Opinión

¿Y tú? ¿No eres prospectivo?

Si yo fuera Màxim Huerta, o Carmen Montón, o José Luis Ábalos, o Isabel García, o el mismísimo Tito Berni, me preguntaría muchas veces por e

  • María Jesús Montero. -

Si yo fuera Màxim Huerta, o Carmen Montón, o José Luis Ábalos, o Isabel García, o el mismísimo Tito Berni, me preguntaría muchas veces por el doble rasero del partido en el que milito. O por el triple rasero. O por la ley del embudo como motor de la arbitrariedad, o por la incoherencia de las equivalencias, o por el sentido real de la justicia interna. Mi máster de posgrado es un fraude, pero tu tesis doctoral es una obra de orfebrería académica ‘cum laude’. Bien, presidente. Mi sociedad para actividades económicas es una estafa a Hacienda con ética de subsuelo inadmisible para un partido tan pulcro, pero tu carta de recomendación al Consejo de Ministros para, digamos, acomodar adjudicaciones, es un bulo. Bien, presidente. Mi no imputación en ningún procedimiento penal da para un expediente disciplinario, un trámite de expulsión, y una salida del escaño camino del Grupo Mixto, pero otras imputaciones son causas inventadas por jueces tarados e investigaciones prospectivas y, por supuesto, ilegales. Bien, presidente.

Prospectiva. La palabra de moda. Si no la incorporas a tu diccionario y no la usas, no eres nadie, que lo sepas. Si yo fuera la directora general del Instituto de las Mujeres y salgo por la puerta de atrás, no sé, de un ‘punto violeta’, por 250.000 eurillos de nada a favor de mi pareja, diría que ‘me han aplicado la autocrítica’, como solía decir el sovietismo auténtico. Diría que me echan, pero en mi caso da igual si hay motivos prospectivos o no. No consta actuación de la Fiscalía, ni proceso judicial, ni denuncia, ni reclamación, pero me echan. Es feo lo que hacía y punto. Sólo porque tenía enchufada a mi pareja con contratos públicos de esos bien fragmentaditos, de poca monta, para que no llamasen la atención. Ya sabes, tacita a tacita… Pero no. Me destituyen pese a que no hay motivo. Todo legal, todo en regla, todo compatible, pero a la puta calle. Porque no era estético esto de los contratillos. Y sale mi ministra y dice que había que revitalizar el Instituto de las Mujeres. De dulce. Entre la revitalización del Instituto, la ejemplaridad de partido, y que yo no me llamo Begoña, sacrificada. Como los demás.

“A Tito Berni le condenaron sus calzoncillos y las pilinguis. Si se hubiese ceñido a convocar a un rector a su despacho o hubiese pedido una cátedra, no sé, de resiliencia transformativa perimetral, pues no habría ocurrido nada”.

Si yo fuera uno de los damnificados del sanchismo por minucias éticas, por comportamientos inadecuados, por sombras de sospecha, por conductas impropias o por acusaciones de corruptelas, diría como salvoconducto que han sido prospectivos conmigo. Pero es que en este PSOE hay dos niveles prospectivos. El de Pedro Sánchez, su hermano y su mujer, y el de los demás. Antes a esto lo llamaban arbitrariedad. Implacable con lo ajeno, permisivo con lo propio. Antes lo llamaban presunción de inocencia para todos. Ahora, abuso de prospección para mí. En el PSOE las purgas van por barrios, con un listón de la ejemplaridad de quita y pon. Se amputa la corruptela sin miramientos, sin opción de defensa, sin poderse explicar, y por el contrario la corrupción no se explica y sí se justifica. Hasta se logra que el fiscal recurra la citación del presidente como testigo para impedirlo, algo inédito en nuestro ecosistema jurídico. Son ciudadanos privados en el ámbito de una actividad privada y no hacen falta más explicaciones. Creer en la palabra del líder y punto.

“En este PSOE hay dos niveles prospectivos. El de Pedro Sánchez, su hermano y su mujer, y el de los demás. Antes a esto lo llamaban arbitrariedad. Implacable con lo ajeno, permisivo con lo propio”.

