"Asunto: CAT". Con ese escueto encabezamiento empieza un correo electrónico que el diplomático Jorge Romeu, el asesor para asuntos de Cataluña de Josep Borrell, le envió el 8 de febrero al entonces cónsul español en Edimburgo (Escocia), Miguel Ángel Vecino. Se trata de uno de los 80 documentos que aparecen en una demanda de este último contra el Ministerio de Asuntos Exteriores por su cese en junio y a la que ha tenido acceso Vozpópuli por fuentes judiciales.
En el citado e-mail se incluyó una "información reservada" que acababa de llegar a la oficina de Borrell, posiblemente ese mismo día. Los datos provenían de una fuente de inteligencia que no se identifica en el correo, aunque la redacción se asemeja mucho a las comunicaciones que el CNI redacta a diario para el Gobierno.
En dicho correo se alertaba de que Josep Costa, vicepresidente primero del Parlament y conocido dentro de las filas de JxCAT por su radicalismo dentro del independentismo catalán, estaba preparando varias visitas "a parlamentos extranjeros" para informar sobre la situación política en Cataluña y de los presos del procés, que por aquel entonces acababan de empezar su juicio en el Tribunal Supremo.
En concreto, se hablaba de tres países. El primero era Escocia. Según la información que acababa de recibir el Gobierno español, Costa había contactado con Fergus Cochrane, jefe de relaciones internacionales del Parlamento escocés, y con Linda Fabiani, del gubernamental Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), y estos últimos le habían adelantado ya una fecha para la visita: los días 27 y 28 de marzo.
Grupos de amistad con Cataluña
El segundo país mencionado era Alemania, donde la 'embajada' de la Generalitat en Berlín estaba intentando cerrar también una visita de parlamentarios catalanes para marzo o abril. "Costa quiere fomentar, tanto en el Bundestag como en el Parlamento de Escocia, la creación de un grupo parlamentario de amistad con Cataluña, similar a los existentes en otros países", se advertía en la información reservada que manejaba Exteriores.
El tercer país en cuestión era Suiza, donde el 'número dos' del Parlamento catalán mantenía su intención de visitar la Asamblea federal helvética, aunque la coordinación del viaje estaba siendo "complicada" para Costa, ya que el grupo de amistad estaba "prácticamente desarticulado".
El viaje a Escocia puso en máxima alerta a Exteriores. que venía de sufrir una derrota diplomática en diciembre del año pasado, cuando Quim Torra viajó a Eslovenia y fue recibido por el presidente de este país balcánico como si fuera un jefe de Estado extranjero.
Así que a los tres días de recibir esa comunicación de inteligencia, el cónsul en Edimburgo llamó al asesor para asuntos catalanes de Borrell, quien le urgió para que "hiciese todo lo que estuviese en su poder para evitar la visita de los parlamentarios catalanes", según se precisa en la demanda de Vecino.
Romeu le puso "en guardia" al entonces cónsul contra la "simpleza" de los escoceses "que se pueden dejar manipular por los separatistas catalanes", por lo que le instruyó para que trasladase a las autoridades escocesas que aquella visita "podía convertirse en un incidente con España" pues, a ojos de Madrid, supondría una "intromisión en las elecciones" que aún no estaban convocadas, aunque sólo faltaba que Pedro Sánchez eligiese qué domingo de abril sería.
El comportamiento del PP y Cs
"Tú sabes", le dijo el asesor de Borrell a Vecino, "la importancia que el ministro da a todo lo que se refiere el secesionismo, al menos mientras las circunstancias sean las mismas". En concreto, le ordenó al cónsul que reiterase la declaración de Borrell en noviembre en la que dijo que España reconocería una Escocia independiente si se hacía por vías legales y que, en ese hipotético caso, no vetaría su entrada en la UE.
"Lo cual no hará la derecha", precisó este asesor de Borrell. "Insiste sobre el comportamiento del PP y Ciudadanos con Cataluña, su falta de diálogo. Y si la derecha gana las elecciones en España, se opondrán al reconocimiento de una Escocia independiente".
Romeu advirtió al diplomático que en aquel momento, a principios de febrero, lo importante era que ningún partido en España pudiera "acusar al Gobierno de complacencia con los independentistas y, en especial, con ERC" cuando faltaban menos de tres meses para el 28-A. "Luego ya veremos, según el resultado de las urnas", apostilló el asesor de Borrell.
El cónsul español llamó de inmediato a Cochrane, el interlocutor escocés de Costa, y que estaba preparando un correo para comunicarle la visita de los parlamentarios catalanes. "Me sorprendió enormemente que usted estuviese al tanto de la visita con tal rapidez, casi al mismo tiempo que yo", le confesó a Vecino.
