El lendakari, Íñigo Urkullu, reconoce en privado que le gustaría haber seguido cuatro años más en el cargo y, sobre todo, haber desempeñado un papel más digno en su propia sucesión, la cual ni siquiera fue anunciada como tal por el PNV; simplemente, se dio por hecha en un apresurado comunicado emitido tras la filtración al diario El Correo, el viernes 24 de noviembre, de que el máximo órgano - el Euskadi Buru Batzar (EBB)- le había comunicado la noche anterior que no seguiría.
Así despachaba el comunicado a un Urkullu a quien no habían dejado siquiera anunciar su adiós en el Alderdi Eguna (Día del partido) el 24 de septiembre, apenas dos meses antes: “Han sido casi 12 años de compromiso y dedicación al Gobierno de Euskadi buscando siempre lo mejor para nuestra ciudadanía en momentos complicados por las crisis económicas, pandemias y conflictos internacionales sociales”. Punto y final.
Los whasapp
Los días posteriores fueron complicados para él. Así se desprende de conversaciones y confidencias telefónicas posteriores en las que el todavía lendakari se desahoga con su entorno -incluso con adversarios políticos-, según ha podido comprobar Vozpópuli. En uno de los whasapp, revela a su interlocutor de que “la decisión no ha sido mía”, aunque la acata, porque siempre estará “al servicio” de la formación abertzale, que ha sido su vida.
Hasta aquel 24 de noviembre, el PNV estaba llevando con extremo sigilo la nominación como sucesor de un desconocido Imanol Pradales, hoy responsable de Infraestructuras en Diputación de Vizcaya, para que su nombre surgiera de las asambleas de base vizcaínas, guipuzcoanas, alavesas, y no pareciera un dedazo; pero aquella filtración a El Correo echó por tierra el calendario y obligó a designarle desde “arriba” en 24 horas, a fin de cortar de raíz una candidatura alternativa, reconocen todas las fuentes consultadas. Un cáos estratégico del que todos tienen parte de culpa.
Durante meses la dirección que encabeza Andoni Ortúzar, probablemente para despistar, porque ya tenía decidido el relevo de Íñigo Urkullu en la persona de Pradales para frenar el fuerte desgaste de la sigla frente a Bildu en las últimas citas electorales; y el propio lendakari alentó con su silencio durante meses la idea de “fin de ciclo”
Durante meses la dirección que encabeza Andoni Ortúzar, probablemente para despistar, para no quemar a un Pradales llamado a frenar el fuerte desgaste de la sigla frente a Bildu en las últimas citas electorales, había dejado que los medios de comunicación especularan con la llegada de “una mujer” que invirtiera esa tendencia de derrota.
Se trataba, decían las crónicas alentadas desde la sede de Sabin Etxea, de atraer voto joven a un partido que hoy buena parte de la sociedad percibe “envejecido” y principal causante del deterioro de la sanidad -Osakidetza-, la joya de la corona del Estado de Bienestar Vasco, después de 40 años de poder sólo interrumpido la legislatura 2009-2012, con el socialista Patxi López al frente de la Lendakaritza.
El propio Urkullu, consciente o inconscientemente, alentaba durante esos meses último el relato del “fin de ciclo” con su espeso silencio respecto al futuro;. De hecho, algunos consejeros de su gobierno reconocían en agosto a Vozpópuli que no sabían que iba a ser de su vida porque él lendakari tampoco decía nada del suyo; lo cual les llevaba a concluir que el cambio estaba próximo”.
Una no, tres candidatas
Fueron aquellos de verano días de quinielas en el partido y en los medios de comunicación, encabezadas por la mujer con más poder ahora mismo dentro del PNV, la presidenta de la organización en Vizcaya (BBB) -el mismo cargo en el que Urkullu empezó en 1999 su fulgurante carrera política- Itxaso Atutxa, pareja del portavoz en el Congreso, Aitor Esteban; La seguían en orden de preferencia la presidenta del Parlamento Vasco, la guipuzcoana Bakartxo Tellería, y la ahora eurodiputada y ex presidenta de la Cámara hasta 2009, Izaskun Bilbao.
