El debate más descarnado de nuestra época tiene que ver con la destrucción de Occidente, sobre todo con su legado cultural. El foco está puesto ahora en los efectos y amenazas de la inmigración ilegal, pero ya sabemos que un foco sirve tanto para iluminar como para deslumbrar, impidiendo que veamos claro. Los conflictos sobre migración en Southport, Ripoll y las banlieues francesas -entre otros muchos lugares de Europa- indican que la inmigración masiva contribuye de manera decisiva a nuestra crisis de civilización, lo que produce cierto alivio porque nos da la sensación de tener (al menos) el problema localizado. La inmigración masiva es un fenómeno dañino, que cada vez experimenta más gente en carne propia, pero todos sabemos – o, al menos, intuimos- que nosotros tenemos gran parte de culpa del retroceso de nuestra civilización: desde los años 50 del siglo XX nos hemos dejado arrastrar con demasiada facilidad por el consumismo globalista que carcome la vieja y culta Europa.
Hoy casi todos escuchamos las mismas canciones, vemos las mismas series y comemos en las mismas franquicias, situadas en centros de ciudades cada vez más similares
La periodista británica Ash Sarkar lo explicaba así hace poco: “La gente que más daño ha hecho a las culturas locales, a las identidades específicas, son las personas que defienden el poder de las grandes corporaciones. (…) Pienso en los ‘boomers’ que adoraban las televisión estadounidense, la música estadounidense, amaban los hábitos de ese país. Si hablamos de diluir la identidad británica, ellos son responsables”, explica en un podcast de la plataforma Novara. Luego añade que, en sus viajes a la Francia o la Italia rural, es testigo de que sobreviven esas viejas costumbres, como los campeonatos de pelota contra la pared de la iglesia local, o celebraciones del medio siglo de un párroco en el pueblo, todo ello regado con vino, recetas locales y bailes. Por supuesto, esta comunicadora progresista tiene gran parte de razón, y lo que dice es lo mismo que llevan alertando los intelectuales tradicionalistas a lo largo del siglo XX. El consumismo es un destructor de modos de vida comunitarios.
La cultura española y occidental es como una vela que se quema por ambos extremos
Todo tiene que ver con un término muy de moda en los años ochenta y que hoy ha caído en desgracia: el colonialismo cultural. Entonces se pensaba que el estilo de vida estadounidense ejercía un poder seductor y corruptor, que arrinconaba la diversidad de las naciones. No es que Estados Unidos fuese un país más perverso que los demás, sino que ejercía como locomotora industrial de un sistema que busca la homogeneización para que sus productos y contenidos circulen por todo el planeta. Hoy casi todos escuchamos las mismas canciones, vemos las mismas series y comemos en las mismas franquicias, situadas en centros de ciudades cada vez más similares (o en centros comerciales indistinguibles). Pero ya nadie habla de colonialismo cultural. Bueno, sigue hablando sobre ello el ministro Urtasun pero no para referirse a este proceso, sino a los presuntos robos de los españoles en Hispanoamérica. Muchos estaríamos a favor, sobre todo, de descolonizar España de la homogeneización cultural anglosajona.
Una anécdota crucial sobre lo que nos ocurre se puede encontrar en la mejor rueda de prensa de Luis de la Fuente durante la Eurocopa: después de compartir con los periodistas su condición de católico, uno de ellos le preguntó si tenía alguna otra superstición, a lo que tuvo que responder que la religión católica no era una superstición. Lo grave es que el reportero trabajaba en la Cope, la emisora de la conferencia episcopal española. Antes de culpar a los de fuera, habría de mirar hacia dentro de cada uno de nosotros: ¿de qué manera está defendiendo el Gobierno el legado cultural de España y de Europa? ¿Le preocupa a TVE que los espectadores conozcan nuestra filosofía, literatura y teatro? ¿Cuánto tiempo real se dedica a divulgarlos en nuestros colegios, católicos o laicos? El escritor Juan Manuel de Prada suele decir que, en nuestra época, un estudiante puede obtener el título que da acceso a la universidad sin necesidad de leer un libro completo. Más que destruir ensayos y novelas, el drama está en destruir el deseo de leerlos.
