Hablar de Pascua Militar es hacerlo de una de las fechas marcadas en rojo en el calendario de las Fuerzas Armadas. El Palacio Real es el escenario en el que, cada 6 de enero, se congregan los máximos representantes de la cúpula castrense, el presidente del Gobierno y los ministros de Defensa e Interior, amén de otras autoridades civiles, para acompañar al jefe del Estado -también capitán general de las tropas- en su alocución dirigida a todos los efectivos de los ejércitos de Tierra, del Aire y la Armada. Un encuentro que durante décadas ha llevado el sello indeleble de Juan Carlos I... Hasta su abdicación en Felipe VI y su posterior marcha a Emiratos Árabes Unidos. El rey emérito estuvo ausente en todos los sentidos en la Pascua Militar de este jueves, tanto físicamente como por las nulas referencias hacia su figura. Su futuro sigue en el aire. ¿Regresará pronto a España, como es su deseo? ¿Participará en actos públicos si se confirma su retorno? ¿Resolverá la Fiscalía del Tribunal Supremo en las próximas semanas/meses las tres investigaciones sobre sus fondos?
2014 y 2015 fueron unos años singulares en lo que se refiere a la tradición de la Pascua Militar. La primera fecha marcó la última edición en que Juan Carlos I se erigía como cabeza visible de la Corona española. Su alocución fue trabada y dificultosa, pero el entonces jefe del Estado terminó su discurso en el que ensalzaba el valor de las Fuerzas Armadas y su compromiso con los principios constitucionales.
Era una fecha en la que se encontraba especialmente cómodo, manteniendo su tradicional rotación de uniformes del Ejército de Tierra, del Ejército del Aire y de la Armada Española. Recibía las felicitaciones por su cumpleaños -nació el 5 de enero de 1938- y se gustaba en los corrillos posteriores que recogían las salas del Palacio Real, en las que se congregaban uniformados, políticos y periodistas.
Pero las dificultades en pronunciar su discurso dispararon los rumores sobre su estado de salud y en la posibilidad de que Felipe, príncipe, tomara las riendas de la monarquía. Algo que sucedería unos meses más tarde, empujado hacia una abdicación por motivos que, no obstante, estaban lejos de todos los comentarios surgidos en la Pascua Militar. Así llegó la de 2015, con Felipe VI rey, nuevo capitán general de las Fuerzas Armadas y la reina Letizia a su lado.
Juan Carlos I no asistió al acto por el que sentía tanto apego personal. Su hijo habló de él con admiración familiar y representativa, y pidió que se le concediera "el homenaje de gratitud y respeto" que "merece de todos". Pedro Morenés era entonces ministro de Defensa y en su discurso pidió una inversión presupuestaria para su cartera acorde a las necesidades de las Fuerzas Armadas.
La Pascua Militar es sinónimo de tradición, pero desde entonces se sucedieron los episodios que marcaron la singularidad de cada edición. Cataluña, con la celebración del referéndum del 1 de octubre de 2017, fracturada política y socialmente, sacudió la Pascua del 6 de enero de 2018. La Corona mostró una imagen de unidad y sin fisuras, y por primera vez Juan Carlos I acompañó a su hijo rey en el acto del Palacio Real. Su presencia en el acto, no obstante, correspondía a un homenaje al ya emérito por su octogésimo cumpleaños. Felipe VI felicitó a su padre por su "ejemplo vistiendo con honor el uniforme y siempre velando por la excelencia y el compromiso de nuestras Fuerzas Armadas con nuestra democracia, nuestra libertad y nuestra seguridad".
Juan Carlos I, en Emiratos
Nuevos episodios marcarían las Pascuas venideras. La de 2019 fue la primera de Pedro Sánchez al frente del Gobierno, tras la moción de censura sobre Mariano Rajoy; la de 2020 transcurrió en vísperas de la votación en el Congreso de los Diputados con la incógnita de si la "aritmética parlamentaria" sumaría los apoyos suficientes para que el líder socialista dejase de ser presidente del Ejecutivo en funciones. Pero, para extraña y de sensaciones encontradas, la Pascua Militar de 2021, en plena pandemia de coronavirus y con un trágico registro de muertes y el confinamiento de la población en los meses anteriores.
Se podría haber suspendido el acto, pero se optó por seguir adelante -con las mayores restricciones de aforo- para rendir tributo a las Fuerzas Armadas tras un año convulso y difícil, habida cuenta de su desempeño en la crisis sanitaria. En ese contexto, poco se habló de la ausencia de Juan Carlos I, retirado en Emiratos Árabes Unidos desde el 3 de agosto de 2020, perseguido por la polémica que habían desencadenado "ciertos acontecimientos pasados" de su "vida privada" -términos que empleaba en la carta pública de su despedida-.
Y así, tras varias ediciones convulsas, por fin se ha llegado a la Pascua Militar de 2022. Los zarpazos de la variante ómicron del coronavirus obligaron a mantener las limitaciones de aforo en el Palacio y la mascarilla se presentó, un año más, como una prenda imprescindible en los uniformes de la cúpula militar. Los corrillos, salvo veladas excepciones y siempre manteniendo las distancias de seguridad, brillaron por su ausencia.
Felipe VI y la ministra de Defensa, Margarita Robles, coincidieron en varios puntos en sus respectivas alocuciones: el recuerdo a las víctimas de ETA en el décimo aniversario del cese de su violencia terrorista, el compromiso de España con la OTAN ante la cumbre que la Alianza celebrará este año en Madrid, y el desempeño de las Fuerzas Armadas en los últimos episodios que han puesto a prueba su capacidad de respuesta, como la borrasca Filomena, la evacuación de Kabul o el volcán de Cumbre Vieja.
Pero en esta ocasión no hubo referencias a Juan Carlos I, que permanece en Emiratos Árabes Unidos a pesar de su deseo de regresar a España. Se había especulado con la posibilidad de que en estas fechas ya estuviera en territorio nacional, pasando las fiestas navideñas en un entorno más familiar. Una vuelta que, a todas luces, estaría desligada de su participación en actos públicos -al menos como miembro de la Casa Real- tras las últimas investigaciones judiciales que de un modo u otro se refieren a su figura.
Se consideraba clave que la Fiscalía del Supremo decidiera sobre los tres casos pendientes para que el rey emérito volase rumbo a Madrid. Pero esa decisión, que se esperaba para finales del año anterior, aún no ha llegado y Juan Carlos I aún permanece en Abu Dabi. Su última aparición fue en un partido de tenis de Rafael Nadal en la capital emiratí, con quien compartió mantel en una cena posterior. El positivo por coronavirus del deportista le obligó a someterse a una prueba PCR para descartar una posible infección.
Así, Juan Carlos I ha celebrado este 2022 su 84º cumpleaños lejos de España, con la incógnita de su regreso aún por resolver y brindando desde la distancia con motivo de la Pascua Militar, jornada que durante tanto tiempo presidió, celebró y disfrutó como capitán general de las Fuerzas Armadas.