Con la llegada del verano y el comienzo del periodo vacacional, las muertes por ahogamiento, tanto en playas como en piscinas, ríos y lagos suelen dispararse. Los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en toda Europa en edades entre los 0 y los 19 años, según datos de la Asociación Española de Pediatría. Algunas recomendaciones para evitarlos son vallar las piscinas particulares y sobre todo utilizar la regla del 10/20.
La regla del 10/20 consiste en mirar al agua donde se estén bañando los menores cada 10 segundos y mantenerse a una distancia que se pueda recorrer como máximo en 20 segundos. En menores de 0-3 años la distancia no debe ser más allá de una brazada. Una persona adulta puede ahogarse en uno o dos minutos, pero en el caso de los niños este tiempo se reduce a 20 ó 30 segundos, por tanto es fundamental no perderlos de vista y mantenerse muy cerca en caso de que necesitasen asistencia.
Aunque estas medidas sean muy importantes, es fundamental no disminuir nunca el nivel de alerta y en ningún caso dejar a un menor solo ni bajo la supervisión de otro menor en el agua o con acceso a ella. Aunque en muchas ocasiones la presencia del socorrista parece ser una causa de relajación, los expertos recomiendan todo lo contrario, que este sea un extra en la prevención y vigilancia y que no se baje nunca la guardia.
Las piscinas particulares o de comunidades privadas, suelen ser los lugares donde con más frecuencia se producen ahogamientos en menores de 5 años. El exceso de confianza o un descuido, pueden provocar una tragedia con resultado de muerte. Los expertos aseguran que se ha demostrado que se pueden disminuir las muertes hasta en un 95 % solo con un vallado reglamentario.
Un correcto vallado y un equipo de flotación segura
Sobre el vallado de la piscina, se recomienda que sea lo suficientemente alto como para evitar que los niños puedan trepar o saltar. La distancia entre el borde inferior y el suelo tiene que ser menor a 10 centímetros, para que no puedan colarse por debajo. Debe también prohibirse el lanzamiento de cabeza si la profundidad es inferior a 1,20 m y permitirlo solo si la profundidad es superior a 1,80 m. Siempre es aconsejable que los niños se tiren a la piscina de pie y que aprendan a nadar cuanto antes, sobre todo es fundamental que no se metan en el agua sin la supervisión de un adulto.
Hay que tener también muy en cuenta los equipos de flotación empleados, porque en la mayoría de los casos no garantizan la seguridad de los menores. Los dispositivos de flotación deben estar homologados y adaptados a la edad del menor, así como revisarlos para que no se puedan pinchar o soltar fácilmente. Es recomendable utilizar chaleco de flotación frente a los archiconocidos manguitos. No se recomiendan los flotadores donde se introducen las piernas de los niños, ya que podría girarse y quedar atrapado con la cabeza bajo el agua.
Pequeños detalles que salvan vidas
Más allá de playas, piscinas, ríos y lagos, hay que ser muy cuidadosos con bañeras o piscinas para bebes o niños muy pequeños. Es necesario vaciarlas después de usarlas, ya que unos pocos centímetros de agua y menos de 1 minuto son suficientes para que un bebé pueda ahogarse. Una de las causas de ahogamientos en los más pequeños más frecuente es que queden juguetes flotando en el agua y el niño quiera ir a por ellos pudiendo caer al agua en un descuido. Por ello, los expertos recomiendan que al salir de la piscina retirar siempre todos los juguetes que hayan quedado flotando. Los expertos insisten que cualquier pequeña distracción puede ser fatal cuando hay una piscina cerca.