Opinión

¡Condenadooo, condenadooo!

Un juez apunta la necesidad de investigar al presidente. "Mafioso, tirano, estalinista", le llama Ayuso. Van con todas contra Sánchez y alrededores

  • A Pedro Sánchez se le van cerrando las puertas -

"Condenadaaa, condenadaaa". Como una loquita furibunda se plantó Cristina Kirchner en la cadena nacional de televisión al conocer que le habían caído seis años de prisión e inhabilitación perpetua por un delito de administración fraudulena. O sea, por afanar más de mil millones de dólares al erario. "La mafia judicial", "el partido de los jueces", "el Estado paralelo", clamaba la Madame K. de la Pampa en aquella primavera austral de hace dos años. También Pedro Sánchez saltó iracundo desde Bruselas para defender a su Fiscal General, imputado en el Supremo por presunta revelación de secretos. "Ha hecho su trabajo, lo que debía hacer, perseguir al delincuente y combatir los bulos", dictó el presidente su particular sentencia. Luego se enfangó en severas falsedades contra Isabel Díaz Ayuso, su sublime obsesión. 

"Roban pero hacen", recita la militancia peronista cada vez que entega la papeleta en la urna. Lo de "robar" en el Cono Sur no es reprochable. Allí le dicen la 'viveza criolla'. El que no afana es un gil

Sánchez y Kirchner exhiben similares tics totalitarios, usos despóticos y un carácter destemplado cuando se les atraganta la Justicia. Comparten también esa forma de hacer política en la que la verdad no existe, el sol brilla de noche, los magistrados son fachas y robar no es reprochable si es por el bien propio. Desvirtúan la realidad, incumplen sus promesas, falsean todo a su conveniencia con ese desparpajo de quien se piensa impune. Descreen de la democracia, no respetan la división de poderes, se cachondean de las libertades civiles, del derecho a disentir, a expresarse, incluso a pensar, abominan del estado de derecho y de la igualdad entre los ciudadanos. A Madame K. esta singular manera de ejercer el poder le funcionó tres mandatos. Ahora está fuera aunque quiere volver. A Sánchez no le va mal. Ya lleva seis años camino de los nueve. La de allá vencía en las urnas y el de acá, en el Congreso, atendiendo a la extorsión permanente de sus socios. La peronista gozaba de una fórmula mágica, que patentó el generalote fundador y consagró su esposa, Evita, con la contundencia de un designio divino. "Roban pero hacen", es el mantra con el que la militancia peronista se acerca a las urnas y vota religiosamente a los candidatos de la mafia. Lo de "robar" en el Cono Sur no es del todo reprochable. Le dicen la 'viveza criolla'. El que no afana es un gil, Discépolo y eso. Aquí tampoco está mal visto, es la legendaria picaresca española, ahí Pujol, confeso universal y ni un minuto en el juzgado. Ahí los EREs, 600 millones de pillaje de las ayudas para el desempleo y sus responsables, dos presidentes autonómicos y del PSOE, ni un segundo entre rejas. Sólo le fue mal a Rajoy (sin recurrir al hurto él propiamente, sino unos ganapanes pijeras) porque se durmió, valga la redundancia, y un juez tramposo coló en la sentencia Gurtel una morcilla de rondón y se lo llevó por delante.

En verdad el peronismo -más que una ideología, un 'género literario' como dice Fernández Díaz (el escritor)- apenas ha 'hecho' algo por su país salvo replicar las consignas de los populismos, prometer lo imposible y repartir dádivas, limosnas y paguitas a un votante acrítico, borreguil y cautivo. El 56 por ciento de la población argentina se encontraba bajo el umbral de la pobreza al momento de llegar Milei a la Casa Rosada, en diciembre pasado. Siete de cada diez niños no hacía más que una comida al día. Una caterva de sindiclaistas gangsteriles, cuyos líderes retozan en el lujo y llevan cuarenta años al frente de sus turbas, mantienen el orden en la calle u organizan la dios, según toque. Desde sus esplendorosas mansiones, sus fortunones en Miami y su ejército de matones y canallas crecidos en la doctrina cuchillera, no han permitido que un presidente ajeno al justicialismo concluya jamás su mandato, salvo el reciente Macri, que era inofensivo.