Incluso para los más escépticos sobre la posibilidad de que un partido tan poco feminizado se encomendara a una mujer, siempre aparecía en esas quinielas Unai Rementeria, ex presidente de la Diputación de Vizcaya (2015-2023). Rementería daba perfil joven (50) pero con ocho años de gestión a sus espaldas en la segunda institución más importante por volumen de recursos después del Gobierno Vasco… nunca apareció Imanol Pradales (49) en las crónicas y en las apuestas internas.
Algo cambia internamente cuando, el 31 de agosto, Urkullu pública en El País la tribuna Autogobierno vasco y modelo plurinacional del Estado. Si hay voluntad, es posible el acuerdo. Más allá de la polémica sobre la “plurinalcionalidad”, muchos en la dirección del PNV perciben alarmados que se dispone a seguir cuatro años más
Algo cambia internamente cuando, el 31 de agosto, Urkullu pública en El País la tribuna Autogobierno vasco y modelo plurinacional del Estado. Si hay voluntad, es posible el acuerdo. Más allá de la polémica de fondo sobre la “plurinacionalidad” de España, que llena titulares y portadas, muchos en la Dirección del PNV se fijan en otro aspecto: perciben alarmados que quiere seguir en la escena política cuatro años más.
Pero en Sabin Etxea ya entonces no quieren saber nada de una cuarta legislatura del desgastado Urkullu -se va a llevar por delante a toda su generación, incluido el eterno sucesor, Josu Erkoreka, consejero de Interior- porque tras los duros resultados en las elecciones municipales y forales del 28 de mayo, y en las generales del 23 de julio, el propio Andoni Ortuzar dijo: “tomamos nota del aviso”.
Pradales, el “clon”
Los jeltzales acababan de perder en los comicios locales 80.000 votos y 30 alcaldías -pasaron de 122 a 92- y en las generales la friolera de 100.000 votos -muchos de los cuales fueron a parar a Pedro Sánchez para frenar a Vox-, un hecho, éste último que ha provocado un empate a cinco diputados en el Congreso, por más que en el cómputo global el PNV saque una ventaja 150.000 votos a los de Arnaldo Otegi debido a su tirón en la provincia más poblada, Vizcaya.
Ante semejante panorama, no era de extrañar que cuando Urkullu se dejó querer en agosto vía tribuna en El País, Ortuzar y los suyos le dijeran no, sin dar más detalles. Estaban ya sigilosamente en la Operación Pradales, “un clon de Urkullu” hasta físicamente, dicen en el partido; de hecho, profesor y alumno -el todavía lendakari le dio clase- se llevan catorce años.
Manchego no nacionalista.
¿ SÓLO 4 AÑOS MÁS ? Urkullu quería quedarse ahí eternamente como si del padre Arzallus se tratara. Qué político con un curriculum ,fuera de la política, más plano que La Mancha, se marcha en este país, en la Cajera Irene tenemos uno de los muchos ejemplos.
Mazarino
El TabernÍcola Ortuzar (que Es Ortiz En Zamora) Es Un GaÑÁn De Tomo Y Lomo. Vaya Garrulo
jgarejula2
Dos cosas destacan en este asunto: el comportamiento dictatorial propio de ese partido neofascista que atiende por PNV cuya cacareada democracia interna queda al descubierto con estas maniobras y, segundo, el silencio ominoso y cómplice de todos los medios, asociaciones, etc. del País Vasco ante esta cacicada del partido bizkaitarra que impone, una vez más, los intereses de aquella provincia sobre el de las demás.
Mukis
Que pintas de palurdos follaovejas que tienes estos sujetos
doblaJeclasico
Si en la política PRIMA la figura, el aspecto, el pico de oro por encima de otras cualidades, en el Pais Vasco, no se entiende como siguen teniendo de ¿ manda mas? A ese “caracatre” al que en su ultima entrevista , me confirmó que ¿categoria? Ostenta. Resulta por otra parte, no entendible como además del citado, el pueblo vasco, al que según las encuestas, cada vez es menor el porcentaje de separatistas, lo mantengan. A lo mejor quieren imitar a los “cabestros” indepes catalanes y para ello les estorba “el monje” Urkullu”. Y el que faltaba para cuadrar. El “hipócrita del Reino Vasco: El tal Esteban. Si, el que cuando la moción de censura –ultima- dijo: Como siempre hemos de ser lo0s vascos los que arreglen los problemas de España”. Apaga y vámonos. O asi me lo parece.