España

¿Soraya o Cospedal? Primeros codazos en el PP por el segundo puesto en las listas por Madrid

¿Será Soraya o Cospedal? Ya se hacen cábalas y apuestas en el PP sobre quien irá de número dos en las generales de diciembre. En 2011 fué Sáenz de Santamaría. Ahora emerge la figura de María Dolores Cospedal, desplazada de la presidencia de Castilla la Mancha.

  • El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto a la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

Es prematuro y contraproducente. No quiere Mariano Rajoy que se hable de las listas a las generales hasta superado el espinoso trance de las elecciones catalanas. Pero en el PP ya se escuchan ecos espesos de pisotones, zancadillas y codazos. Se hacen cábalas, apuestas y, naturalmente, hay quien busca su hueco y su sitio. La tradicional banda sonora en los partidos en cuanto las urnas asoman por el horizonte.

Uno de los puestos más codiciados es el del número dos por Madrid, por lo que representa aparecer detrás del líder del PP. Lo fue Sáenz de Santamaría en la última contienda de las generales. Cabe pensar que no habrá cambios. Hay sin embargo gente del partido y en el Gobierno que detesta a la vicepresidenta y que amaga con moverle la silla. El llamado G7, los ministros más próximos al presidente, con García-Margallo y Fernández Díaz a la cabeza, figuran entre los menos entusiastas con Sáenz de Santamaría. También Rajoy ha perdido confianza en su eterna asistente y colaboradora. 

Surge ahora la figura de Cospedal, derrotada en su feudo castellano-manchego y arrinconada en Génova. La secretaria general asumió sin problemas la llegada al vértice PP de Jorge Moragas y los cuatro jóvenes secretarios generales, que han ocupado todos los resortes del poder. Afectada y casi conmocionada tras su desastre electoral, Cospedal se mantuvo en un prudente segundo plano cuando Rajoy decidió los cambios en el vértice de Génova.

Recuperación súbita

Poco a poco, la secretaria general se ha ido recomponiendo, ha retomado cierto protagonismo, conduce el comité de dirección del partido en ausencia de Rajoy, participa en forma muy intensa en la campaña de las catalanas, mantiene contactos frecuentes con los grupos parlamentarios y ha reaparecido en alguna rueda de prensa. Del silencio total ha pasado a una leve reactivación. Sabe que seguirá en su puesto al menos hasta las generales, cuando se celebre el Congreso del PP en el que se renovará toda la cúpula nacional ahora pendiente de los naturales relevos. Será llegada la hora del adiós a la dirección del partido. Y para entonces, ya tendrá que haberse hecho un hueco al sol.

La lealtad de años

Cospedal goza de muy buen cartel entre los suyos, aunque algunos barones, ya jubilados o casi, le pusieron la proa tras las sucesivas derrotas electorales que han sufrido desde las europeas. Nada ha dicho la secretaria general de sus intenciones, tan sólo ha mostrado su actitud de lealtad absoluta hacia el presidente, como siempre ha hecho. Circula la especie de que quiere ser diputada y de que, en lugar de encabezar la lista por Toledo, como parecería lo razonable, intentaría situarse en la de Madrid, inmediatamente detrás de Rajoy. Un puesto que nadie duda de que le corresponde a Sáenz de Santamaria. En este juego de intrigas de pasillo ya quieren mandar a la vicepresidenta rumbo a las listas de Valladolid, su lugar de origen. Una posibilidad casi impensable. Las protagonistas de la pugna nada dicen, aunque mueven peones. Hay espontáneos voluntariosos que ya se dedican a agitar la disputa.

Los ministros más 'marianistas' ya no disimulan su aversión por 'la vice'. García-Margallo es quizás quien actúa en forma menos prudente al mostrar su criterio. El embrollo en torno al debate en la televisión de Godó, grande de España, del titular de Exteriores frente a Oriol Junqueras, líder de ERC, ha sido un tremendo bofetón a Santamaría, que se había mostrado abiertamente en contra de esta iniciativa. Cospedal, en este caso, hizo causa común con la vicepresidenta. Pero ganó Margallo, el viejo amigo del jefe.

Disputas y conflictos

El presidente, muy en su línea, nada ha dicho y nada quiere saber aún sobre las listas. Le enervan estas disputas por puestos y cargos y ha exigido a partido y Gobierno que se centren en Cataluña, donde tanto se juega el futuro de España. Una baza que actúa en contra de Cospedal, caso de que aspire a dar el salto a Madrid, es su rechazo a ocupar el ministerio que le ofreció el presidente tras su derrota en las autonómicas. Esos gestos no le entusiasman a Rajoy, quien, pese a todo, mantiene una relación de particular deferencia con su número dos en el partido por su firmeza en todo el escándalo Bárcenas. Cospedal es la única que dio la cara por el presidente en una batalla en la que resultó malherida. El resto del partido, Javier Arenas incluido, miró hacia otro lado.

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