Vivimos un terrible malentendido. El problema no son los migrantes sino que la migración masiva conlleva una desarraigo que hace mucho más probable la soledad, la violencia y el crimen. No es culpa de los senegaleses ni de los ecuatorianos. También trajo desarraigo la migración rural las ciudades, hacinada en guetos que fueron pasto fácil de la heroína, el paro y la delincuencia. Tan absurdo es culpar a los senegalese hoy como a los gitanos en los años setenta, cuando el problema son las autoridades que permiten que se formen esos estercoleros humanos, que llamamos multiculturales aunque suelen ser aculturales. “Emigrar debería ser una elección libre y nunca la única posible”, suele decir el Papa Francisco cuando defiende el derecho a no migrar. La cultura española y occidental es como una vela que se quema por ambos extremos.
Susanam
Eso no quita para que nos vayan a reemplazar en breve
Ernesto Tagliavini
Hacía tiempo que no leía algo escrito con tanto sentido. Lo único que temo es que lo entiendan tan pocos que resulte irrelevante, simplemente por aquello de que qué entenderá el burro de astronomía. Pero ese es el punto: que lo malo no es la inmigración sino los guetos. Porque de los charnegos en Cataluña, o de los maketos en el País Vasco, buenas ganancias ha sacado la burguesía de ambas comunidades. Y bien que EXPLOTARON (sí, sí: EXPLOTARON) a quienes se fueron allí. De que el asunto no es nuevo dan fe dos notas que me vienen a la memoria, seguro que hay muchas más. Una es la gran novela de los 50 (del s. XX), TIEMPO DE SILENCIO: ahí está retratado el inframundo de las primeras chabolas de Madrid. La otra es una palabra, FARRUCO, que incluso da nombre a un cante flamenco (la farruca), que no es más que una canción asturiana o gallega aflamencada. La palabra muestra cómo los emigrantes del NW ibérico que migraron a una Andalucía (otrora) próspera también fueron señalados con un nombre despectivo. La inmigración MASIVA y si control. Ese es el problema, antes como ahora: el de "las autoridades que permiten que se formen esos estercoleros humanos, que llamamos multiculturales aunque suelen ser ACULTURALES". Esta última es la palabra exacta. Chapeau!
wiseTina
Mucha razón tiene el artículo ; cuando no se aprecia la propia tradición ni se cuidan las costumbres que nos hacen diversos, es fácil para los que provienen de otras culturas el negar la integración. ¿Para qué adaptarse a una sociedad decadente?
E1958
Lo peor no es que estemos culturalmente colonizados, que lo estamos. Lo peor es que estamos colonizados por una cultura, la anglosajona, en clara y evidente decadencia.
Messidor
El problema de la inmigración no es que sea masiva, sino que dejamos que opere a hechos consumados. El que consigue poner el pie aquí, venga como venga y de donde venga, pues pa'dentro hasta la cocina, teniendo automáticamente toda la retahila de derechos y garantías que los ciudadanos europeos hemos ganado centímetro a centímetro a lo largo de siglos. Estamos 'a verlas venir'. No hay una política de inmigración que permitiría a España admitir a los inmigrantes que España decida (por cualificación laboral, afinidad cultural, necesidades del mercado de trabajo, por los criterios que decidiéramos), además de aceptar números de inmigrantes razonables para nuestra capacidad de absorberlos. Esta situación anómica es terreno abonado para las mafias de la trata y sus extensiones (las ONGs) con los desastrosos resultados que Europa --con la excepción de la izquierda burguesa, valga la redundancia-- conoce ya perfectamente hace tiempo. El problema no es cuantitativo (inmigración "masiva") sino cualitativo (quién queremos que venga y quién no).