El objetivo es prevenir cualquier ataque de la derecha hasta las elecciones por causa de los independentistas"
El director de relaciones internacionales del Parlamento escocés añadió que se trataba de una invitación para "todos" los partidos con representación en la Cámara autonómica y se comprometió a anular la visita "si solo venía una tendencia o partido", pero en Madrid no le creyeron pues sabían que Costa iría a Escocia con otros tres parlamentarios independentistas y alertaron al cónsul de las "consecuencias electorales" de un viaje de estas características a un mes escaso de los comicios.
"No tienes que perder nunca de vista que el objetivo es prevenir cualquier ataque de la derecha hasta las elecciones por causa de los independentistas", le aleccionó Romeu a Vecino, quien advirtió al asesor de Borrell que impedir una visita de todos los partidos catalanes con representación parlamentaria o, en su caso, "de diferentes tendencias", refiriéndose a constitucionalistas e independentistas, "podría considerarse contrario a la Constitución, puesto que se trataba de una actividad normal de los parlamentarios".
La solución que encontró la persona de máxima confianza de Borrell fue que trasladase a Cochrane que "lo que deseaba el Gobierno español no era la anulación de la visita de los parlamentarios catalanes, sino únicamente que se pospusiese hasta después de las elecciones".
El 28 de febrero, el cónsul invitó a Cochrane a su despacho y el responsable escocés le insistió en que su Parlamento "tomaría todas las medidas para evitar cualquier incidente durante la visita que pudiera ser ofensivo contra España", pero añadió que la misma no era ilegal.
Las presiones españolas para "neutralizar" la visita de Costa siguieron en las siguientes semanas hasta que Cochrane escribió al cónsul el 22 de marzo, a sólo cinco días de la fecha de la misma, para comunicarle que la misma se aplazaba "hasta después de la celebración de las elecciones en España".
La decisión del Parlamento escocés se adoptó con la unanimidad de todos los grupos, inclusive el SNP gubernamental, lo que supuso un "cambio de actitud" del partido más afín a las reclamaciones del secesionismo catalán, tal y como plasmó por escrito Vecino en un correo enviado al embajador en Londres, Carlos Bastarreche.
"Se confirma así la nueva opinión de estos partidos políticos con respecto a los secesionistas catalanes. (...) Su visión del problema catalán no coincidía con los hechos, sino con una pura intoxicación y deformación de la realidad, creada por la propaganda secesionista", advertía el cónsul español.
Aquella visita organizada por el vicepresidente del Parlamento catalán no fue el único quebradero de cabeza para la diplomacia española antes del 28-A. El 6 de marzo, Alexia Haramis, la directora de relaciones internacionales de la Cámara de Comercio de Edimburgo, le planteó al cónsul el deseo de las autoridades escocesas de "incrementar" los lazos económicos entre Escocia y España... con un primer viaje a Barcelona.
El diplomático español disuadió a Haramis de tal intento con la advertencia de que si la Cámara de Comercio de Edimburgo empezaba una gira empresarial por Barcelona, luego podría encontrar "dificultades" para ser recibida en otras cámaras de comercio españolas. La responsable escocesa accedió a las sugerencias de Vecino y aplazó sine die el viaje a Cataluña.
"Impide esa visita y cualquier otra"
Más grave para la diplomacia española fue otra iniciativa política que vino de la Generalitat catalana. La directora general de Comercio, Montserrat Vilalta, propuso el 22 de marzo a su contraparte escocesa una visita a Edimburgo encabezada por ella misma junto a una delegación de empresarios catalanes, tal y como advirtió el cónsul al embajador Bastarreche al día siguiente en el correo electrónico citado más arriba.
En ese punto terció Camilo Villarino, el jefe de Gabinete de Borrell, quien preguntó al cónsul si podía garantizar que los empresarios que fueran a Edimburgo no fuesen independentistas. La respuesta de Vecino fue muy clara: no podía confeccionar la lista de invitados. Es más, "no sabía ni quiénes irían". Tras ello, el cónsul recibió una orden tajante de la 'mano derecha' del ministro: "Pues para evitar sorpresas, impide esa visita y cualquier otra".
Al final, Vecino aprovechó el correo que había recibido ese mismo día de Cochrane, anunciándole que se posponía la visita del vicepresidente primero del Parlamento catalán, para convencer a la responsable de la Cámara de Comercio de Edimburgo de la inconveniencia de ese viaje que buscaba la Generalitat con empresarios catalanes. Haramis aceptó los argumentos del cónsul y la Generalitat se quedó sin su viaje político-empresarial a Escocia en vísperas de los comicios generales de abril.