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Descubierto el misterio de las esferas de piedra de 'Indiana Jones'

Ya se conoce el origen de las petroesferas precolombinas de Diquís, en el delta del mismo nombre entre los ríos Terraba y Sierpe, en el suroeste de Costa Rica, que

Ya se conoce el origen de las petroesferas precolombinas de Diquís, en el delta del mismo nombre entre los ríos Terraba y Sierpe, en el suroeste de Costa Rica, que inmortalizó la primera película de la saga de Indiana Jones. Esa gran bola de piedra que perseguía al héroe por una entrampada salida de un templo en la perdida selva centroamericana, fue construida por los indígenas borucas y era un signo de distinción

La novedad hoy es que los arqueólogos trabajan con las petroesferas precolombinas de Diquís que se han encontrado ubicadas en su sitio original, semienterradas, ya que las que se conocían hasta ahora, habían sido desplazadas o destruidas porque los profanadores llegaron a pensar que escondían tesoros en su interior.

El arqueólogo Francisco Corrales, del Museo Nacional de Costa Rica, explicó que "hemos estudiado el terreno en el que se encuentran más de 15 de estas esferas y algunas están colocadas al costado de ramblas que acceden a edificios residenciales, como para dar la bienvenida. Se utilizaban como signo de jerarquía, de rango y de distinción étnica".

La conservadora y arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología de México, Isabel Medina González, y asesora del Museo Nacional (MN) de Costa Rica coincide con Corrales en que las esferas "son elementos fundamentales de estatus en las sociedades caciquiles precolombinas de Costa Rica".

Fotografía que muestra a los arqueólogos (de izq. a dr.) Isabel Medina, Ana Eduarte, Javier Fallas y Alfredo Duncan, cuando trabajan en el área de las esferas de piedra precolombinas de Diquís

Las esferas se encuentran en cuatro zonas arqueológicas declaradas Patrimonio Mundial, y denominadas: Batamal, Finca 6, Grijalba 2 y El Silencio.

En Finca 6 es donde se encontraron las esferas semienterradas y donde se trabaja en la actualidad en su análisis y desenterramientos.

Un elemento único en el mundo

La arqueóloga e investigadora mexicana Isabel Medina es tajante en su valoración: "es una oportunidad increíble de estudiar estos elementos únicos en el mundo y en particular las cinco esferas parcialmente enterradas en Finca 6 y estudiar los mecanismos de deterioro y sus causas".

El trabajo pues es "liberar las esferas mediante una excavación arqueológica y micro-excavación con el fin de documentar su estado físico, tanto en la superficie superior expuesta, como en la parte bajo tierra, ello con el objetivo de conformar un expediente del estado físico de cada una", explicó la experta.

"La decisión de mantener a las esferas semienterradas creo que ha sido la adecuada por su conservación 'in situ' y su posterior estudio" que se está ya realizando con un equipo multidisciplinar del Museo Nacional de Costa Rica.

Esferas perfectas de casi el 96%

Las esferas tienen una perfección increíble ya que “algunas llegan al 96 por ciento”, dice Corrales quien también estudia los instrumentos con los que se fabricaron: "hemos encontrado las herramientas que se utilizaban cerca de las esferas y los instrumentos para darles el alisado. Hay esferas muy perfectas de casi el 96 por ciento y otras más vastas. Se fabricaban en varios materiales, rocas de granito y gabro, piedra caliza o arenisca pero la mayor parte en gabro", dijo el arqueólogo.

“Se fabricaban con grandes bloques de piedras que se trasladaban hasta donde se colocaban, utilizando herramientas también de piedra como martillos, y después se realizaba un trabajo más fino de pulido” añade.

“Las sociedades indígenas trabajaron la piedra desde el momento que llegaron hace miles de años. Alrededor del 400 antes de Cristo comenzaron ya con la manufactura de las esferas inspiradas, tal vez, en los cantos rodados de los ríos”, explica el arqueólogo.

En la imagen se mira la superficie de una esfera enterrada en el suelo, en la zona de Palmar Sur. Las esferas de piedra precolombinas de Diquís, construidas hace más de mil años en el delta del río que les da nombre, en el suroeste de Costa Rica por los indígenas borucas, que tienen un diámetro que va desde los 7 centímetros a los 2,66 metros, con un peso máximo de 16 toneladas.

Las esferas se encuentran en varios contextos, como en grupos de hasta 14 o 15, en áreas abiertas en las aldeas, y también en zonas periféricas como lugares especiales. Las pequeñas en contextos cerrados con fragmentos de esculturas, y muy pocas fueron encontradas en tumbas.

Las distintas teorías

Digan lo que digan los expertos, demuestren lo que demuestren, la existencia de las petroesferas provocan teorías de todo tipo y que todo tipo de gente quiere escuchar.

Por ejemplo: los antropólogos Ivar Zapp y George Erikson aseguran que las esferas son la gran prueba de que en el delta del Diquís se asentó una gran civilización de cara al mar.

En su obra 'La Atlántida en América' señalan que las petroesferas les indicaban rutas marinas, como instrumentos de navegación, y que su alineación indicaban lugares como el Estrecho de Gibraltar las pirámides de Egipto o la Isla de Pascua.

Otras teorías señalan directamente a los extraterrestres quienes las trasladaron desde algún lugar del Universo, ya que consideran que el material con el que están hechas no se encuentra en el delta del Diquís.

Por su parte las tradiciones, fundamentalmente orales, y provenientes de las poblaciones indígenas en contacto con los burucas, justificaban la existencia de las esferas porque el dios Trueno las lanzaba a los huracanes para alejarlos con una gigantesca cerbatana.

Símbolo de la nación costarricense

Las esferas de piedra están consideradas como un símbolo patrio. La manifestación de Costa Rica. Y así, el 30 de julio del 2014, la Asamblea Legislativa del país aprobó la declaración de las “Esferas Indígenas Precolombinas” -así se las denomina en el documento- como “Símbolo Patrio y de interés público”. Anima a su estudio, investigación, protección, conservación, restauración y recuperación y su inclusión en los temarios de estudio de los escolares.

Sin embargo, la arqueóloga especialista Ifigenia Quintanilla, con más de 25 años de estudio de las esferas y autora del único libro científico sobre ellas: 'Esferas Precolombinas de Costa Rica' piensa que el poco interés colectivo sobre ellas que existe en Costa Rica es un tema “que me obsesiona”. Sobre la poca participación de las comunidades locales en su gestión cultural y hasta turística, comenta telefónicamente: “Las instituciones deben hacer su trabajo, pero las comunidades locales deben hacer el suyo”.

Quintanilla citó a los avances tecnológicos y científicos que se están aplicando a las esferas como fuente de nuevos descubrimientos. “Estamos comenzando. Tenemos una información básica y, sin lugar a dudas, grandes momentos nos hará vivir la investigación científica sobre las petroesferas, únicas en el mundo”, finalizó.

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