Norne Gaest
Creo que mezcla cosas y hace apreciaciones discutibles. Aunque saca temas interesantes en sus columnas, le falta acotar y simplificar los contenidos, las referencias, y hacer más transparentes sus opiniones. Hoy precisamente expresa muchas opiniones. Lo del consumismo me suena a crítica de hace 60 años, cuando la sociedad de consumo se introducía en España y muchos temían por la des cristianización que se iba y el materialismo que venía. Tampoco se deslindan los ámbitos culturales influyentes, por ejemplo, podemos ser rurales o urbanos, católicos o no creyentes, occidentales o no, de izquierdas o derechas, etc., y todo esto influye. También es muy discutible decir es un malentendido el que la inmigración masiva tiene que ver con la pérdida de nuestros valores culturales, sobre todo cuando viene de culturas opuestas, como las islámicas.
errefejota
Me resulta grato que mencione al desarraigo propio, el de la emigración española. Muchos deberían entender que en muchas ciudades españolas en los sesenta y setenta los "negros" o los "moros" éramos nosotros, los andaluces, murcianos, manchegos, etc. Y las consecuencias fueron mucho más graves que las de ahora. Es curioso que en el barrio de Carrús los que ahora viven son los moros y los negros, y antes fue nuestro barrio, con una separación física, la vía del tren (de arriba de la vía, decían los indígenas en tono de desprecio). Por cierto, el régimen daba ayudas para emigrantes interiores. Lo digo para los que hablan de las "paguitas".
vallecas
Hoy se ha hecho un lío monumental. ¿Qué tiene que ver que yo tenga en casa, una lavadora automática, un lavavajillas, un microondas, una vitrocerámica, un frigorífico, una cafetera electrónica, un extractor de humos, una batidora eléctrica, un cuchillo eléctrico, un DVD, un televisor, un PC, un aire acondicionado, un ventilador .....con la inmigración ILEGAL.? ¿Qué tiene que vez que en un país como España, donde todos los negocios cumplen con una estricta normativa, yo vaya a un centro comercial y pueda elegir, una "whopper" un "montadito", o una ración de patatas a la brava, con la inmigración ILEGAL? Estoy en contra de todo lo ILEGAL. de la inmigración, del robo de coches, de la venta de drogas, del asesinato, de la violación........ Ilegal, D. Víctor, ilegal.
Lareforma2024
En términos generales estoy de acuerdo con el artículo. Solo un par de anotaciones. 1) Al gobierno y TVE le preocupa el tema de la cultura española y europea, pues su conocimiento puede ser un grave obstáculo para sus pretensiones, no sea que nos sintamos orgullosos de nuestros antepasados emprendedores y pensadores. 2) Los seres humanos no son migrantes, cual pájaros que en invierno van al sur para volverse al norte en verano. Son Emigrantes, personas que se van a otro sitio en momentos puntuales, para obtener una mejor vida. Y algunos regresan y otros no. Saludos.
CAYMAN
Un gran artículo, que dice lo que está pasando. El problema se agrava cuando no hay soluciones y se tira por el Inglés para que seamos una lengua subalterna. Hasta el mismo Rey de España, como representante máximo de la nación, suele hablar Inglés, menospreciando la lengua que le puso como Rey.
Rekaldeberri
El otro día, en la piscina infantil de un pueblo manchego al que fui, entró una monitora musulmana vestida de arriba a abajo con tan solo una mínima apertura para parte del rostro. El socorrista le dijo que así no podía entrar. La otra monitora, española, se puso a discutir con él y entre las dos consiguieron convencer al socorrista. Yo pensaba en el ejemplo para niños y niñas al ver a esa mujer joven, mezcla de Batman y buzo, en la piscina. Luego pensé en su compañera española, y quise imaginarla ante una Carta-Encíclica del obispo de Toledo conminando a las mujeres que asistan a playas y piscinas a vestirse de buzo por una cuestión de pudor y decoro.