Este mensaje, por incoherente, ya ha calado en el PSOE. Hay voces críticas, sí, pero no se oyen. Prietas las filas. A Tito Berni le condenaron sus calzoncillos y las pilinguis. Si se hubiese ceñido a convocar a un rector a su despacho o hubiese pedido una cátedra, no sé, de resiliencia transformativa perimetral, pues no habría ocurrido nada. Y eso que el tipo no pasó de cuatro limosnas cutres al frente de un equipo infantil de fútbol como coartada, con los niños casi como testaferros. Pero esas fotos, ¡hombre Berni!, y en pandemia, joder… Ni el Grupo Mixto le dejaron.

“Huerta, Montón, Ábalos, García… El PSOE dicta sus sentencias de modo aleatorio y caprichoso, distinguiendo entre héroes de la política y tullidos de la ética en función de quien seas, no de lo que hayas hecho”.

Ser prospectivo a ratos, darte vidilla cuando se trata de ti mientras eres inflexible con el resto, solo demuestra la inabarcable capacidad de ser injusto con los demás mientras exiges justicia, derechos, garantías y manga ancha para ti. Y es lo que ya se chismorrea en el PSOE. Que nadie se atreva a hablar no significa que no murmuren por las esquinas sobre estos dos modelos, el de los peones sacrificables por la ejemplarización inquisitiva y el de las personas decentes víctimas de prevaricadores prospectivos. Alimañas del delito frente a cervatillos de la ingenuidad. No cambia el objeto, sino el sujeto. Tú no haces negocios, tú burlas la ley. ¿Yo? Yo solo hago negocios… ¡soy un ciudadano privado con derechos! Les ha pasado a Manuel Chaves, a José Antonio Griñán y al resto de los gerifaltes de los ERE fraudulentos. Inciso. Es raro, muy raro, que el TC, al concederles el ‘indultazo’ virtual, no haya sentenciado que fue una investigación prospectiva. Qué ocasión perdida, por favor, para darle más cuerpo a la palabra de moda. Eso sí… Los premiados hablan de causa general, que viene a ser más de lo mismo. Conmigo se fue injusto. Con Ábalos, yo qué sé, será su problema. El PSOE dicta sus sentencias de este modo aleatorio y caprichoso, distinguiendo entre héroes de la política y tullidos de la ética en función de quien seas, no de lo que hayas hecho.

Sí, si yo fuera Màxim Huerta ante Sánchez el día de mi destitución, cuando me planteó aquello de cómo creía yo que le iba a tratar la historia, le habría preguntado aquello de “hombre, presidente, ¿no crees que estás siendo prospectivo conmigo?”. Pero por entonces, la palabra no estaba en el ‘Scattergories’ del sanchismo. Una lástima. Fíjate, Sánchez siendo prospectivo con los demás… quién lo iba a decir. Antes, aquella expresión tan usada por el PSOE cuando ejercía de oposición, la de “meter la mano en la caja” como motivo de fondo para que un presidente del Gobierno fuese citado como testigo ante un juez, era causa suficiente para exigir su dimisión. Por el bien de España. Hoy nadie del PSOE habla de manos y cajas. Sólo de prospección. Y de seguir pedaleando en el poder… por el bien de España. Y de jueces que prevarican por sospechar, por preguntar, por indagar. Ya ocurrió en el PSOE en el pasado, y su manual de funcionamiento, su operativa, no ha caducado con los años. Sin piedad. Las familias de Marino Barbero o Carlos Dívar podrían dar fiel testimonio de lo que Félix Bolaños llama persecuciones crueles e inhumanas.

Recuerdo cuando allá por 2018 se acuñó aquello del ‘gobierno bonito’, y todo se explicaba con sonrisas fabricadas por Iván Redondo. Todo era tan ‘happy flower’. Recuerdo a Yolanda Díaz diciendo que quería hacer “cosas chulísimas” en un país multicolor donde nació una abeja bajo el sol. Hoy los demás lo hemos estropeado todo. Donde había belleza natural solo hemos arrojado fango. Decía una ministra estos días que “Pedro no se lo merece”. Debe pensar que Huerta, Montón, Ábalos, García o Berni, o cualquier otro damnificado por el ecosistema del PSOE, sí. Naturalmente. Lo prospectivo es como la arbitrariedad. Cosa de uno.

Por cierto, prospectivo, según la RAE: “1. Adj. Que se refiere al futuro. 2. F. Conjunto de análisis y estudios realizados con el fin de explorar o de predecir el futuro en una determinada materia”. Igual no es tan malo ser prospectivo. La Cátedra que sustentaba el Máster de Transformación Social Competitiva hablaba mucho de futuro…

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