La verdad es que este dato es espantoso, cada muerte es un fracaso. También es cierto que tenemos que mirar las estadísticas a largo plazo, valorando períodos completos. Habrá que analizar anualmente si esta tendencia va al alza o no.
La ley de 2004 fue buena: era pionera. Pero después de 12 años, creo que hay ir amoldándola a las circunstancias sociales. El primer fallo que hay que corregir es el de la necesidad de denuncia, porque si no conocemos lo que pasa no podremos actuar. Y esta denuncia no sólo la pido a las mujeres, sino a la sociedad. Sus familiares conocen muchas veces la situación. Los datos estadísticos nos dicen que, aunque muchas mujeres no denuncien por miedo, sí que se lo cuentan a su familia, a sus amigos, a la psicóloga... No vale que estas personas digan después que lo sabían: es necesario que den el paso y denuncien.
La ley de 2004 fue buena: era pionera. Pero, después de 12 años, creo que hay ir amoldándola a las circunstancias sociales
La violencia de género no es sólo la ejercida por la pareja o expareja: en otros lugares se trata de toda aquella violencia que se ejerce física o psicológicamente sobre la mujer por el mero hecho de serlo
Denunciar nunca es fácil. Tomar la decisión y reconocer que ha habido un fracaso en tu vida afectiva, que la persona que te quiere te está haciendo daño, es una decisión que la víctima no siempre está capacitada para tomar. Pero es que luego el proceso es toda una carrera de obstáculos: hay que convencer a las personas de tu alrededor, repetir muchas veces lo mismo... Si esa persona tiene el empuje para denunciar y luego no encuentra el apoyo para hacerlo, se achica y se echa atrás. Esto se está abordando en la legislación a través del Estatuto de la Víctima, pero aún así, este proceso daña. Nosotros creemos que, en esta reforma de la ley, podremos mejorar que la mujer se sienta acompañada, asistida y tratada psicológicamente durante todo el proceso.
¿Necesitamos, entonces, que el entorno de la víctima esté más concienciado o educado sobre el problema?
Falta una mayor sensibilización, educación y formación específica. No en materia jurídica y penal, sino centrada en saber lo que es la violencia de género, en saber que la víctima es una víctima muy especial, que es una testigo muy poco fiable, que muchas veces se echa la culpa, que no tiene un relato hilado... Toda la perspectiva de género es muy importante. Hasta yo misma me he sorprendido durante mis años de trabajo: no te crees lo que estás viendo.
Yo creo que sí. Tienen un plazo de seis meses para hacer toda la ronda de contactos y después elaborar un documento común que más tarde siga el trámite legislativo correspondiente. Aquí no sólo está implicada la Administración central, sino también la autonómica y local. Una de mis aspiraciones es que amplíen la legislación en segundo lugar y que modifiquen sin falta el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que faculta a la víctima a no declarar. Toda víctima tiene derecho a no declarar cuando se presenta ante la ley, pero si este tipo de víctimas llegan al juicio y no lo hacen, todo lo que han dicho antes no vale. Esto produce mayores absoluciones y la sociedad percibe una mayor impunidad. El derecho de dispensa tiene que ser más reducido.
Hay que modificar sin falta el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Si este tipo de víctimas llegan al juicio y no declaran, todo lo que han dicho antes no vale
¿Es comparable nuestro problema de violencia machista con la situación en otros países europeos?
Yo creo que sí. Es más: creo que, estadísticamente (a pesar de que las estadísticas resulten más frías), no estamos en absoluto en un nivel bajo, sino en uno más bien alto. Suecia, uno de los países pioneros en igualdad en el ámbito laboral, de derechos y salarial, tiene 13 muertas en un año con una población de 10 millones. Nosotros tenemos 52. A pesar de que hay igualdad, la violencia de género no baja. Quizá es porque la violencia en esta materia se produce cuando la mujer dice 'no, hasta aquí he llegado'. Porque claro, si la mujer es servil y obedece, la violencia no es necesaria. Posiblemente una de las explicaciones sea esa, o que las mujeres denuncian más. Este año no hemos empezado bien, porque según nuestros cómputos sólo un 20% de las mujeres había denunciado, pero el año pasado esta cifra había subido dos puntos, hasta el 31%.
Los más jóvenes no se libran
Las nuevas generaciones son mucho más intolerantes con la violencia física, pero lo son más con la psicológica, así como con el control y con estereotipos machistas
Es verdad que los periódicos y los telediarios transmiten publicidad en contra del machismo, pero los chavales no ven el telediario, no ven libros... Toda su alimentación es a través de las redes sociales, donde estamos viendo que se están transmitiendo mensajes sexistas, de control y de dominación. Ahí es donde hay que luchar. Hay que intentar fijar unas pautas para que los propios operadores sean los responsables de eliminar mensajes que atenten contra la dignidad de las personas.
Más allá de esto, la violencia sigue produciéndose fundamentalmente en el ámbito físico, pero cuando se rompe la pareja y algo no gusta, la forma de reaccionar es a través de mensajes en la red.
Estamos viendo que se están transmitiendo mensajes sexistas, de control y de dominación a través de las redes sociales
La preocupación de la Fiscalía no tiene que ver sólo con estos niños, sino con todos los hijos de las mujeres maltratadas. Hay que recuperarlos y cuidarlos, como ya se incluyó en la última modificación de la Ley Integral. Es importante tratar a estos niños porque, o bien han sufrido trastornos en su desarrollo físico o psicológico, o bien han normalizado la humillación, el insulto y la violencia física en sus comportamientos sociales, en lugar de aprender a ceder, tolerar y admitir otras posturas.
Cuando se produce la orfandad, es difícil imaginar un mayor desamparo y desvalimiento para un niño que ha vivido en ese ambiente: resulta que su padre mata a su madre y se queda también sin padre porque éste va a la cárcel muchos años. La sociedad es deudora de su futuro: los familiares extensos o personas que se hagan cargo de estos niños tienen que disponer de todo tipo de apoyos económicos, psicológicos y asistenciales, porque estos niños están dañados.