La caída de los precios del petróleo ha puesto patas arriba la economía de Arabia Saudí, un mercado que ha seducido a grandes empresas españolas, hasta el punto de que el Gobierno local ha paralizado hasta nueva orden las inversiones previstas. Qatar, con presencia en el capital de compañías como Iberdrola, IAG y Colonial, ha empezado a desinvertir para tratar de solventar el agujero generado por el desplome de Volkswagen, de la que es el tercer accionista.