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El pasado de Konecta: falleció una trabajadora y "el servicio siguió funcionando en presencia del cuerpo"

La empresa que descuenta parte de su salario a sus trabajadores afectados por la DANA ya fue protagonista de una fuerte polémica

Tras el paso de la DANA por Valencia, miles de personas tratan de recuperar la normalidad. Muchos han perdido todo lo que tienen, incluso sus empleos, sobre todo aquellos que han visto cómo sus locales y equipamiento quedaban destrozados. Mientras, muchos otros no podían ir hasta las oficinas o lugar habitual de trabajo, y tampoco teletrabajar por diversas razones. En esta situación, las autoridades siempre han apostado por la protección de los trabajadores, pero ahora la empresa Konecta desata la polémica por hacer deducciones en las nóminas de aquellos que no han podido ir a trabajar.

Dos mujeres trabajan de teleoperadoras.

Todo comenzaba en el momento en que llegaba el temporal a la Comunidad Valenciana. La famosa alerta roja lanzada por la Agencia Estatal de Meteorología no fue suficiente para que Konecta se pronunciase sobre la situación para garantizar la seguridad de sus trabajadores. Así, la empresa permaneció abierta hasta cuando las condiciones climáticas empeoraron, y no fue hasta cuando el transporte quedaba paralizado y el río Campanillas amenazaba con desbordarse cuando Konecta procedía a evacuar el edificio. 

Estas son algunas de las denuncias del departamento de Riesgos Laborales de la empresa, además de sindicatos como la Confederación General del Trabajo (CGT), que inicia una campaña para proteger a los trabajadores perjudicados por el paso de la DANA. La empresa considera injustificadas las faltas de estos empleados, por lo que ha procedido a descontárselas de su sueldo. Pero esta no es la única polémica en la que la empresa se ha visto envuelta: si echamos la vista atrás, es posible hablar de un caso que hacía saltar todas las alarmas sobre la deshumanización y mecanización del trabajo exigido por el grupo.

El fallecimiento de Inmaculada, teleoperadora de la empresa

El pasado 2023, todos los medios se hacían eco de un caso que marcaba a trabajadores de todo el país. Inmaculada, Inma para sus compañeras, se desvanecía de manera repentina y, aunque fue atendida por dos personas para intentar reanimarla, fallecía durante su jornada laboral. La teleoperadora, de 60 años, llevaba 15 años junto a la empresa, y sus compañeros hablaban de ella como "una persona muy querida" dentro de la plantilla. Pero, además, el sindicato denunciaba la forma de proceder de la empresa ante esta situación: en ningún momento paró la actividad laboral.

UGT fue el primer sindicato en mostrar su “malestar e indignación por la lamentable actuación” de Konecta con los compañeros de la fallecida, “obligándoles a seguir atendiendo llamadas” con “el cuerpo presente” de Inmaculada. Así lo decía su comunicado un día después del fallecimiento de la empleada, el 13 de junio de 2023. “Como si de robots en vez de personas se tratara”, criticaba la nota de UGT, además de denunciar una notable falta de “humanidad”. Pero no fue el único grupo que se hacía eco de lo ocurrido: CGT y USO también denunciaban la forma de actuar de la compañía, y esta última era más exacta. “Hubo unos 40 minutos que los compañeros estuvieron trabajando con Inma de cuerpo presente”, lamentaba David Sánchez, responsable de Contact Center de USO.

En su defensa, fuentes de Konecta aseguraban haber dado la posibilidad de teletrabajar desde un inicio, además de haber despejado la zona más próxima a la fallecida en el menor tiempo posible. Finalmente, los sindicatos ponían el foco en la deshumanización en un sector en el que la productividad es de máxima importancia, llegando a alcanzar hasta las 300 llamadas al día por una sola persona. Por este mismo motivo, muchos trabajadores continuaron su actividad por inercia, a la vez que algunos de ellos denunciaban el elevado estrés al que se veían sometidos y la despersonalización sufrida a diario.

 

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