Somnolencia, mareos, alucinaciones, agitación.... son algunos de los efectos contraproducentes de la ingesta del tranxilium. Este medicamento se ha vuelto uno de los más reclamados de forma ilegal por los jóvenes y lo están aprovechando los 'camellos' de los fármacos que se vuelven de oro. Consiguen las recetas mediante robos o inventándose las patologías, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli.
El tranxilium es un medicamento que pertenece al grupo de los tranquilizantes, ansiolíticos, derivados de las benzodiazepinas. Está indicado en todas las manifestaciones de la ansiedad que puedan presentarse en los trastornos psicológicos cotidianos y cuya intensidad no alcance una dimensión psiquiátrica.
El objetivo de estas pastillas es calmar los estados de ansiedad, son efectivos en las depresiones o para la gente que no puede tener sueño. Personas mayores son los principales benefactor de los elementos positivos de este producto que se dispensa en farmacias.
"Se menudea con el tranxilium en la calle. Es un antidepresivo y está catalogado como droga. Solo se puede acceder a él mediante receta y no es nada fácil de conseguir", aseguran estas fuentes. Muchos menores y jóvenes se acercan a sus médicos de cabecera para intentar conseguir este fármaco.
Los trucos para obtener recetas
Siempre de primeras reciben un no por su gran potencia. Hace que los jóvenes se busquen otras formas de conseguirlo. "Normalmente estos chicos que los venden se los quitan a algún familiar que lo tiene recetado", afirman las fuentes.
Aunque no son las únicas circunstancias. Hay veces que estos chicos se inventan patologías antes los médicos para obtener las recetas. Principalmente trastornos mentales o ataques de ansiedad. "Las primeras veces a lo mejor no te lo dan... pero a la cuarta o la quinta vez sí", remarcan. También hay quien roba recetas para poder adquirir este producto.
1,5 euros por pastilla
El precio de venta de cada cápsula varía entre los dos y los tres euros, su valor "se quintuplica en la calle". Una caja con 30 patillas tiene un precio de 1,50 euros. Por lo que es un negocio redondo para estos delincuentes que se dedican al menudeo de drogas.
El uso de ese fármaco por parte de los jóvenes se ha disparado desde la pandemia. Ya durante el confinamiento comenzaron las primeras investigaciones tanto de la Policía Nacional como de la Policía Municipal en torno a este medicamento en Madrid.
Mucha demanda en Marruecos
Según estas fuentes, en muchas de las operaciones antidrogas que se han practicado en los últimos tiempos los traficantes ya contaban con el tranxilium entre su catálogo de productos que contaba con cocaína y hachís. Por el momento, el detalle positivo, es que aún no se ha detectado que los delincuentes trafiquen a gran escala con este fármaco.
Aunque resulte paradójico los camellos españoles trasladan esta droga a un país vecino donde tiene gran demanda: Marruecos. Muchos de estos fármacos ilegales tienen como destino el continente africano ya que es más complicado tener provisiones de estas pastillas.
Como todos los medicamentos el consumo sin receta y sin control de las pastillas pueden suponer graves consecuencias para los organismos más débiles, además de crear dependencia física y psíquica. El riesgo de dependencia aumenta con la dosis, la duración del tratamiento, la combinación con alcohol o con algunos medicamentos (ansiolíticos, hipnóticos, psicótropos), o si tiene antecedentes de dependencias (a medicamentos u otros productos).
Contraindicaciones
Su uso acentuado puede llegar a desarrollar cierta tolerancia. Con ello se genera amnesia o se acota la duración del sueño. Además, con la suspensión del tratamiento pueden reaparecer los síntomas que hicieron necesario el mismo (insomnio de rebote y ansiedad). Éste es un fenómeno transitorio que puede acompañarse de cambios de humor, ansiedad, intranquilidad o trastornos del sueño.
Es más probable que aparezca si se interrumpe el tratamiento de forma brusca, por lo que éste se debe disminuir gradualmente. Todas estas contraindicaciones se producen cuando el medicamento es recetado bajo prescripción médica. Sin ella el peligro se agrava.