Ahora que Francia y Reino Unido hacen tímidos amagos de intervenir militarmente en Siria para frenar la llegada masiva de inmigrantes a Europa, el problema de raíz, el régimen de al Asad y la guerra contra los rebeldes, parece preocupar a Occidente, hasta ahora impasible. "Llevamos más de tres años advirtiendo del caldo de cultivo del radicalismo en la región", se quejan los expertos.