España

La vergüenza del 'AVE a Extremadura': retrasos todos los días y sillas de playa en apeaderos

El flamante 'AVE a Extremadura' no ha llegado a tiempo ni un solo día desde que entró en funcionamiento

  • Raquel Sánchez, ministra de Transportes, y Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura. -

Subirse a un tren en Extremadura sigue siendo como jugar a la ruleta rusa. Por mucho que lo llamen "AVE", "tren de altas prestaciones", o, en palabras de Pedro Sánchez, "tren del progreso y del futuro", viajar por este medio en la comunidad extremeña es una suerte de yincana que cada vez pone más en riesgo la salud de los viajeros. La última broma que tienen que aguantar los extremeños es el calificativo de "Alta Velocidad" para un tren Alvia que tarda más que un coche en llegar a Madrid y que ha hecho pleno de retrasos sus primeros 7 días de funcionamiento.

Así lo confirman a Vozpópuli fuentes de Milana Bonita, una asociación de extremeños que lleva años denunciando el mal estado de la red ferroviaria de la comunidad autónoma. En sus primeros días de existencia, ha habido trayectos en los que "el tren del progreso" ha superado los 70 minutos de retraso. El "tren del futuro" se parece demasiado al de las películas del Oeste.

El 19 de julio, un día después de la flamante inauguración del vehículo con presencia de Su Majestad Felipe VI y del presidente Sánchez -además del presidente de Extremadura y de la ministra de Transportes-, el 'AVE' extremeño llevó 19 minutos de retraso a la ida y 27 a la vuelta. El 20 de julio, el retraso aumenta: 58 minutos a la ida y 75 a la vuelta.

El rey Felipe VI, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, durante el viaje inaugural.

Misma tónica el 21 de julio -71 minutos de retraso a la ida y 15 a la vuelta- y el 22 de julio -75 ida y 23 vuelta-. Con la llegada del fin de semana los retrasos persisten; 3 minutos en la ida el 23 de julio y 25 minutos a la vuelta; y 8 minutos tarde en la ida del domingo y 6 a la vuelta. El 25 de julio, lunes, el retraso fue de 3 minutos en la ida y de 16 en la vuelta.

Este tren, un Alvia S-730, circula por una vía sin electrificar. Es la única comunidad, además, que no cuenta con doble vía, lo que provoca que si un tren se avería, cosa que ocurre con bastante frecuencia, se ven afectados todos los trayectos del día. La reacción del presidente de Renfe, Isaías Táboas, en el cargo por designación de José Luis Ábalos desde 2018, ha sido maquillar el horario del viaje añadiendo unos "pocos minutos" para que "la gente no tenga la sensación de que el tren llega tarde". Milana Bonita ya ha pedido su dimisión y la de María Luisa Domínguez, directora general de Planificación Estratégica y Proyectos en ADIF.

Sin aire acondicionado, ni bebidas

A los múltiples retrasos, "que en ocasiones han provocado que los pasajeros pierdan otros trenes, con el consiguiente coste", hay que sumar el mal funcionamiento del aire acondicionado y de las máquinas expendedoras de bebidas. Encontrar una máquina que funcione o que, efectivamente, tenga bebidas, en los distintos modelos de trenes extremeños (Regional Express-MD) es como jugar a la quiniela. Según informan desde Milana Bonita, la situación no es muy distinta en el "tren de altas prestaciones".

"Hay máquinas, tienen bebidas, pero no funcionan. Lo mismo pasa con el aire acondicionado. Hay imágenes de pasajeras abanicándose dentro del Alvia de Extremadura. Es más, nos consta que una señora sufrió un golpe de calor por las altas temperaturas", manifiesta Patxi Rodríguez, uno de los fundadores.

Por si fuera poco, hay tramos que ni están, ni se les espera. No hay fecha prevista todavía para comenzar las obras del tramo entre Navalmoral de la Mata y Toledo. "La situación de Extremadura con el tren es insólita. Esto no pasa ni en Cataluña ni en País Vasco. Nuestros políticos no pintan nada, no pintan ni monas", asevera Rodríguez.

Sillas de playa en el apeadero de Monfragüe

Uno de los puntos por los que pasa "el tren del progreso" es Monfragüe. Este apeadero es muy frecuentado por los viajeros del tren de Extremadura. Los trenes de media distancia y regionales pierden mucho tiempo en entrar en Plasencia, y muchas veces, el retraso acumulado obliga a Renfe a fletar autobuses a Monfragüe para recoger a los pasajeros que van a Plasencia y permitir así que el ferrocarril siga su camino sin entrar en la ciudad y gane algún minuto. Por ello, muchos pasajeros se bajan en Monfragüe, donde les recoge algún familiar y les lleva en coche a Plasencia, un trayecto mucho más rápido que en tren o autobús.

El 'AVE' de Extremadura no pasa por Plasencia pero sí por Monfragüe y su estación es el paradigma vivo de la decadente situación ferroviaria de la comunidad. En ese apeadero, el viajero apenas cuenta "con un par de sillas de playa" para sentarse en el interior, el único lugar resguardado de los más de 40 grados que sufre estos días esta zona de España. El lugar resulta de lo más inhóspito. No hay cafetería y los operarios de Renfe rara vez dan explicaciones por megafonía sobre el retraso de los trenes.

"El apeadero da para una película de terror de Álex de la Iglesia o para una película del Oeste de las de Sergio Leone", apunta Rodríguez. Considera que sigue sin hacerse ninguna mejora real de la vía ferroviaria porque no ha habido todavía accidentes mortales: "Aquí por suerte no ha pasado todavía nada, en el sentido de que nadie ha fallecido en un trayecto en tren por Extremadura. La bota está en el cuello, y como no se mueve, ningún político se moja en el asunto. Por favor, que dejen de reírse de los extremeños".

Año Nuevo en el tren 'tercermundista' de Extremadura

El 1 de enero de 2019 el tren de Extremadura vivió el que podría considerarse el momento más vergonzoso de su historia. Aquel día, 163 pasajeros que volvían a Madrid tras pasar la Nochevieja con sus familias, quedaron atrapados durante cuatro horas y media en un tren modelo automotor diésel S-598. Una avería dejó el vehículo con las luces apagadas, sin comida, sin agua y sin calefacción, en medio de la nada. Debía haber llegado a las 23 horas a Atocha. Hubo que mandar una máquina para remolcar al tren de vuelta a la estación de Navalmoral de la Mata y, desde allí, unos autobuses pusieron rumbo a Madrid. Llegamos a las 3:30 del día siguiente. No había taxis esperándonos, Renfe tampoco se molestó en solicitarlos. Aquel día, en mitad de la nada, de noche, con frío, tampoco hubo que lamentar fallecidos o heridos graves, pero sí otro capítulo de vergüenza en la larga historia de humillaciones de los extremeños con su tren.

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