Hasta hace no mucho, fumar era un símbolo de poder, erotismo y libertad. Fumaban Ava Gardner y Humphrey Bogart en cada plano. Fumaban los profesores en las aulas y los alumnos en el recreo. Fumaban los padres, y también los abuelos. Nadie se quejaba, y todos anhelaban tener entre sus dedos aquel cartucho de nicotina. El tabaco acabó constituyendo el pilar social clave en el devenir del viejo mundo.
Hemos evolucionado mal en muchos aspectos, pero el cambio de paradigma con respecto al tabaco es una de las grandes victorias como sociedad en las últimas décadas. Demostrado con creces el efecto nocivo que tiene sobre la salud el consumo de tabaco, amén de las consecuencias para los fumadores pasivos, ha habido una disminución gigantesca de adeptos en los últimos años.
Las campañas de sensibilización y una legislación útil y atrevida son dos de los elementos fundamentales que explican cómo ha cambiado la situación del tabaquismo en España. Sin embargo, y pese a los esfuerzos de muchos fumadores por querer dejarlo, desde el Estado las ayudas son bastante escasas. Las personas que acaban dejando de fumar lo hacen por voluntad propia, a través de la abstención o de un proceso gradual de desafección al tabaquismo, no por un plan establecido desde el Ministerio de Sanidad o las Comunidades Autónomas.
Los libros de autoayuda y parches de nicotina eran la única vía a la que podían aferrarse. Pero, desde hace algunos años, los fumadores cuentan con los cigarrillos electrónicos. Estos dispositivos, ampliamente reconocidos por los usuarios, se han transformado en la alternativa menos dañina y más efectiva para desenganchar a millones de personas en todo el mundo.
La realidad del vapeo
Para cualquier persona que lo desconozca, los cigarrillos electrónicos son dispositivos que pueden liberar o no nicotina a través del calentamiento de un líquido que llevan en su interior. Hay líquidos con diferentes aromas, como también hay varios niveles de concentración de nicotina. Incluso los hay que no contienen absolutamente nada de nicotina, que es la sustancia que crea adicción.
Hecha la presentación, los datos. Según un estudio de Sigma Dos en 2021, el 93,1% de los encuestados afirma haber sido fumador antes de optar por el vapeo y el 83% de ellos asegura que solo vapea. En su conjunto, sacan como conclusión que el 76% de las vapeadores han abandonado por completo el tabaco.
Sin embargo, no conviene ser ingenuos en ningún caso. El sector del vapeo no deja de ser un negocio como la industria del tabaco, la cual busca enriquecerse. Eso por delante. Pero, la verdad sea dicha, está quedando demostrado que es un método menos nocivo para la salud.
Hablando con Fernando Fernández Bueno, teniente coronel médico del Cuerpo Militar de Sanidad en el Hospital Gómez Ulla y cirujano oncológico, se pronuncia así sobre el vapeo. "Me encuentro con información para nada veraz por parte del Ministerio como de neumólogos. Ellos te dicen que vapear es menos dañino, pero añaden que no se conocen los efectos a largo plazo. ¡Pues vamos a fijar esta alternativa que sabemos que es menos nociva!".
En un cigarro hay 5.000 compuestos, mientras que en un cigarrillo electrónico hay solo 10 o 20 Fernando Fernández Bueno, oncólogo
"En un cigarro hay 5.000 compuestos, mientras que en un cigarrillo electrónico hay solo 10 o 20. Aunque únicamente sea por cantidades, es bastante menos dañino. No hay que imponer nada, pero hay que leer la evidencia y que exista un debate. Igual la solución es ponerlo únicamente en ciertos segmentos de la población, o que el Ministerio haga un ensayo clínico. Negando la mayor no vamos a ningún sitio", confirma el doctor.
El Gobierno pone trabas
El borrador del nuevo Plan Antitabaco por parte del Gobierno de España pretende equiparar de forma casi total el tabaco de combustión con el calentado. Se niegan a realizar ningún ensayo y desoyen los datos y recomendaciones de asociaciones como la UPEV (Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo), la cual ha facilitado estudios de todo tipo del personal médico que sigue los efectos del vapeo en España.
De entre las medidas que planea establecer el Gobierno se encuentra la posibilidad de ampliar las zonas sin humo a ámbitos privados como los vehículos particulares. En el nuevo plan se han definido cinco metas y 21 objetivos específicos, los cuales se prevé alcanzar a través de medidas como la limitación del consumo de cigarrillos electrónicos.
Antes del año 2023 se propondrá incrementar los espacios libres de humo, lo que incluye también cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado, especialmente en exteriores, lo cual podría referirse a las terrazas de bares y restaurantes y a las proximidades de los edificios públicos.
En cuanto a los cigarrillos electrónicos y el tabaco calentado, el Ministerio de Sanidad quiere equipararlo al tabaco convencional a nivel legislativo, vetándolo en los “espacios sin humo” y también se controlará su uso en los coches particulares. Además, van a aplicar impuestos especiales a los cigarrillos electrónicos con el fin de reducir el consumo de los mismos.
De ponerse en práctica, cerca de medio millón de españoles verían cómo el Gobierno de la nación pondría palos en las ruedas de su adiós al tabaquismo, adicción que mata 8 millones de personas al año en todo el mundo (datos de la OMS).
El año pasado, la asociación UPEV denunció al Ministerio de Sanidad por su campaña El Tabaco Ata y Te Mata En Todas Sus Formas, alegando que la campaña es engañosa porque equiparaba al tabaco con los cigarrillos electrónicos. Arturo Ribes, presidente del ente, advierte que "las campañas y estrategias de Sanidad han pasado el umbral de la precaución y son de absoluta cerrazón. No quieren escuchar ni quieren ver estudios nuevos. No quieren abrirse a la evidencia científica".
Situación en Reino Unido y Francia
En Reino Unido, según un estudio publicado en 2021 por la Public Health England, el vapeo se asocia positivamente a dejar de fumar con éxito. En 2017, más de 50.000 fumadores dejaron de fumar con el cigarrillo electrónico. Ya en 2015, esta institución afirmaba que el cigarro electrónico es un 95% más seguro que el tabaco convencional.
Asimismo, el organismo de salud asegura que el uso del cigarrillo electrónico como herramienta para dejar de fumar obtuvo las tasas más altas de éxito en 2019 y 2020, con un 59,7% y un 74% respectivamente, mostrándose como la mejor terapia de reemplazo de la nicotina. En total existen unos 3,2 millones de vapeadores en Reino Unido, la mayoría fumadores (1,2 millones) y exfumadores actuales (casi 2 millones).
Francia ha querido seguir los mismos pasos que Reino Unido, regulando el empleo de esta alternativa al tabaco desde 2019, garantizando un producto de calidad. De hecho, según datos del Ministerio de Sanidad francés, más de 700.000 personas han dejado el tabaco convencional gracias al vapeo.
El debate está servido y las evidencias puestas encima de la mesa. El Gobierno se cierra en banda, los vapeadores no quieren trabas en su anhelo por dejar el tabaquismo y los empresarios quieren seguir ganando dinero. Es el ciclo de la vida, que diría aquel. Veremos cómo sigue.