España

Fuertes presiones en el PSOE para que Pedro Sánchez radicalice su programa económico

A pesar de su experiencia, a Jordi Sevilla no le está resultando nada fácil redactar el programa económico con el que su partido concurrirá a las elecciones. Pedro Sánchez media entre quienes buscan radicalizar la oferta electoral y quienes se oponen a ello.

  • Jordi Sevilla junto a Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez fichó al exministro Jordi Sevilla para calmar a banqueros y empresarios, prometiéndoles que el PSOE, en caso de ganar las elecciones, no tumbará las reformas que han sacado a España de la crisis. Por eso sería un contrasentido que ahora aceptara un programa económico que defendiera lo contrario. Preservar esta coherencia no le está resultando nada fácil a Sevilla pues en la redacción de la oferta electoral han empezado a aflorar las tensiones entre quienes defienden propuestas cercanas a Podemos y quienes opinan que hay que centrar los mensajes, entre otras razones porque no habrá demasiado margen de maniobra en la próxima legislatura para tirar la casa por la ventana.

A Jordi Sevilla le preocupa la sintonía que Pedro Sánchez quiere tener en el programa electoral con las bases del partido

Según fuentes socialistas, este es el fondo del problema que ha surgido en la redacción del programa económico y el que está obligando a Pedro Sánchez a convertirse en árbitro de los dos bandos. El propio Jordi Sevilla comenta en privado a quien le quiera escuchar que está preocupado por la creciente tendencia del líder socialista a sintonizar con las bases del partido, las que a fin de cuentas le eligieron como secretario general, mucho más echadas al monte que sus cuadros intermedios y sus actuales dirigentes.

Uno de los capítulos que está resultando más controvertido en la redacción del programa es el de la reforma laboral. La responsable de Empleo de la ejecutiva, Maria Luz Rodríguez, amiga personal de Pedro Sánchez, defiende la derogación del actual Estatuto de los Trabajadores y volver a una regulación muy parecida a la de antes de la crisis que incorpore, entre otras medidas, un solo contrato temporal, un nuevo régimen para los trabajadores autónomos y los ocupados en las subcontratas y mayor poder para las secciones sindicales en las empresas. En parte, su discurso lo ha comprado también el líder socialista, aunque sin entrar en detalles. En cambio, Jordi Sevilla, altamente sensible a la preocupación de los empresarios, ha propuesto limitar los cambios a las lagunas legales que han dejado en evidencia algunas sentencias judiciales, sin desbaratar del todo la última reforma laboral del PP y, mucho menos aún, la que aprobó el Gobierno de Zapatero en 2011.

El líder del PSOE da una de cal y otra de arena para no quedar mal con ninguno de los dos bandos

En la oferta electoral socialista tampoco está siendo fácil cuadrar en qué queda la reforma del artículo de la Constitución que garantiza la estabilidad presupuestaria. Jordi Sevilla, según fuentes de Ferraz, tiene claro que hay que preservar el compromiso de reducir el déficit público, de hecho es partidario de acabar la próxima legislatura en el 1% del PIB, al mismo tiempo que Pedro Sánchez ha dejado claro que las comunidades autónomas en las que gobierna o influye el PSOE, ocho en total, estarán exoneradas de respetar los objetivos pactados con Bruselas por el Gobierno de Mariano Rajoy. Este desencuentro anticipa que, en caso de ganar el PSOE las próximas elecciones y poder gobernar, intentará cambiar estos objetivos de déficit reabriendo la negociación con la Comisión Europea.

 ¿Cómo arbitra Pedro Sánchez esta división de opiniones en su partido? Pues fuentes de su equipo lo resumen gráficamente: “Dando una de cal y otra de arena…”. Para disfrazar tanta ambigüedad, defecto que también se dejará notar en el capítulo territorial, el PSOE ultima media docena de propuestas a las que otorga un considerable tirón popular.

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