En la Premier League los aficionados pueden pagar como máximo 35 euros (30 libras) por asistir a los partidos de sus equipos en los campos de los rivales. O sea, un tope para los seguidores visitantes. Aquí, en España, el precio depende de lo que decidan los clubes. En el último Madrid-Barça, por ejemplo, el precio por asistir al Santiago Bernabéu oscilaba entre los 120 y los 410 euros en función del tipo de entrada, fueras aficionado de quien fueras. Nada de topes ni otras locuras, claro.
La pasada semana trascendió la noticia. Europa Press contaba cómo los clubes del torneo inglés habían acordado por unanimidad mantener el precio de 35 euros para las entradas de aficionados visitantes durante las próximas tres temporadas, según un comunicado emitido por la propia Premier. Sí, han leído bien, una intervención en el mercado por unanimidad. Todos de acuerdo para mimar a sus fans.
Este tope del precio de las entradas se introdujo en la temporada 2016-2017 a raíz de la implementación de la "Iniciativa para los Aficionados Visitantes" que entonces puso en marcha la competición. Iniciativa que, como su propio nombre indica, consiste en que los clubes desarrollan una serie de medidas para favorecer a sus aficionados visitantes. Después del acuerdo del pasado jueves, dicho límite en las entradas se revisará en 2025, cuando lleve vigente nueve temporadas.
Pese a los jeques que se compran clubes ingleses y pese a tantas cosas que se puedan censurar de la 'Premier', lo cierto es que sus aficionados no son aplastados por el negocio
¿Por qué se hace algo así? Parece obvio que se trata de una manera de combatir los precios disparatados y favorecer que los estadios estén llenos, también con público afín al equipo visitante. La Premier League lo justificaba así: "Todos los clubes reconocen la importancia crucial de los aficionados a la hora de generar el mejor ambiente posible en los partidos y reconocen los costes de viaje adicionales que a menudo implica seguir a un equipo fuera de casa". No me digan que, pese a que es un pecado capital, no es para morirse de envidia.
En nuestro país no existe una posibilidad semejante. La Liga no tiene esa potestad sobre los clubes. Son estos últimos los que deciden los precios que les vienen en gana. Ley de oferta y demanda, ya saben. Viva el mercado. "Es que hay gente que lo paga". Sólo algunos equipos llegan a acuerdos puntuales entre ellos para conseguir que los aficionados viajen más barato. Es lo que hicieron en 2019 los cuatro equipos vascos (Athletic, Real Sociedad, Alavés y Éibar) y el conjunto navarro (Osasuna) de La Liga, con 25 euros de tope para los partidos entre ellos. Una excepción que confirma la regla.
Aquí nos tiramos de los pelos al observar cómo en la 'Premier' los aficionados del club visitante están sentados en primera fila y no en el cuarto anfiteatro, como aquí es costumbre
Luego, siguiendo con el sentimiento envidioso, nos preguntamos cómo es posible que en los estadios ingleses haya ese ambiente. Nos pellizcamos al ver los campos a rebosar en cualquier partido. Nos tiramos de los pelos al observar cómo los aficionados del club visitante están sentados en primera fila y no en el cuarto anfiteatro, como aquí es costumbre.
Parece obvio que estas diferencias que nos escuecen parten de una mentalidad diferente sobre qué es el fútbol. Pese a los jeques que se compran clubes ingleses y pese a tantas cosas que se puedan censurar de la Premier, lo cierto es que sus aficionados no son aplastados por el negocio. Ya lo vimos con la polémica de la Superliga. Y, entretanto, aquí, donde somos tan listos, repetimos como borregos la cantinela de que este deporte es de sus aficionados mientras pasamos por caja.