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Tormenta seca, rayos latentes y medios no operativos: el cóctel que desató el incendio de Zamora

El incendio forestal de la reserva de la Sierra de la Culebra vivió ayer una jornada negra en la que se quemaron en 24 horas cerca de 11.000 hectáreas de superficie forestal

  • Zonas calcinadas por el incendio forestal en Sierra de la Culebra( Zamora). -

El incendio forestal de la reserva de la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora, vivió el viernes una jornada negra en la que se quemaron en 24 horas cerca de 11.000 hectáreas de superficie forestal y se vieron amenazadas catorce poblaciones, algo a lo que ha contribuido un cúmulo de circunstancias desgranadas en diez claves.

Tormenta seca

A diferencia de lo que ocurre en más de 90 % de los incendios forestales, éste no tuvo su origen en la mano del hombre sino en una tormenta seca, caracterizada por el fuerte aparato eléctrico sin apenas precipitaciones, algo que provocó distintos puntos de inicio a última hora de la tarde del miércoles, cuando los medios aéreos de extinción ya no podían salir a apagar el fuego, en zonas arboladas de la reserva de caza zamorana considerada la cuna del lobo ibérico.

Rayos latentes

Algunos de los rayos impactaron en los pinares de la zona y produjeron el efecto denominado rayo latente, por el que el árbol comienza su combustión desde el interior de forma lenta y sin humo hasta que horas después, incluso hasta dos días más tarde, en condiciones de baja humedad, el fuego se manifiesta en la parte externa del árbol de forma repentina.

Temperatura y humedad

El incendio se produjo en plena ola de calor con temperaturas que han superado en algunos casos los 40 grados centígrados y que se han mantenido en valores altos también por la noche, lo que no ha ayudado a refrescar la zona, como tampoco lo ha hecho la baja humedad ambiental de las últimas jornadas.

Vientos de 70 km/h

El otro aliado meteorológico del fuego de la Sierra de la Culebra ha sido el viento, cambiante y con rachas de 40 kilómetros por hora. En la jornada del viernes, cuando se quemaron más de 10.000 hectáreas, Eolo se mostró aún más implacable y las rachas llegaron a los 70 kilómetros hora.

Fuego de copas

El incendio ha afectado a una zona de grandes extensiones de pinares. Cuando las llamas llegan a las ramas y la parte alta del árbol, lo que se denomina fuego de copas, resulta casi imposible su control y con el viento éste es capaz de traspasar incluso anchos cortafuegos.

Orografía

La orografía, una zona abrupta, montañosa y con áreas de difícil acceso, ha sido otro enemigo de la extinción al obstaculizar el trabajo de los retenes de maquinaria, cuyo acotamiento del área resulta fundamental para frenar el avance del incendio.

Cortafuegos

En condiciones como las descritas una de las fórmulas para frenar la propagación de las llamas es hacer cortafuegos, en la que los propios bomberos forestales son los que prenden la llama para quemar de forma controlada algunas áreas y que, cuando el frente del incendio llegue a ellas, se extinga porque ya no encuentra vegetación combustible. El riesgo es que con vientos cambiantes se descontrolen también esos contrafuegos, como ha ocurrido en algún caso en este incendio.

Medios no operativos

Pese a la ola de calor, los medios de extinción de la Junta de Castilla y León no estaban operativos al cien por cien cuando comenzó el incendio de Zamora, algo que han criticado asociaciones de bomberos profesionales, sindicatos y vecinos de la zona. El operativo autonómico establece la incorporación progresiva de medios hasta 1 de julio, cuando empieza la campaña ya con todos los recursos materiales y personales.

Clareos y desbroces

Vecinos de la zona se han quejado de que durante el invierno las labores preventivas que ayudan a frenar el avance de los incendios han sido escasas. Clareos, podas, desbroces y otros tratamientos silvícolas resultan claves en el mantenimiento del monte y la prevención de grandes incendios.

Desalojos e infraestructuras

Hasta catorce localidades tuvieron que ser desalojadas a lo largo de la jornada más virulenta del incendio de la Sierra de la Culebra. En algunos casos las llamas llegaron a las puertas de los cascos urbanos y en otros la evacuación fue preventiva por el humo. También se vieron afectadas infraestructuras como torretas de telecomunicaciones y varias carreteras, entre ellas la Nacional 631, que transcurre paralela a la Sierra de la Culebra.

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