España

Rajoy se da de bruces contra el pavor de Rivera a ser engullido por el PP

Ciudadanos está más lejos de votar 'sí' que el PSOE de irse a la abstención. En Génova piensan que Rivera tiene pavor a acercarse al PP por miedo a resultar engullido. Este fin de semana será clave para los acuerdos.

  • Albert Rivera y Mariano Rajoy, durante su reunión del pasado martes en el Congreso.

Alguien en el Partido Popular lo ha bautizado irónicamente como 'Operación: el sí de los niños’. Su objetivo clave es lograr que Ciudadanos vire desde su actual abstención hacia un ‘sí’ a la investidura de Mariano Rajoy. Una misión más difícil que conseguir la propia abstención del PSOE, según cuentan voces muy autorizadas de Génova.

El PP considera que el imprescindible cambio de posición de Albert Rivera va a ser una batalla más dura de lo inicialmente pudiera parecer. Por dos razones. Ciudadanos tiene auténtico pavor a aparecer como la ‘muleta’ del PP por el riesgo a ser engullido, laminado. En segundo lugar, el partido naranja acaba de mover ficha, ha pasado del ‘no’ radical e intemperante a Rajoy a una razonada e incómoda abstención. Una decisión difícil, adoptada tras una improvisada reunión de la cúpula. Otro cambio, tan notable en tan breve tiempo, puede erosionar su credibilidad de cara su militancia y sus votantes. “Ahora le toca a Rajoy seducir al PSOE”, dijo Rivera. “Nosotros ya hemos seducido al electorado”, le respondió Sáenz de Santamaría.

Una postura flexible

Desde las filas socialistas ya se han emitido señales, en las últimas horas, de que su postura de rechazo frontal a permitir la investidura de Rajoy es de naturaleza flexible. “A día de hoy” es la frase de la semana y deja traslucir un posible cambio de actitud en el líder del PSOE, que asumiría personalmente asumir ese sacrificio en aras de facilitar el desbloqueo institucional. Los dirigentes del PP que conversan con miembros de la dirección socialista advierten que 'algo se mueve en Ferraz'. Estas fuentes señalan que Pedro Sánchez está ahora más cerca de la abstención que del ‘no’, en la línea de lo que deslizó en su hermética y críptica rueda de prensa del miércoles: “El PSOE formará parte de la solución”. Piden que el PP llegue a la investidura con algo más que sus 137 diputados para justificar su cambio de criterio. Y ahí aparece Ciudadanos, pieza clave para salir del laberinto.

Sánchez está ahora más cerca de la abstención que del ‘no’, en la línea de lo que deslizó el miércoles: “El PSOE formará parte de la solución”, afirman fuentes del PP

El secretario general socialista abrió su intervención, tras el encuentro que mantuvo con Rajoy, con una frase que pasó algo inadvertida. Recordó que ese mismo día se cumplían dos años de ser elegido por el voto “libre, directo y secreto” de la militancia. Un mensaje a las presiones de sus barones. Dar el paso hacia la abstención implicaría la reivindicación de su liderazgo, una medida que potenciaría su imagen, siempre discutida, de político responsable, comprometido con los intereses nacionales y del partido más que los suyos propios. Es el Sánchez que quiere Felipe González, y así se lo ha dicho en un reciente encuentro. José Enrique Serrano, quien fuera su jefe de Gabinete y actúa ahora de asesor de Sánchez, declaró el jueves que "si en los próximos días cambia el panorama, quizás Rajoy ya esté en condiciones de alcanzar esa investidura". Todo está abierto. 

El PP desarrolla ahora una actividad intensa para ablandar las posiciones de Ciudadanos. El tremendo zarpazo terrorista de Niza ha aliviado del foco mediático al baile de los pactos. Hay en curso conversaciones discretas con representantes de la ‘fuerza naranja’ y hasta se comenta que Rajoy ha hablado telefónicamente con Rivera en varias ocasiones. Dato que no confirman ninguna de las partes. "Tenemos margen para hablar y consensuar", explicó la vicepresidenta del Gobierno este viernes. Y volvió a meter presión en la jugada: "Una investidura fallida es un paso más hacia las elecciones".

Cesiones y puntos en común

Aceptar reformas reclamadas por Ciudadanos, como la ley electoral, la laboral o la de la Justicia y Educación, despejar de elementos conflictivos al futuro gobierno, presencia en la Mesa del Congreso… son algunos puntos que están sobre la mesa para alcanzar acuerdos. Rivera se siente muy incómodo, apuntan en fuentes de los populares. Su pretensión de que los protagonistas de la película han de ser PP y PSOE no está dando resultado. De ahí las suspicacias y esa actitud intransigente.

Aceptar reformas reclamadas por C's, como la ley electoral, la laboral o la de la Justicia y Educación son algunos puntos que están sobre la mesa para alcanzar acuerdos

Pablo Casado y Javier Maroto, dos activos vicesecretarios generales del PP, mantienen buenas relaciones con Ciudadanos. En especial el primero. Ambos se han afanado en los últimos días en lanzar mensajes amables y constructivos para tender puentes. Las tensiones y fricciones de la campaña electoral deben quedar atrás, llegó a decir Rajoy. A mí me han dicho muchas cosas y yo también las he dicho, pero eso ahora ya no cuenta, reconoció el líder de los populares en declaración pública.

Este fin de semana habrá contactos para negociar la Mesa de la Cámara. El lunes se anunciarán los resultados. Puede haber intercambio de favores y, según cual sea el resultado, podrá palparse si las negociaciones han avanzado o sigue todo empantanado.

Los consejos del Rey

En algunos círculos, del ámbito empresarial, muy inquietos ante el eterno impasse, confían también en el efecto disuasorio que ejerza la audiencia que habrán de celebrar el líder de Ciudadanos con Felipe VI, dentro de la ronda que se abrirá en Palacio tras la constitución de las Cortes. El Monarca se entiende bien con Rivera. Cualquier cosa menos volver a las elecciones y eso pasa ineludiblemente por “el sí de los niños”.

No quiere Rivera pasar por el líder de un partido bisagra, el complemento clave que facilite una gobernabilidad. Pero el papel que ahora pretende asumir, según le trasladan voces desde dentro de u propia formación, es más complicado. Actuar desde la oposición, votando unas veces con el PP y otras junto a PSOE y Podemos, puede funcionar en Madrid o Sevilla. Pero la política nacional es otra cosa. “Corre el riesgo de diluirse como el CDS o UPyD”, comentan las mencionadas fuentes. De ahí las dudas de Ciudadanos. De ahí el pavor que tiene a servir de lubricante para la investidura de Rajoy. Buena parte de su futuro está en juego.

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