Opinión

El PSOE está enfermo

Era difícil huir de esa sensación viendo el espectáculo de saltos de júbilo que daban algunos de sus líderes la noche electoral. Celebraban que su todopoderoso líder, Pedro el Cruel, podría ser investido presidente del Gobierno con e

  • El presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès y ganador de las elecciones, Salvador Illa -

Era difícil huir de esa sensación viendo el espectáculo de saltos de júbilo que daban algunos de sus líderes la noche electoral. Celebraban que su todopoderoso líder, Pedro el Cruel, podría ser investido presidente del Gobierno con el apoyo explícito de Bildu y ERC y el implícito de Junts, tres partidos cuyos líderes acumulan un numeroso conjunto de delitos cometidos, todos ellos graves. El recuento del voto del exterior ha determinado que ahora necesiten que el apoyo de Puigdemont deba ser también explícito. Pero lo relevante, dramático y preocupante es que en el actual PSOE no importa quien les tenga que apoyar ni cual ha de ser el precio del apoyo, solo les importa que éste se produzca.

Confieso que yo no conozco otro caso igual en la Europa democrática. Y, además, creo que se trata de un síntoma evidente de enfermedad crónica que constituye una auténtica amenaza para la democracia española y para la convivencia entre españoles. Que la primera está amenazada es un hecho evidente directamente deducido de los apoyos, antes citados, que busca Sánchez. Basta recordar que los tres partidos Bildu, ERC y Junts buscan la segregación de España, desean la "España rota" en palabras de Otegui. Pero es que, adicionalmente, los movimientos que se realizan desde el PSOE permiten constatar que su actual enfermedad pone en peligro la vertebración territorial y social de España.

Quiere decirse que una Comunidad, Cataluña, se enriquecería a costa del conjunto de las demás. ¡Ole por la igualdad entre territorios en la que meditan los socialistas!

Veamos si no la última propuesta lanzada por Salvador Illa y que, de manera escandalosa, ha sido bien recibida por la ministra de Hacienda, M. J. Montero. Propone aquél que el Estado practique una condonación en la deuda que la Generalitat ha contraído con el Estado por haber accedido a los recursos del Fondo de Liquidez Autonómica en varias decenas de miles de millones de euros.  Quiere decirse que una Comunidad, Cataluña, se enriquecería a costa del conjunto de las demás. ¡Ole por la igualdad entre territorios en la que meditan los socialistas!

Se premiaría con ello la mala administración de una Comunidad Autónoma frente a la recta y prudente gestión de otras. Se estaría validando además el mal uso, incluyendo la malversación, que han hecho los gobiernos independentistas de Cataluña que desviaron los recursos del contribuyente hacia fines ilegales como fueron todas las actividades que integraron el procés. No cabe mayor claudicación del Estado y de la democracia. ¡Ole por la responsabilidad en la gestión pública en la que meditan los socialistas!

Pero es que, además, en términos de justicia interpersonal, la propuesta de Illa bien recibida por M.J. Montero, resulta casi escatológica. Pensemos que el coste de la deuda que debiera ser satisfecha, por ejemplo, por los empresarios catalanes y por los miembros de la alta burguesía catalana, recaería sobre un pequeño agricultor gallego, un funcionario castellano leonés o un trabajador manual madrileño. ¡Ole por la justicia social en la que meditan los socialistas!

Unos malgastan malversando los recursos públicos y los demás tienen que asumir el coste del despilfarro y la malversación ¿Es eso pacificar?

En cualquier partido democrático, la propuesta de Illa habría sido inmediatamente descalificada por irresponsable y por injusta. Hete aquí que en el actual PSOE ha sido bien recibida por la titular del Departamento responsable del control del gasto público y de la justicia tributaria ¡Ole por la Montero!

De ser aceptado por los independentistas lo que propone Illa como moneda de cambio -junto a otras- para investir como presidente de Gobierno a Sánchez, éste nos explicará que la condonación es un instrumento para la pacificación de Cataluña. Pero ¿qué pacificación es ésa? Unos malgastan malversando los recursos públicos y los demás tienen que asumir el coste del despilfarro y la malversación ¿Es eso pacificar? Que me perdonen los lectores, pero en lenguaje poco académico y algo cuartelero, la propuesta de Illa consiste en que los españoles no residentes en Cataluña "seamos la puta y paguemos la cama".

Por ello me reitero en mi pronóstico, el PSOE está enfermo. Lo malo del caso es que no se adivina quien le puede curar. No lo han conseguido los escasos, aunque meritorios, líderes y/o exdirigentes del partido que han denunciado su proceso de deriva.  Y no lo han conseguido los electores españoles que, pese a provocar la clara derrota de Sánchez frente a Núñez Feijóo, le han proporcionado a aquél los votos suficientes para que intente mantenerse a toda costa en La Moncloa. Pues bien, cuando un enfermo no tiene cura, la enfermedad solo desaparece con la muerte. ¿Tendrá que morir el PSOE para que pueda vivir España?

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