La DANA que se cebó el pasado martes con la provincia de Valencia y que ha segado la vida de 202 personas (cifra provisional) dejó registros extremos. La suma del caudal de la riada que se encauzó por ríos y barrancos de la provincia de Valencia y que afectaron a una treintena de poblaciones es superior a 10 veces el caudal medio del río Ebro.
Si el caudaloso río que vierte sus aguas al mar Mediterráneo en la provincia de Tarragona registra un caudal medio de cerca de 500 metros cúbicos por segundo en la estación de Amposta, la suma de las tres riadas en Valencia superó los 5.200 metros cúbicos por segundo: una auténtica barbaridad.
700 litros por metro cuadrado
Los diluvios caídos en poblaciones como Utiel, Chiva, Pedralba, Turís o Godelleta (entre 400 y 700 litros por metro cuadrado) alimentaron el río Magro, el barranco del Poyo y el río Turia. Inicialmente los técnicos de Aemet hablaban de precipitaciones de 300 litros pero la caída de la electricidad les impidió comprobar el diluvio real y tuvieron estar horas haciendo estimaciones.
En la riada procedente de la comarca de Requena-Utiel esas lluvias aportaron al río al Magro, en la salida del embalse de Forata, puntas de hasta 1.000 metros cúbicos por segundo que fueron aguas abajo hasta Algemesí, donde el río se encuentra con el Júcar ,y van a verter su caudal al mar Mediterráneo en la desembocadura de Cullera.
Una tormenta estática
La DANA "extrañamente estática", según los meteorólogos consultados por Vozpópuli, –porque suele tener una mayor movilidad–también descargó sobre la localidad de Chiva con tal virulencia que aportó al barranco que pasa por la ciudad muchísima agua. La canalización encaminó con mucha velocidad una montaña de agua que alcanzó los 2.282 metros cúbicos por segundo.
La gran velocidad y la altura del desbordamiento tuvo efectos devastadores en los pueblos del sur del área metropolitana de Valencia. Las víctimas y desaparecidos (centenares), no tuvieron tipo de refugiarse. Fue cuestión de segundos para los que estaban más cerca del barranco y de minutos para los que estaban más alejados dentro del casco urbano de Paiporta, Massanassa, Catarroja, Alfafar, Benetússer o Picanya.
Embalse de Buseo
En el extremo noroeste las lluvias torrenciales (propias de climas tropicales) también hicieron que un embalse como el de Buseo –que estaba al 12% el pasado lunes– alcanzara en poco más de dos horas el límite de su capacidad que es de casi 8 hectómetros cúbicos. La estructura aguantó y el ingeniero de la presa ha certificado que es estable aunque se deberá revisar concienzudamente cuando baje el nivel de las aguas, pero el desagüe tuvo puntas que acabaron en el río Turia con más de 2.000 metros cúbicos por segundo.
Aguas abajo arrasó puentes (hasta 9) en el curso del Turia hasta Valencia donde el nuevo cauce se desbordó por primera vez y provocó también fallecimientos en pedanías de la propia capital.
Fenómenos extremos en otoño
La DANA, que en Valencia siempre se ha conocido como gota fría, no es un fenómeno meteorológico ajeno a la Comunidad Valenciana. Es más, es habitual. Lo que quizás es menos habitual es la cantidad de litros por metro cuadrado que caen en un periodo de tiempo más corto que en episodios de épocas pasadas.
Entre el 15 de septiembre y el 15 de noviembre es cuando existe un riesgo máximo de que se produzcan estos fenómenos extremos porque el mar Mediterráneo aún está caliente (el martes estaba a 21 grados), aunque lejos de los 28 que registraba en agosto. Lo que sucede, según los meteorólogos consultados, es que la circulación de aire frío en capas altas de la atmósfera (gota fría) es más factible en esta época del año.