Cultura

Ana Torrent: "He pasado temporadas en las que no quería seguir haciendo cine"

La actriz entrega este viernes el Premio Donostia a Víctor Erice en el Festival de San Sebastián

Víctor Erice la descubrió en el colegio en el que estudiaba cuando era muy pequeña y la eligió como protagonista de El espíritu de la colmena (1973), una de las películas más relevantes del cine español, de cuyo estreno ahora se cumple medio siglo. Poco después, sus grandes ojos y su mirada misteriosa, sosegada y penetrante llamaron también la atención de Carlos Saura para su película Cría cuervos (1976) y, casi sin quererlo, comenzó una carrera cinematográfica más cimentada en la casualidad que en la búsqueda.

El Festival de San Sebastián otorga este viernes el Premio Donostia, un galardón honorífico que recibirá en una ceremonia en el Teatro Victoria Eugenia de manos de Ana Torrent, una de las actrices que forman parte del reparto de Cerrar los ojos, su nueva película, que llega a los cines españoles este mismo viernes, tras su puesta de largo en la pasada edición del Festival de Cannes. La actriz ha concedido una entrevista a Vozpópuli con motivo de este estreno y de su trabajo con el cineasta vasco.

Pregunta: Se cumplen 50 años del estreno de una película tan icónica como El espíritu de la colmena. ¿Mantiene recuerdos de aquel rodaje?

Respuesta: Tengo recuerdos de niña de seis años, de juegos, de fascinación por lo que estaba viendo o por lo que no entendía. Tengo recuerdos bonitos y también muy misteriosos, estaba casi descubriendo el cine, también como espectadora, porque fue la primera película que vi. También mi relación con Víctor, que era una persona que me cuidaba, que me quería, me protegía y me guiaba sin yo darme cuenta. No tengo el recuerdo de ser dirigida. Era como una ventura con cariño y mucho respeto, tengo recuerdos muy bonitos de esa época. 

P: Fue esta película la que le abrió la ventana a esta profesión.

R: Me la abrió. Después seguí trabajando en algunas películas en aquella época, todo más controlado y decidido más por mis padres que por mí. En realidad, fue una profesión a la que decidí dedicarme años después. Hice una aventura de casualidad porque Vïctor me vio en el colegio y me llamó. Luego continúo porque me siguen llamando, pero la decisión la tomé después. Al principio fue algo entretenido, divertido, me gustaba y me hacía irme del colegio un tiempo. Pero la decisión llegó después, y también pasé temporadas en las que no quería seguir haciendo cine. 

P: ¿Cómo llegaron hasta usted en la elección del elenco para El espíritu de la colmena?

R: No sé si existían los castings como ahora, pero la figura del director de casting no existía. En el caso de El espíritu de la colmena, Víctor Erice lo que hizo fue ir por colegios buscando a esa niña. Quería verlas en su espacio y su comportamiento natural. Fue al colegio donde iba porque allí estudiaba también la hija de Elías Querejeta, Gracia Querejeta. Me vio en el jardín jugando y allí empezaron a hacerme fotos. 

P: ¿En qué momento decide de manera voluntaria dedicarse a la interpretación?

R: Con 17 o 18 años. De hecho, yo empecé una carrera -Geografía e Historia-, pero no acabé ni segundo. Con 14 o 15 años no quería seguir haciendo cine, pero luego trabajé un poco más, me metí a estudiar interpretación a la vez que empecé la universidad, y ahí es cuando descubrí realmente lo que significaba e implicaba, y decidí seguir con ello. Dos años después recibí una beca Fullbright y fui a Estados Unidos. 

P: ¿Cómo fue ese reencuentro para trabajar con Víctor Erice? ¿Han tenido contacto todos estos años?

R: Estos años hemos estado en contacto. Hace diez años trabajé con él en la película coral 3.11, a sense of home (2012) y nos habíamos seguido viendo de vez en cuando, me fue a ver al teatro. 

