Quizá no debiera enterarse Mark Rutte, el nuevo malo de la película, de que las televisiones públicas españolas disponen cada año de alrededor de 2.000 millones de euros para gastar en lo que deseen

La cadena pública catalana no ha programado ningún contenido específico sobre los casos de corrupción política, fraude y evasión de impuestos que son motivo de procesos judiciales