Juventud hacinada 

El PSOE también roba (se está viendo, saqueos por doquier) y apenas hace algo por la prosperidad del prójimo. Incumple sus promesas, desatiende sus compromisos y no es capaz de ofrecer un resultado que no aparezca en números rojos. Hacía aquí Gorriarán un somero y esclarecedor vistazo a este sexenio de pesadilla, con notables retrocesos en todos los sectores y avisos de peligro en muchos otros. Si el 13,3 por ciento de los jóvenes vive en estado de hacinamiento, sin vivienda ni un salario lustroso, poco se entiende a qué brama tanto la pastorcilla Isabel Rodríguez, ministra del ramo, cuando le da por chantajear a las regiones que no obedecen sus atrabiliarias órdenes. La inversión extranjera ha caído a la mitad en cuatro años, seguimos triunfalmente a la cabeza del paro, a la cola de nacimientos, en la cúspide de la presión fiscal, batimos récords de deuda, gasto y empleo público y nos hundimos en los niveles de productividad. Segundo país de la UE en pobreza infantil detrás de Rumania. Como decía el miércoles en el Congreso Jaime de los Santos, diputado del PP: "Ya que no van a dejar de mentir, al menos dejen de robar". 

Tirano y caradura

Un Gobierno integrado por 22 semovientes de tan notoria ineptitud que limitarse a no hacer nada resulta casi loable, apenas ha conseguido redondear un sólo acierto en este año de legislatura. Ni siquiera le ha apañado la amnistía al forajido de Waterloo, que se la pasa bramando y tocándole las narices al grupo parlamentario del progreso. Sánchez está bloqueado por varios de sus socios que le infligen estruendosas trompadas parlamentarias hasta ahora nunca vistas. Y las que vendrán. Ha sacado de milagro la ley para los enfermos de ELA y tiene en lista de espera casi medio centenar de propuestas que posiblemente no vean jamás la luz. Los presupuestos, entre otras nimiedades. Ya ha perdido 39 votaciones en un Hemiciclo en el que antes jugaba como en casa. Ahora es un suplicio del que huye en cuanto puede. Pasa menos minutos en el escaño que Óscar Puente frente a un libro. Nigún jefe del Gobierno le ha hecho tanto daño a este país y a sus instituciones. Tiene a su esposa, a su hermano, a su fiscal general, al gurú de Begoña, imputados. Doce ministerios tocados por la trama de las mascarillas; su presidenta de las Cortes, en puertas; su ministro de la Memoria, a dos minutos, y el que puede hacerlo estallar todo, el gran trujamán de los bussines, ese Aldama, entre rejas y con ganas de largar.

El narciso arborescente alivia sus tensiones vociferando contra Ayuso, quien le devuelve con sutileza las puñadas. "Mafioso, estalinista, tirano, caradura", le piropeaba desde la Asamblea madrileña este jueves, para celebrar su cumpleaños (46). Los remilguillos de Génova botaron en su asiento. ¡Válgame Dios!, ¿qué grita esa mujer? Sonaba a lo de Woody Allen a Diane Keaton en Manhattan: "¿Pero qué hace una tipa de Radcliffe burlándose de Scott Fitzgerald?"

Este viernes, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid rechazó por unanimidad, y con cajas destempladas, la querella interpuesta por la abogacía del Estado (de Sánchez mismamente) contra el juez Peinado por haber osado interrogarle en persona, a título de testigo, por los trapicheos de la doña imputada. En un voto particular, uno de los miembros del tribunal defiende incluso la necesidad de 'investigar' al presidente 'por abuso de derecho'. Como un eco llegado de ultramar, ya se resuena en La Moncloa un gritito que espanta: "Condenadoooo, condenadoooo".

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