Cerca de un 2,6% de la población mundial y más de un millón de personas en España sufren trastorno bipolar, una "enfermedad grave" que afecta al sistema nervioso central y sobre la que sigue existiendo un gran "desconocimiento", hasta el punto de que la mitad de los afectados no está diagnosticado.
Estos son algunos de los datos que recoge la Fundación Mundo Bipolar, que con motivo del Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se celebra este viernes, ha lanzado junto a los laboratorios Lundbeck la campaña #BipolarNoEsBroma, cuyo objetivo es concienciar de que esta patología "no es ninguna broma, sino una enfermedad que hay que tomar muy en serio".
El trastorno bipolar es una enfermedad que afecta a los mecanismos encargados de regular el estado de ánimo, por lo que la persona que la sufre pierde el control de sus emociones y sufre tanto episodios depresivos como eufóricos.
Pese a tratarse de la sexta causa de discapacidad en el mundo, todavía existe un gran desconocimiento en torno a esta patología. Las personas afectadas tardan una media de cinco años en ser diagnosticadas, y la mitad de ellas no sigue ningún tratamiento.
Diagnóstico
Por ello, un diagnóstico precoz es clave para prevenir el deterioro físico y cognitivo asociado al trastorno y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen. Así, la entrevista clínica es una herramienta fundamental.
"Si un paciente empieza a tener síntomas psicóticos o depresivos, y presenta antecedentes familiares con el trastorno, conviene estar muy alerta e incluso comenzar a tratarlo para no perder tiempo", comenta el doctor Montes, jefe de sección de psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal.
En torno a un 50% de los afectados abandonan la medicación por su cuenta a lo largo de la enfermedad, según la fundación, que explica que la mayoría lo hace cuando se encuentra bien.
"El problema llega cuando el paciente todavía no está convencido de tener un trastorno que es recurrente, y no acepta que pueda tener nuevos episodios", ha explicado Montes.
El impacto social de la enfermedad es mayúsculo. Hasta un 45% de los pacientes con trastorno bipolar se ha sentido discriminado en alguna ocasión, en más de un 75% de los casos ven reducidas las expectativas de éxito en la vida y casi la mitad pierde su trabajo.
Para Guadalupe Morales, directora de la Fundación Mundo Bipolar, el problema "más grave son las consecuencias sociales, económicas, afectivas y familiares, más que la enfermedad". Todo ello conlleva un "sufrimiento indecible, que contamina la vida de la familia y de la propia persona mucho más allá del propio trastorno".
Suicidio
"De un problema de salud que es indudable que existe, las consecuencias son tremendas. Cerca de un 18% de las personas con trastorno bipolar se suicida, es una burrada. Esto es debido a la situación, a la falta de posibilidades de seguir desarrollándose, a huir del sufrimiento", ha subrayado en una entrevista a Efe.
Asimismo, Morales ha criticado que "se dé identidad a una persona en función de un diagnóstico", lo que "no deja de ser otro tipo de discriminación".
"Eso es cosificar y hacer un ejercicio reduccionista bestial. Esto es una circunstancia, una enfermedad, un problema de salud que debería circunscribirse a eso y no convertirse en la identidad de nadie", ha afirmado.
Otro aspecto que ha reivindicado Morales es el de una "atención sociosanitaria en condiciones" para atajar la enfermedad. También el de conocer los derechos recogidos en la Convención de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad.
"El gran problema es el tremendo desconocimiento que hay acerca de nuestros derechos. Si no los conocemos, ¿cómo los vamos a reclamar?", ha manifestado.
En este sentido, aunque el tratamiento fundamental de la enfermedad continúa siendo farmacológico, la psicoeducación es clave. "Hay que realizar un adecuado aprendizaje de qué es la enfermedad, cómo funcionan los tratamientos y qué pautas seguir. No hay que exagerar, pero sí que conocerlas", ha subrayado el doctor Montes.