P: Uno siempre tiene curiosidad por saber cómo trabajan los directores. 

R: De niña uno no trabaja, sino conducir, llevar, arropar a una niña para que haga ciertas cosas. Ahora es diferente, ya he visto cómo dirige, cómo es. Al conocernos un poco, jugaba con ventaja, porque el personaje estaba escrito para hacerlo yo, él ya me conoce, había una parte de mío que él quería mostrar, y eso es en lo que me tenía que centrar. 

P: ¿En qué se diferencia de otros cineastas?

R: En Víctor todo es particular, es muy especial, como persona y como director. Quizás también ese amor absoluto al cine, esa entrega y dedicación, ese cuidado hasta el último detalle de lo que está haciendo, y ese compromiso con lo que está contando, con lo que quiere transmitir, adónde quiere llevar el público. También su saber hacer de la luz del sonido, de la luz del montaje. Es un cineasta enorme en todos los aspectos, con un punto de vista único, un mundo interior único. 

P: Siempre se ha pensado en usted como si tuviera un halo de misterio. ¿En algún momento ha tenido la tentación de desaparecer? ¿Le ha abrumado la popularidad que va unida a la profesión de actor?

R: No siempre la he llevado bien, la he ido aceptando y ahora entiendo que es parte del trabajo, y está relacionado muchas veces con el éxito, porque si te reconocen más te llaman más, o triunfas más. No creo que siempre sea así, pero normalmente es como es y yo acepto el significado que tiene. Es verdad que creciendo, como adolescente o niña, no lo llevaba bien, y también es verdad que no soy muy dada a acudir a muchos sitios, soy muy reservada con mi intimidad. El trabajo es una cosa pero tengo otra vida y la he intentado conservar. 

P: ¿Hubo algún punto de inflexión en el que necesitara retirarse? ¿Quizás tras estrenar Tesis, por la que fue nominada en los Goya?

R: Siempre he vivido a caballo entre Nueva York y Madrid y aquel es mi refugio. Allí era una perfecta desconocida, así que siempre he vivido yendo y viniendo y he vivido muy feliz así con ese lado de anonimato.

Ana Torrent y la popularidad

P: Ahora los actores más pequeños están más protegidos, y de hecho no pueden optar al Goya. Echando la vista atrás, ¿hay algo que le hubiera gustado que se hubiera hecho de otra manera cuando era niña?

R: Fui muy afortunada en las películas que hice. No viví mi infancia traumáticamente en absoluto, me sentí muy querida por mi familia y por mis padres. Quizás con el tiempo pienso que al no pertenecer al mundo del cine, al no saber en qué mundo estaba trabajando, quizás haber entendido qué significa que te reconozcan. Esa parte me descolocó un poco, que la gente me viera y se me acercara, y mis padres no me hablaron del tema porque no estaban metidos en ello. Pero no tengo ningún reproche que hacerles, fueron maravillosos. Cuando te metes en esta profesión desde niño sí que hay que explicar ciertas cosas y lo que significan porque te puede descolocar, tanto a los niños como la gente joven. 

P: ¿Le interesan las redes sociales?

R: Me acabo de abrir una cuenta en Instagram pero no la manejo bien y soy muy poco activa. Tiene algo que ver con la profesión, pero no tengo tiempo para estar todo el día pendiente de las redes ni tengo interés, me aburre. Pero sé que Instagram es una herramienta importante.

P: Después del Me Too que arrancó en Estados Unidos y ahora el "Se Acabó" con el caso Rubiales. ¿Hay algo que hayas visto que tuviera que haber ocurrido?

R: Nunca he tenido problemas de ese tipo. Volviendo la vista atrás te das cuenta de que había en otras personas o alrededor. Si hubo algo no lo viví de forma traumática. Ahora somos conscientes y pretendemos que no se consienta, pero hace años vivíamos de otra forma cosas que ahora no las aceptaríamos. 

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