El Gobierno no descarta una gran coalición tras las elecciones legislativas alemanas del 22 de septiembre próximo, consulta de la que está pendiente toda Europa por lo que pueda suponer para desatascar el camino hacia las políticas de estímulo económico. No sería la primera vez que los conservadores y socialistas alemanes pactan un gobierno de coalición, lo que en estos momentos podría redundar en beneficio de la postura de España, como lo fue en su momento la salida de Nicolás Sarkozy del Elíseo para ser sustituido por el socialista François Hollande con quien Rajoy ha tejido una especie de nueva entente. Moncloa da por descontada la victoria de la actual canciller, sobre todo tras las inundaciones del sureste del país y su compromiso de aportar 100 millones de euros para recuperar las zonas devastadas, algo, por cierto, mimético a lo ocurrido en 2002, cuando el socialista Gerhard Schröder se recuperó de sus maltrechas expectativas electorales enfundándose también las botas de goma tras otras inundaciones en la misma zona del país.
Con unos sondeos en los que se da por seguro el hundimiento electoral de sus actuales socios de gobierno, los liberales del FDP, y la más que improbable alianza entre la CDU y Los Verdes, sólo quedan los socialdemócratas del SPD con los que volver a reproducir la "gran coalición" del año 2005, aunque las encuestas sobre intención de voto no vaticinan buenos resultados al socialista Peer Steinbrück. Tampoco es que el SPD comulgue con buena parte de los postulados de España ante una ciudadanía convencida de ser la pagana de los supuestos excesos del Sur. Se opone a los eurobonos o a las ayudas directas a la banca, pero sí hay coincidencia en la necesidad de implementar políticas de estímulo. Curiosamente el Ejecutivo español no maneja la posibilidad de una mayoría absoluta para Merkel, aunque todo es posible tras la utilización electoral de las inundaciones.
Rajoy viajó ayer a Bruselas para entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, que avaló las reformas del gobierno popular de las que dijo que han permitido sueprar el "drama" que vivía el país hace un año, informa Efe. Encabezando una delegación de la que formó parte más de medio gabinete ministerial (Luis de Guindos, Cristóbal Montoro, José Manuel Soria, Ana Pastor, Miguel Arias Cañete, Fátima Báñez y José Manuel García-Margallo), se reunieron con el Colegio de Comisarios para analizar la evolución económica española y de la UE, y las expectativas del trascendental Consejo Europeo de finales de este mes. Moncloa espera desatacar el camino hacia la unión fiscal y financiera presentándose a ese Consejo con el apoyo explícito del primer partido de la oposición.
El Gobierno ha marcado como línea infranqueable para el pacto con el PSOE que se plantee cualquier giro de la actual política económica
El jefe del Ejecutivo negocia este cuestión con Alfredo Pérez Rubalcaba y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con la "número dos" socialista, Elena Valenciano. El objetivo es consensuar un texto, que puede materializarse a través de una proposición no de ley que se debatiría en el Congreso de los Diputados al objeto de sumar a más fuerzas políticas. Eso sí, Gobierno y Grupo Parlamentario se han marcado una línea infranqueable, esto es, la negativa a plantear en esta iniciativa cualquier compromiso de cambio de la actual política económica.
Por su parte, un "renovado" Alfonso Guerra, que anda haciendo bolos por España para presentar su libro "Alfonso Guerra. Una página difícil de arrancar" , respaldó ayer los acuerdos Gobierno-PSOE en cuestiones "básicas" como la Unión Europea, la Constitución o la Ley Electoral. "Un partido que esté en la oposición tiene que hacer oposición clara al Gobierno, pero eso no implica que no pueda llegar a acuerdos con el Ejecutivo sobre temas que afecten al conjunto de la nación y que no ponen en juego la posición ideológica", dijo en Sevilla en rueda de prensa.