El filósofo esloveno Slavoj Zizek, una de las escasas estrellas globales de la disciplina, formulaba el problema con precisión en una esta entrevista de 2015 : "Estoy harto de esa izquierda marginal que no solo sabe que no llegará al poder, sino que secretamente ni siquiera lo desea", destacaba. "Mira al grupo de izquierda moderada más popular de ahora, Krugman, Stiglitz, cercanos a los keynesianos… Lo que dicen es muy modesto. Quieren el mismo capitalismo, un poco reformado, con una salida de emergencia para los ricos. No creo que esto vaya a funcionar. Ni siquiera pienso que sea posible hacerlo", denunciaba. De hecho, estamos ante una de las pocas elecciones donde la izquierda del PSOE parece más un filial que un rival de Ferraz (recuerdan a las de 2008, en las que Izquierda Unida presentó a un poco desafiante Llamazares, que perdió tres escaños y el grupo parlamentario).
La sensación, cada vez más evidente, es que se ha dado por perdida la batalla económica, la defensa de la soberanía nacional y el control de infraestructuras estatales (el Secretario Nacional, del Partido Comunista Francés, Fabien Roussel, denunciaba estos días que las fronteras de su país se han convertido en un coladero). Ya no se aspira al pleno empleo ni a garantizar los derechos constitucionales, así que la socialdemocracia se limita a vender modernidad (gestionar la nación start-up de Macron) mientras la izquierda del PSOE se disuelve en el mercadillo de las identidades sexuales, raciales y regionales.
Perder las elecciones resulta mucho más sencillo que ganarlas, además de que esto último acarrea el engorro de aplicar políticas de redistribución que no acaban de entusiasmar a una izquierda del PSOE cuyos líderes son tan privilegiados o más que el resto de partidos (y más propensos a los bonos sociales que a articular un discurso social y empresarial de país, imposible cuando te alías con quien quiere fragmentarlo).
La izquierda molona
Echando la vista a atrás, cada vez parece más claro que Pablo Iglesias sufría una ataque de ansiedad cada vez que se acercaba a conquistar el poder real. Cuando parecía que los españoles estaban deseando convertirle en un nuevo Felipe González, se empeñaba en inmolarse declarando su amor al nacionalismo catalán y vasco, se compraba un chalet antes de tiempo o se entrenaba con la versión tricolor de la camiseta de la selección de fútbol en vez de con la roja que alegra todo el país. Algún psiquiatra debería explicarnos si estas metidas de pata épicas fueron errores políticos o reacciones histéricas ante la cercanía a triunfar donde el poscomunismo llevaba décadas naufragando. Hoy Iglesias sigue crispado, quizá por inercia, a pesar de que ya se ha disuelto cualquier posibilidad de victoria.
Yolanda Díaz ni está ni se la espera en los barrios conflictivos ni en la España vacía
Yolanda Díaz sufre una versión atenuada del síndrome de Iglesias, por ejemplo cuando se empeñó en apoyar a Tanxugueiras frente a Chanel o su incomprensinle compulsión por rodearse de presentadoras eurovisivas, jóvenes influencers pasivo-agresivos y tertulianas pasadas de vueltas como Cristina Fallarás, alianzas que dan la impresión de que Sumar sólo aspira a interpelar a barrios gentrificados como Malasaña, Gracia, Ruzafa y otros cuatro guetos cool de España. Como remate, acude el polémico presentador Jorge Javier Vázquez, uno de los activos emblemáticos de la cadena de Silvio Berlusconi.
La vicepresidenta triunfa en el pabellón de Magariños (calle Serrano de Madrid) y en el templo hípster de Arganzuela (Matadero) pero ni está ni se la espera en ningún pueblo de la España Vacía ni en un ningún barrio conflictivo de nuestro país, donde desentonarían sus vestidos fashion. Ella es la parte de la clase dominante que no va a cambiar el sistema, más allá de asegurarse de dar de alta a la asistenta en la Seguridad Social y subir los sueldos al nivel del IPC. Como se ha dicho ya tantas veces, hoy la izquierda se conforma con ejercer de departamento de Recursos Humanos del capitalismo desbocado. Normal que no despierten especial entusiasmo.
jgarejula2
Lo cierto es que a la izquierda del P$O€ no hay nada. No puede haberlo porque el sanchismo es ultraizquierda en estado puro. Yolanda Díaz es tan solo un intento a la desesperada de recuperar todo lo que se pueda del voto socialista que huye de Sánchez, lo que sea con tal de evitar la abstención de miles de ciudadanos hartos de sus mentiras, de sus traiciones y de sus lujos de sátrapa asiático. De la pareja de Galapagar, ni hablemos, su chalet y sus niñeras les han apartado de todo lo que no sea agitar las calles con cuatro fieles que mantienen a sueldo con dinero público de los ninisterios que "okupan". Sánchez lo sabe y por eso está desesperado por encontrar cobijo fuera de España pero lo tiene muy difícil. Imposible como no pase al cobro algunos favores que ha hecho y los que aún hará, como plegarse a la política USA en el flanco Sur con sus cesiones a Marruecos (el ojo que tienen allí para buscarse aliados es proverbial y encima no aprenden) Es por eso que la tentación de dar una patada al tablero estará presente hasta el último segundo.
S.Johnson
"...Echando la vista a atrás, cada vez parece más claro que Pablo Iglesias sufría una ataque de ansiedad cada vez que se acercaba a conquistar el poder real..." El problema de Pablito es que, aparte de su horror al trabajo, no es mas que un payaso... que engatusa solo a otros tan payasos como él. Y lo sabe.
NormaDin
A mí sólo me han despertado un asco visceral. Ermitas, muérete. Yoli, desaparece. Pandemitas del mundo, hundíos.
vallecas
La profesión más valorada es ser Médico. Lo que más me gusta de esta profesión es el interés por conocer con exactitud el origen de la enfermedad. Saber donde está el problema. La "extrema izquierda" de España no quiere solucionar los problemas del conjunto de los ciudadanos. La "extrema izquierda" odia a España y busca su disolución. La "extrema izquierda" no quiere seguir las reglas básicas de convivencia y respeto. etc, etc. Lo ve D. Víctor como ahora se entienden las cosas mejor
Sin_Perdon
No te confundas. Fue el PP el que metió el catalán en las aulas baleares, como es el PP el que mantiene el gallego en las aulas gallegas. Conviene recordar como el gobierno de M.Rajoy no obligó a la Generalidad al cumplimiento de la sentencia del TSJC que obligaba a que en Cataluña se impartieran como mínimo el 25% de las clases en español. No es una cuestión de complejos, es una cuestión de principios, y el PP está por el fomento de las lenguas minoritarias en detrimento del español. Porque la realidad dice una cosa muy diferente de lo que SUS MEDIOS cuentan.