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Los beneficios de Sanofi caen un 35% arrastrados por la crisis de la ranitidina

Tras ser obligado a retirar del mercado uno de sus medicamentos contra la úlcera por la presencia de unas impurezas posiblemente carcinógenas, el grupo farmacéutico registró pérdidas de hasta 10 millones en el último trimestre

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Sanofi no ha tenido un buen año. El gigante farmacéutico francés ganó 2.806 millones de euros de beneficio en 2019, lo que supone una caída del 34,8% respecto al año anterior, arrastrada por una alerta internacional que le obligó a retirar uno de sus medicamentos a finales del año pasado. 

De hecho, la farmacéutica registró pérdidas por un valor de 10 millones de euros durante los últimos tres meses de 2019. Estos resultados contrastan radicalmente con los del mismo periodo de 2018, cuando obtuvo más de 254 millones de euros de beneficio. Esta caída en los ingresos se debe principalmente a la pérdida de valor que registró Zantac: 169 millones de depreciación.

En octubre del año pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) lanzó un comunicado a nivel mundial en el que informaba de la presencia de una impureza posiblemente carcinógena en todos aquellos medicamentos que incluyesen ranitidina, un compuesto utilizado para tratar las úlceras de estómago y la acidez.

En particular, se había identificado la presencia de nitrosaminas, una impureza que se desarrolló de manera accidental durante el proceso de fabricación de los medicamentos y que es considerada cancerígena por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), un organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Retirada mundial 

Tanto la agencia norteamericana como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) retiraron de manera inmediata hasta 16 medicamentos que contenían dicho compuesto. También se paralizó su fabricación, como es el caso del Zantac.

Sanofi no es el fabricante original de Zantac, sino que sólo tiene los derechos para su distribución en Estados Unidos y Canadá. El laboratorio británico GSK es el responsable de desarrollar el medicamento y lo vende en toda la Unión Europea. Al contrario de lo que le ha ocurrido a Sanofi, apenas ha notado sus efectos en sus cuentas. En 2019 ganó un 28% más.

Llaman la atención lo negativo de los resultados del gigante farmacéutico si tenemos en cuenta de que uno de sus productos estrella, el Dupixent -un tratamiento dermatológico contra el eccema que sacó a la venta recientemente- ha disparado sus ventas hasta un 22%. Según las estimaciones de la propia compañía, esperan poder obtener hasta 10.000 millones al año, lo que le convertiría en uno de los medicamentos más vendidos de la historia.

Por el contrario, su tratamiento contra la hemofilia, Eloctate, uno de sus medicamentos más conocidos, también ha sufrido una pérdida de valor importante: más de 1.200 millones menos. Sanofi se hizo con este medicamento a principios de 2018, tras comprárselo a Bioveractiv por más de 11 millones de dólares. Las ventas han sido mucho inferiores de lo que se espera, motivadas por la competencia inesperada que ha supuesto un fármaco lanzado por Roche.

En sus resultados también han tenido un peso importante la carga de amortización registrada durante el último año, debido al ajuste de cuentas que han tenido las adquisiciones de otras compañías y fármacos, como es el caso de Genzyme (727 millones de euros), Bioverativ (488 millones), Boehringer Ingelheim (240 millones) y Aventis (197 millones).

Imputada por las malformaciones que causó su antiepiléptico 

Sus presupuestos no son el único frente abierto que tiene la farmacéutica. Esta misma semana, la compañía anunciaba que ha sido imputada por la justicia francesa en relación con las malformaciones congénitas que se atribuyen al antiepiléptico Dépakine, sobre el que diferentes estudios han puesto en evidencia los riesgos para el feto.

En un comunicado, la farmacéutica ha explicado que ha sido acusada de "engaño agravado" y "lesiones involuntarias" por comercializar este medicamento, que lleva en el mercado desde 1967.  La justicia francesa investiga desde 2016 si el medicamento, prescrito a personas con epilepsia y con problemas de bipolaridad, se recetó sin advertencias explícitas a mujeres embarazadas pese a los riesgos conocidos que tenía para el feto.

En el origen de esa investigación estuvo una Asociación de Niños con Síndrome de Anticonvulsivo (Apesac), que coopera con familias de afectados, que en un comunicado emitido tras el anuncio de la acusación subrayó que hubo "decenas de miles de víctimas envenenadas y más de un centenar de muertos".

La agencia francesa del medicamento (ANSM) ha estimado que el Dépakine y sus derivados han causado, desde que salieron al mercado, malformaciones congénitas graves a entre 2.150 y 4.100 niños en Francia. En nuestro país, se ha admitido a trámite una demanda por lo mismo, que todavía sigue en curso. Durante la rueda de prensa en la que ha presentado sus resultados en París, el consejero delegado de la compañía, Paul Hudson, ha preferido no hacer declaraciones. 

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