Cuando los españoles aún estamos sumidos en el dolor y la destrucción de la mortífera Dana de Valencia, en la Unión Europea y en la OTAN crece la inquietud por la escalada militar (misiles ‘aliados’ de largo alcance y misil intercontinental ruso) y las amenazas, incluso de uso de armas nucleares, que Vladimir Putin lanza desde Moscú. Hasta el punto que Estados Unidos y las principales naciones europeas, España ahí incluida, cerraron por unos días sus embajadas en Kiev en previsión de masivos bombardeos rusos sobre la capital de Ucrania. Y cuando en los países bálticos y nórdicos las autoridades han iniciado una serie de advertencias y consejos a sus ciudadanos sobre cómo deberían de actuar en caso de que la guerra de Ucrania llegue a sus territorios. Algo que, por el momento, no parece que vaya a ocurrir pero que ya nadie lo descarta.
Esta inquietante situación sería más que suficiente para un acercamiento de corte institucional entre Pedro Sánchez y Alberto N. Feijóo como el que no se logró en la crisis mortífera de la Dana. Pero ese diálogo es imposible de todo punto y máxime después del cúmulo de acusaciones y denuncias que, contra Sánchez, Ábalos, Koldo y Cerdán, entre otros, lanzó en la Audiencia Nacional, de momento sin pruebas, el comisionista Víctor de Aldama al que la UCO calificó como ‘el nexo corruptor’.
Declaración que provocó un intenso revuelo político y mediático que no impidió a un Sánchez acorralado alzarse, frente al PP, con tres ‘victorias’ que en buena parte ha embarrado Aldama: la nominación de Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión de la UE; la reforma fiscal con un acuerdo ‘in extremis’ con Podemos; y logrando endosar al presidente valenciano Carlos Mazón la responsabilidad de la mala y tardía gestión de la crisis de la Dana que causó 220 muertes mientras Sánchez huía de su responsabilidad frente al diluvio y personalmente de Paiporta.
Sánchez se arrastra y ‘gana’, llegando incluso, para salvar la vicepresidencia de Teresa Ribera, a votar la que será nueva Comisión Europea de Úrsula Van Der Leyen, en la compañía de partidos europeos de la extrema derecha en la que incluyen los eurodiputados del húngaro Víktor Orban y la italiana Giorgia Meloni.
Con lo que Sánchez amplia así el arco de sus alianzas políticas e ideológicas a la extrema derecha, además de a nacionalistas pro ETA de Bildu, los nacionalistas golpistas y separatistas de ERC y Junst, sus colegas insaciables del PNV, y la extrema izquierda de Sumar, IU y Podemos los que no hace mucho proclamaban a gritos la ‘¡alerta fascista!’.
Begoña Gómez y la malversación
Con tal de mantenerse en el poder, Sánchez está dispuesto a todo. Incluso a arrastrarse en la UE y en la política española. Y puede que también, una vez que el juez Peinado se ha interesado por su situación matrimonial, podría ser capaz, aunque suene a disparate, de ‘pedir el divorcio’ a su esposa Begoña en caso de que viera amenazada su estabilidad política.
Y una vez que el escándalo del ‘caso Begoña’ -como los de Ábalos, Aldama y Koldo- no dejan de crecer. Hasta el punto de que en los próximos días se podría confirmar la imputación de Begoña Gómez a cinco presuntos delitos como son: tráfico de influencias, corrupción, apropiación indebida, intrusismo profesional y malversación.
Este último delito de malversación, de especial manera al confirmarse que existen pruebas documentales de que la persona que contrató Presidencia del Gobierno, Cristina Álvarez, como ‘asistente’ institucional de Begoña Gómez, y cuya función se paga con dinero público, se dedicó a trabajar en los negocios privados de la esposa del Presidente del Gobierno. Recaudando Álvarez financiación para los negocios de Begoña, reclamando el pago de sus facturas a lo morosos y haciendo toda clase de gestiones en la cátedra y los masters de Gómez. Cometidos que nada tenían que ver con su acotada función institucional. Un asunto en el que, probablemente, podrían derivarse responsabilidades de los ministros Félix Bolaños y Oscar López.
Debería ir cerrando la fase indagatoria y de diligencias previas del caso y pasar al auto de ‘transformación’ del proceso y de ahí, y sin demora, a la apertura de juicio oral sentando a Begoña Gómez en el banquillo
Por todo ello, el juez Peinado, que volvió a convocar para el 18 de diciembre a Begoña Gómez, debería ir cerrando la fase indagatoria y de diligencias previas del caso y pasar al auto de ‘transformación’ del proceso y de ahí, y sin demora, a la apertura de juicio oral sentando a Begoña Gómez en el banquillo. No vaya a ser que se ‘pudra’ el procedimiento, o que alguna instancia judicial de rango superior o maniobra de Sánchez lo bloquee o lo archive.
Como se esperaba y, por el momento sin presentar pruebas que dice tener, el comisionista Víctor de Aldama ha acusado, ante el juez Moreno de la Audiencia Nacional, a Pedro Sánchez de mentir en relación con la foto que Koldo les hizo con el presidente del Gobierno, asegurando que fue el fruto de un encuentro pactado en el que Sánchez le agradeció su colaboración.
Pero sobre todo Aldama -que no declaró nada del rescate de Air Europa- ha asegurado que pagó con billetes comisiones de sus negocios a Santos Cerdán (15.000 euros), a José Luis Ábalos y Javier Koldo (400.000 €, y 200.000 €, respectivamente) en Republica Dominicana. Y añadió que el ministro Ángel Víctor Torres le pidió una comisión de 50.000 €. Y que pagó 25.000 €. al jefe de gabinete de la vicepresidenta Montero, Carlos Moreno.
La visita de Delcy
Además, Aldama asegura que se coordinó con el ministro de Interior, Grande Marlaska, la conflictiva escala en Madrid de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez. Escala en la que según Aldama (que también confiesa otras reuniones con la vicepresidenta Teresa Ribera y Begoña Gómez) se había planificado una cena con Sánchez y cinco ministros.
Naturalmente, tanto los portavoces del Gobierno como del PSOE (Cerdán dice no conocer a Aldama) negaron todas las acusaciones que a ellos les afectan y anunciaron acciones legales contra Aldama, quien deja en la peor situación a José Luis Ábalos. El ex número dos del PSOE ha pedido declarar ante el juez a sabiendas de que su horizonte penal es tan negro como el de Aldama (quien busca salir de la cárcel y un pacto de conformidad, en el que se auto imputa). Y todo ello en medio de un enorme revuelo político y mediático en las vísperas del 41 Congreso del PSOE.
Sánchez llegará muy tocado a Sevilla, pero políticamente 'vivo' tras su última y asombrosa exhibición de resistencia, cuando lo que debería de hacer es convocar unas elecciones anticipadas como ocurriría en cualquier país de la UE. Como las que reclama Feijóo que acusa a Sánchez de ser el principal responsable de esta corrupción, pero que de momento se resiste a presentar una moción de censura (salvo que alguno de los aliados de Sánchez cambie de bando) ofreciendo así la imagen, en tan excepcional circunstancia, de un liderazgo débil en la Oposición.