El Gobierno rechazó desde el primer momento la propuesta de fusión entre Iberdrola y Gas Natural que Florentino Pérez planteó al ministro de Industria, José Manuel Soria, el pasado mes de febrero. Así lo confirman fuentes del entorno de Industria que sostienen que la reunión se produjo el pasado mes de febrero a iniciativa del empresario, quien pidió ver a Soria “de manera urgente”.
La petición para celebrar el encuentro fue apresurada. Florentino Pérez llamó personalmente al teléfono móvil del ministro para verle, aseguran las mimas fuentes. Le propuso una reunión a la una de esa misma tarde pero la agenda del responsable del PP era complicada aquel día, así que le ofreció la alternativa de mantener un encuentro sin prisas pasadas unas semanas. “Es urgente”, respondió Florentino que admitió ver al ministro sólo una hora: la hora que tenía para comer antes de desplazarse a un acto oficial.
"Es urgente" reclamó Florentino Pérez que aceptó una comida de menos de una hora
Fue un almuerzo breve que se celebró en el Asador Señorío de Alcocer, en el que Florentino Pérez es habitual. En un reservado en el que sólo estaban Pérez y Soria, el empresario le presentó la documentación que traía: un informe elaborado por banca de inversión en el que defendía la fusión entre Iberdrola y Gas Natural-Fenosa con un argumento defensivo: el de que las empresas francesas podían hacerse con la eléctrica española por su baja cotización.
El ministro le dio una respuesta ambigua pero en un momento de la conversación calificó la posibilidad como una “locura”. Esa frase provocó el enfado del Presidente de ACS que ya había hecho circular ese informe entre algunos accionistas tanto de la eléctrica como de la gasista. Habían transcurrido 52 minutos desde que se sentaron a comer.
El Presidente de ACS salió apresuradamente del restaurante y apenas sostuvo la conversación a los comensales que le saludaron al salir de su reservado y que almorzaban en el comedor principal.
La comida de la fusión que no fue
Fuentes de la operación aseguran que esa comida mató un intento de fusión forzado más por la situación de endeudamiento de ACS (que suma más de 9.600 millones de euros en su endeudamiento consolidado) que por la amenaza de una compra inminente por parte de Électricité de France (EDF) o Gaz de France (GDF), cuyas acciones han perdido entre un 40 y un 60% de valor desde que comenzó la crisis.