No ha sido un suceso netamente nacionalista fruto de una verdadera aflicción identitaria, sino consecuencia de una crisis que en Europa dura ya demasiado, y para la cual los gobernantes europeos no han sabido, o no han querido, tomar las decisiones correctas, porque hacerlo llevaba aparejados costes demasiado elevados para ellos y sus partidos.

Los secesionistas ganan en Glasgow y en otros tres distritos, pero el 'no' acumula más del 55% de apoyos y saca más de diez puntos a los partidarios de separar la región del Reino Unido. En Edimburgo, la capital y segunda ciudad más poblada, el rechazo a la escisión ha superado el 60% de los votos. Altísima participación, del 84,5%.