo, lo primero que nos asalta en esta tragicomedia es la “normalización” de la mentira o, lo que viene a ser lo mismo, el descrédito de la Verdad.
Hemos llegado a escuchar a un líder de opinión iniciar una entrevista preguntándole al Presidente “por qué nos miente tanto” y, ciertamente, esa pregunta resulta expletiva, en última instancia, en un país que ha llegado a banalizar hasta la indulgencia plenaria los camelos constantes de un presidente que pasará a la Historia, sin duda posible, como el más embustero de que haya memoria. Pero preguntémonos qué es, después de todo, la Verdad, como ya planteara Pilatos.
Pues cualquiera sabe. Uno de los fragmentos finales de Nietzsche –Sobre la Verdad y la mentira- se ocupó ya de probar la inconsistencia del prestigio de lo verdadero frente a la incontrovertible utilidad del cuento o la patraña, y en él descubrió para los restos el arte de la “disimulación” como arma legítima del individuo en sociedad. “Es casi inconcebible –decía el maestro— el instinto sincero de la verdad”, pues lo cierto es que los que manejan codiciosamente con palabras las representaciones humanas acaban por incompatibilizarlas con la verdad. ¿Por qué criticar a un presidente porque mienta si sabemos de sobra –decía Nietzsche, ojo— que “en las palabras jamás se trata de llegar a la verdad”? Es más, ¿acaso no son las verdades meras ilusiones, no es cierto, como aseguraba el maestro, que, en la práctica social, el propio concepto no pasa de ser más que “el residuo de una metáfora”?
El pancismo nacional
En vano se emperra cierta opinión en afearle al actual presidente su mendacidad casi maniática, teniendo en cuenta que las representaciones que expresamos en nuestros asertos “las producimos en nosotros y a partir de nosotros con la necesidad con que la araña teje su tela”. ¿O será que “el hombre tiene una inclinación invencible a dejarse engañar” y, en consecuencia, más valdría concluir, frente a las trolas del Presidente, que sarna con gusto no pica? Bueno, la verdad es que no lo sé, aunque comprenda la colectiva endeblez metafísica que fluye por la manga ancha del inocente pancismo nacional. ¡Tampoco sería cosa de pretender que el personal se afligiera más aún buceando a pulmón en el pesimismo nietzschiano! El propio Cristo, que bien pudo hacerlo, ni se molestó en replicarle al Prefecto. ¿Y vamos a hacerlo nosotros con la crisis abismal que tenemos en lo alto y el IPC disparado? Claro que Nietzsche tampoco es que llevara necesariamente razón cuando pensaba o hacía lo que hacía. Si la hubiera llevado quizá no hubiera manseado tanto, arrimado a tablas, bajo la muleta de Lou Salomé.
Petrarca
Lo de Nietzsche, aunque a veces lo parezca, no está escrito desde la razón. El alemán escribía desde el odio y la rabia que en su carácter influía el dolor de muelas constante que padecía. Abría la ventana de su habitación, se ponía un abrigo para resistir el frío. Fue una especie de espartano de las letras escribiendo mientras aguantaba el dolor y el frío. El único consuelo que nos queda es que todo hombre-también Sánchez-, tiene su talón de Aquiles y, eso es seguro, también verá la parca algún día. Hoy es el máximo exponente del mal, la inmoralidad, y el cinismo. Para él, mentir, es su ADN. No ha sabido hacer otra cosa. Pero a veces las ambiciones y el egolatrismo acaban matándote de una manera insospechada. El Karma llegará.
Aleluyo
Si la foto de Pedro Sánchez que preside esta columna es real y sin retoques, España está perdida. Deberían colocarla presidiendo las aulas de todas las instituciones de enseñanza de la nación.
vallecas
Con todo respeto D. José Antonio, es todo mas simple. Sánchez es un Criminal a la fuga. De la Moncloa irá directamente al banquillo de los acusados. Miles de muertos(homicidio involuntario) del Covid, las grabaciones del móvil, la trama de mascarillas, las maletas de Delcy son suficiente para llevarle al banquillo. Solo en el poder se siente a salvo, por eso es tan peligroso, destruirá la Constitución, las instituciones, al Rey, España y todo su contenido si eso le permite seguir en el poder. Sánchez no es más que un Criminal a la fuga.
pancho
Lo más terrible de este de gobierno, es lo que ha descrito Felipe González sobre la concepción de la verdad: "la verdad no es la verdad en si, pero lo que la gente percibe ser la verdad". Así se justifica todas las manipulaciones de la opinión pública, en la cual son maestros, antes la pasividad de los "moderados" del PP, y el solitario VOX liderando la batalla cultural contra la mentira.