Retorna al despacho Susana Díaz tras su periodo vacacional. Muda y casi transparente ha permanecido durante cuatro largas semanas en las que la lideresa andaluza se ha apeado de todo protagonismo sobre el embrollo de la investidura. Dijo a finales de junio que “el PSOE tiene que ir a la oposición y, desde allí, fiscalizar al gobierno”. Alentó voces críticas a Pedro Sánchez, recibió a barones distantes de Ferraz, protagonizó reuniones, cenas y encuentros privados. Hasta que echó el freno y optó por difuminarse en la polémica del ‘frente de Madrid’.
En Génova se pensó en ella, tiempo atrás, como el elemento ’desatascador’ que haría mudar a Sánchez de postura. “Una abstención no es un apoyo”, se escuchó por entonces a alguno de sus más estrechos colaboradores. Por prudencia o falta de audacia, la ‘lideresa’ optó por desistir y bajarse en marcha de ese pulso al secretario general de su partido. Gran decepción entre muchos de sus seguidores y entre el nutrido equipo de fervientes enemigos de Sánchez. Cierta desilusión también en el PP, que perdía un posible ariete, un aliado indirecto para hacer salir a Sánchez de su cueva.
Por prudencia o falta de audacia, la ‘lideresa’ optó por desistir y bajarse en marcha de ese pulso a Sánchez. Gran decepción entre sus seguidores y los enemigos del líder del PSOE
“Susana Díaz se ha sumado, con su silencio, a quienes obstaculizan la formación de gobierno”, declaró Juanma Moreno, líder del PP andaluz, como saludo de acogida a la presidenta a la vuelta de su reposo estival. “Su pasividad le hace cómplice de Sánchez, gran culpable de que tengamos que ir a nuevas elecciones”, señaló Antonio Martín, coordinador político de los populares en la región. El fuego graneado desde las filas populares sobre la presidente de la Junta ha protagonizado estas veinticuatro horas previas a la apertura del curso político.
La sultana no quiere líos
Díaz, por ahora, no quiere líos. Va a resistir las presiones del PP y las sugerencias de algunos barones de su cuerda. No moverá un dedo en la polémica de la investidura. Es un sapo que tiene que tragarse Sánchez, en un sentido o en otro. Tarde o temprano, el PSOE tendrá que celebrar un congreso y ese será su momento. El jefe de filas socialista tiene cerrada la vía a la formación de un gobierno de izquierdas. Tampoco permitirá la investidura de Rajoy. Una callejón sin salida que Díaz pretende contemplar desde la barrera.
Tarde o temprano, el PSOE tendrá que celebrar un congreso y ese será su momento. El jefe de filas socialista tiene cerrada la vía a la formación de un gobierno de izquierdas
El PP va a intentar que cambie de actitud, va a pretender reactivarla, en especial si se perfila la posibilidad de una segunda investidura después de las elecciones vascas y gallegas. Sánchez saldrá debilitado de ambos comicios. Será llegado el momento de intentarlo. Nadie piensa ahora mismo en una abstención del PSOE, salvo sorpresas o cataclismos. Susana Díaz podría colaborar en este empeño, piensan en el PP. Lo van a intentar. Operación desgaste. “La lideresa no puede irse de rositas”, señalan estas fuentes. Algunas versiones del PP piensan que, tras las elecciones vascas, alguien en el PSOE podría promover la celebración de un comité federal que permita el desbloqueo. La opción que defienden desde Felipe González y Alfonso Guerra a buena parte de los votantes socialistas. Sin darle tiempo a que se siente de nuevo en su despacho, la campaña de presión sobre Díaz ya ha empezado.
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