El núcleo familiar se ha convertido en la última red de seguridad para muchos desempleados, que apelan a la solidaridad de sus progenitores para poder salir adelante en tiempos de crisis.
Si hace unos años era difícil encontrar plaza en residencias de ancianos, ahora mismo la situación es la contraria. La demanda baja y cada día se producen nuevas vacantes, ya que las familias optan por sacar a sus mayores de estos centros, para que sus pensiones contribuyan al sustento familiar. Un fenómeno que se repite más en el caso de las pensiones altas o de dependencia.
De esta forma, si en el año 2010 las personas mayores que ayudaban económicamente a sus familiares respresentaban un 15%, actualmente este porcentaje se ha disparado hasta el 40%, según un estudio presentado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP).
Asimismo, el porcentaje de mayores que reciben alguna ayuda económica de sus familiares ha descendido desde el 12,5% del año 2010 hasta el 7,5% de 2012, y es que, la estabilidad laboral y salarial de hoy en día deja mucho que desear frente a la que ofrecen las pensiones de jubilación.
"El abuelo ha pasado de figura amable a garante del nivel socioecónomico de la familia"
Los abuelos españoles se han volcado en la familia dejando de lado sus propias necesidades debido a la crisis económica, según explicaba a Europa Press el coordinador del 'Proyecto Madurez Vital' de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), José de las Heras Gayo, con motivo del Día de los Abuelos (26 de julio).
"Hoy en día el abuelo ya no es algo amable sino una necesidad para mantener el nivel socioecónomico de la familia, sobre todo, entre las clases medias", afirmaba. "El más débil ayuda al más fuerte cuando tendría que ser al revés", concluye.
Los jóvenes emancipados también regresan a casa de sus padres
La pauta de emancipación de los jóvenes españoles siempre ha discurrido alejada a la del resto de países europeos, y con la crisis esta tendencia se ha distanciado aún más, según un estudio de la Obra Social 'La Caixa' sobre 'La transición de los jóvenes a la edad adulta'.
La edad media para salir del hogar familiar se sitúa en España en los 29 años, frente a otros países como Finlandia, donde la media es de 23 años. Los motivos para que se produzca también son distintos, ya que los españoles suelen asociar este cambio con la vida en pareja o la llegada de hijos.
Este estudio también confirma el papel protagonista de las familias a la hora de evitar la exclusión social de sus miembros más jóvenes: cuando por causas como el desempleo o la precariedad laboral no pueden hacer frente al pago de hipotecas, se ven obligados a volver con los padres.
Las cifras lo confirman. Si en 2007 el 44,8% de los jóvenes españoles entre 16 y 34 años vivían emancipados, en 2011 este cifra bajó al 44,1%. Asimismo, los hogares encabezados por jóvenes han pasado del 16,4% en el año 2008 al 14,5% en 2011.
Tanto en el caso de los ancianos como en el de los jóvenes, la crisis económica parece poner a prueba la solidez y armonía de los lazos familiares en muchos hogares españoles, que tras años de bonanza en los que han llevado vidas separadas, deben volver a convivir bajo un mismo techo.