Cuéntame es una serie maravillosa. Veintiuna temporadas la contemplan. Está en la historia de la televisión y ha trascendido hasta convertirse incluso en una herramienta que se antoja obligatoria para todo aquel que quiera hacer memoria visual de la Transición. Tan relevantes son sus personajes que este jueves la muerte en la ficción de uno de ellos, Antonio Alcántara, interpretado por Imanol Arias, provocaba las lágrimas de miles de espectadores en toda España y, de paso, la ya tradicional polémica en Twitter por cualquier cosa posible.
La secuencia del final de Alcántara, por cierto grabada con un evidente homenaje al fallecimiento de Michael Corleone, simboliza quizás mejor que cualquier otro comentario el imparable y bello declive de la serie. Los datos de audiencia son los peores en su prolija historia. El público parece dar muestras de cansancio. Resulta lógico porque todo, también en la televisión, tiene que terminar a tiempo. Parece que la próxima temporada será la última.
Resulta cuanto menos sorprendente, por no decir preocupante, que una serie como Cuéntame consiga concitar ante el televisor a poco más de un tercio de la gente que elige Supervivientes
Ya que estamos hablando del maldito share, resulta cuanto menos sorprendente, por no decir preocupante, que una serie como Cuéntame consiga concitar ante el televisor a poco más de un tercio de la gente que elige Supervivientes. Concretamente, 9,5% frente al 26,3%. Estremecedor dato que será mejor no analizar otra vez para no enloquecer.
Una de las principales virtudes de Cuéntame es precisamente la fuerza de sus personajes, construidos a su vez gracias a formidables interpretaciones. La ambientación y el vestuario nos retrotraían a un pasado reciente mejor que cualquier serie documental sobre la época. Y en todo ello la clave radica, por supuesto, en los acertados guiones de esta serie. Sí, incluyen algunos tópicos y no son perfectos desde el punto de vista histórico, entre otras cosas porque es imposible que lo sean, pero sin duda alguna están muy por encima de la media.
Pocos premios le han dado a esta serie para los que merece. Porque en pocas ocasiones ocurre que la ficción y la memoria de la realidad se entrelazan como en este caso. ¿Cuántas personas han visto la serie con sus padres y abuelos y han preguntado si las cosas eran así? ¿Cuántos de nuestros mayores se han emocionado al verla porque hurgaba en los pasadizos más recónditos de su mente?
Quizás hayan sido demasiadas temporadas. Pero con esta serie te ocurre que puedes dejarla un tiempo y cuando vuelves, aunque sea como en este caso para averiguar quién iba a morir porque la campaña publicitaria de TVE funcionó, todo tiene sentido otra vez. De alguna manera, todos hemos estado enganchados durante un tiempo a Cuéntame. Su final se acerca pero ha merecido la pena.
La muerte de Alcántara, como la de toda la serie, es ya inolvidable. Gracias a sus hacedores.