Política

Malestar en Sumar con el silencio de Díaz y sus ministros con la corrupción que acecha a Moncloa

Ni la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ni los ministros de su partido han abierto la boca para valorar la corrupción que afecta al presidente y a su entorno más cercano

Yolanda Díaz y sus ministros parecen no haberse enterado del informe de la UCO que estrecha el cerco de la corrupción sobre Pedro Sánchez. Ni la vicepresidenta segunda ni sus compañeros de gabinete, a diferencia de lo que sí han hecho los socialistas este viernes, para defender a su jefe, han dicho palabra alguna de las revelaciones que se están conociendo. Y ese silencio genera malestar en Sumar, el partido que ella fundó, pero que ya no controla. Las críticas por su "desaparición en combate" de las últimas horas, han aflorado a lo largo de este viernes entre los diputados de la formación rosa. La mayoría opinan que calla "para que Pedro no le aísle aún más".

Una diputada que forma parte del grupo parlamentario, pese a que procede de otra formación coaligada con Sumar, lamenta que "esos silencios no nos benefician políticamente". Entre los compañeros de Yolanda Díaz consideran que "si queremos ser creíbles y honestos con nuestro electorado, debemos salir a criticar con contundencia estas actitudes, pese lo que pese y con el coste que tenga". Pero con una obligada crisis de Gobierno en ciernes, por la salida de Teresa Ribera para ser elegida vicepresidenta de la Comisión Europea, nadie quiere moverse más de lo necesario para evitar el riesgo de perder su silla. Tanto en Moncloa como en Ferraz, son muchas las voces que hace tiempo que le susurran a Sánchez que prescinda de Yolanda Díaz. Su dimisión como líder de Sumar, por el mal resultado obtenido en las últimas elecciones, puede haber abierto la puerta a ello.

Aislada y con poca relación con Sánchez

El papel que juega Yolanda Díaz dentro del Gobierno es cada vez más testimonial. Su artefacto político, Sumar, no ha funcionado. Y a los problemas internos, por culpa de las fricciones con Podemos y el resto de grupos que lo conforman, se le suman los malos resultados que ha obtenido en las últimas contiendas electorales en las autonómicas, generales y europeas. Más allá de perder cuatro representantes respecto al resultado de Podemos en 2019, pasando de los 35 a 31, Díaz tampoco logró obtener representación parlamentaria en su tierra natal, en Galicia. Sumar pasó a ser un partido extraparlamentario. Fue el batacazo en las europeas, logrando únicamente tres escaños, lo que le obligó a dar un paso al lado y abandonar la dirección de su proyecto político.

Desde entonces Sumar está sin líder. Y aunque ella ocupa la vicepresidencia segunda del Gobierno, en virtud del acuerdo suscrito con el Partido Socialista a finales del año pasado, "Yolanda no manda" sobre todos los ministros de su propio espacio político. Ernest Urtasun, portavoz de Sumar y procedente de los Comuns, y Sira Rego, de Izquierda Unida, tienen una agenda propia que poco tiene que ver con la de la ministra de Trabajo y Economía Social. Y esa debilidad, al no tener núcleo duro en el que buscar cobijo, la utilizan unos y otros para puentear a la ministra. Únicamente el jefe del Gobierno, si quiere, podría prescindir de ella en una futura remodelación del gabinete.

Y es que con el presidente, con Pedro Sánchez, la relación no es igual de fluida que hace apenas un año y medio. Fuentes gubernamentales consultadas por este periódico afirman que "prácticamente ni se hablan" y que cuando lo hacen, añaden, es para tratar de apagar algún incendio en la coalición. A diferencia que antes, cuando Podemos aireaba todos los desencuentros en la prensa, ahora Yolanda Díaz los silencia, pero los multiplica internamente. "Cada día es más difícil trabajar con ella", afirmaba una ministra del PSOE hace unas semanas. Lo mismo opinan en su propio grupo parlamentario.

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