Los cronistas, ausentes del Salón del Trono de Palacio durante la Pascua Militar del sábado 6 de enero, han pasado en silencio la alteración significativa del protocolo que supuso sentar a los invitados de las comisiones militares de los tres ejércitos para que en esa posición escucharan el discurso de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y las palabras de Su Majestad, que siguieron a los saludos al Rey, a la Reina Leticia y a la Princesa Leonor y de la imposición de condecoraciones. Sólo algún observador más atento ha manifestado extrañeza ante esa novedad, pero sin que nadie haya avanzado hasta el momento una interpretación válida sobre el significado que entraña, ni se haya desvelado de qué autoridad partió la decisión de que en esta Pascua Militar se haya preferido sentar a todos, desde soldados rasos a generales de cuatro estrellas. Las fuentes consultadas, de máxima solvencia en el ámbito castrense, han coincidido en señalar que la Pascual Militar tiene el carácter de un encuentro del Rey, que comparece como Mando Supremo, ante representantes de toda la escala jerárquica militar, desde soldados rasos a generales de cuatro estrellas para felicitarles por el deber cumplido en un tono que se aproxima al de la arenga, por tanto, imposible imaginar que pudiera dirigirse a una audiencia sedente.
En cuanto a la ministra, abrió su discurso señalando la emoción reciente de la jura de bandera de la Princesa y de la ceremonia de juramento como heredera ante las Cortes Generales, actos que ponderó como hitos simbólicos del fuerte lazo de la Corona con las Fuerzas Armadas y la Constitución. El último párrafo fue para decirles a los Reyes que como padres pueden sentirse satisfechos del trabajo que la Princesa de Asturias está realizando en la Academia Militar de Zaragoza, según transmiten profesores y compañeros y para “agradecer muy especialmente a Su Majestad la Reina su diaria entrega y su voluntad de servicio”, en lo que constituye un breve mensaje encriptado, pendiente todavía de descodificación para hacerlo inteligible a quienes se encuentran fuera de la pomada. La etiqueta marcaba para los militares uniforme de gala, para las señoras traje largo y para los caballeros chaqué y su observancia no registró excepciones, así que nadie fue avistado calzando zapatos extravagantes, como han lucido algunos ministros de reciente incorporación cuando han acudido al palacio de la Zarzuela a prometer su cargo ante el Rey.
La ministra abrió su discurso señalando la emoción reciente de la jura de bandera de la Princesa y de la ceremonia de juramento como heredera ante las Cortes Generales
Por eso, Margarita Robles, iba de traje largo en azul cielo. Del texto de su intervención y de los silencios bien guardados se ha comentado mucho. Pero queda sin explicar por qué Robles ha decidido sumar al CNI a la celebración de la Pascua Militar, siendo así que su desmilitarización partiendo del CSID fue todo un logro democrático. Explíquesenos, mientras tanto, qué ha quedado de la principal misión del CNI, que el preámbulo de su Ley reguladora, la 11/2002, define en estos términos: “proporcionar al Gobierno la información e inteligencia necesarias para prevenir y evitar cualquier riesgo o amenaza que afecte a la independencia e integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de Derecho y sus instituciones”. Por eso, tal vez, se ha querido retirar al CNI de Cataluña. Otros curiosos se han interesado en saber por qué al incremento en la inversión en Defensa sigue sin acompañarle la mejora en las retribuciones de los militares, cuyo alcance no resiste siquiera la comparación, por ejemplo, con el de la Guardia Civil. Aceptemos que el momento de la Pascua Militar es inadecuado, pero habrá que encontrar otro para informar al Congreso de los Diputados de las misiones que cumplen nuestras Fuerzas Armadas desplegadas fuera del territorio nacional y para poner al día las autorizaciones preceptivas que exige el artículo 4.2 de la Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional.
Queda sin explicar por qué Robles ha decidido sumar al CNI a la celebración de la Pascua Militar
En cuanto a las palabras del Rey, cuidaron de atenerse a la Constitución para dejar claro que hablaba a los militares desde su condición de “mando supremo”. En expresión de cercanía, hasta en cuatro ocasiones se dirigió a ellos llamándoles “Queridos compañeros”. Subrayó el cumplimiento con empeño, abnegación y eficacia de su misión permanente de velar por la soberanía e independencia de España y de contribuir a garantizar las condiciones de seguridad necesarias para que los españoles podamos disfrutar de nuestros derechos y libertades. Y reconoció que “las Fuerzas Armadas han de estar en constante evolución para adelantarse a las necesidades del panorama estratégico internacional, sin dejar de ser impecablemente respetuosas con las tradiciones y costumbres nacionales, asumiendo un papel fundamental en la preservación de la identidad histórica de España”. Continuará.