Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigan las más de 150 denuncias por pinchazos en discotecas en todo el país. Si bien es verdad que la cifra es amplia, el ritmo de las mismas se ha reducido con el paso de los días. De forma paralela, la Policía Nacional ha esclarecido el primer caso falso en Palma de Mallorca: un menor denunció que le habían robado su teléfono móvil para cobrar la póliza del seguro.
Después de la tormenta siempre regresa la calma. Uno de los principales temas del verano está siendo los pinchazos en las discotecas. Desde mediados de julio estas prácticas han creado un estado de psicosis entre los jóvenes que salen a disfrutar de las noches.
No hay denuncias en Madrid
Un miedo que fue divulgado por redes sociales y que se concretó en cascadas de denuncias recogidas por las fuerzas y cuerpos de seguridad por todo el territorio nacional. Existen más de 150, según han informado fuentes policiales a Vozpópuli. Cataluña, Andalucía, País Vasco o la Comunidad Valenciana, han sido algunos de los puntos con más avisos. Curiosamente, no hay ninguna en la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, en los últimos días se ha rebajado el ritmo de presentación de estas denuncias, según estas fuentes. Una de las causas ha sido la presión de los cuerpos policiales. Agentes de paisano, las cámaras de los locales y las patrullas en las inmediaciones han sido sus principales herramientas y han dado sus frutos.
Precisamente, esta semana, la Policía Nacional ha conseguido esclarecer el primer pinchazo en discotecas falso. El caso ha ocurrido en Palma de Mallorca donde un menor simuló haber sufrido esta práctica en el interior de un local de ocio nocturno para cobrar el pago de la póliza del seguro de su teléfono móvil. Los agentes consiguieron, con pruebas, que el joven reconociera que todo era mentira. Fue detenido por simular un robo con violencia.
De igual forma, los Mossos d'Esquadra consiguieron identificar al presunto autor de uno de los pinchazos en una discoteca de La Ràpita (Tarragona). Fue gracias al testimonio de la joven que le señaló como responsable. A pesar de ello, la víctima no sufrió ningún síntoma y la analítica tampoco detectó sustancias estupefacientes.
Sin sumisión química
Los casos han desconcertado a los investigadores, ya que no se han encontrado restos de drogas en ninguna de las víctimas. Tampoco sufrieron robos o agresiones sexuales. Por todo ello, no se consideran unos hechos relacionados con la sumisión química, como en un principio se hablaba.
La cronología, con el inicio de las denuncias en San Fermín, muestra que han ido evolucionando los sucesos sobre pinchazos. A la par que en España, otros países como Reino Unido, con 1.300 casos, y Francia, con 400, han sufrido estos hechos causando una gran psicosis entre la población juvenil. No hay visos en común entre las víctimas españolas lo que hace pensar a los agentes que se tratan de imitadores que aprovechan la situación actual para seguir originando miedo entre los clientes de los locales de ocio nocturno.
Una de las hipótesis que manejan los mandos policiales es que se trata de un reto viral protagonizado por jóvenes 'graciosos' que usan para ello alfileres y bolígrafos de insulina. Todo ello a tener de las heridas que presentan las víctimas en los centros sanitarios. Una 'broma macabra' que tiene como objetivo incentivar la teoría de los pinchazos y preocupar a la población.
Imitadores
Las dudas sobre la veracidad de estos pinchazos también han sido publicadas. "Resulta difícil, para una persona no capacitada, realizar este tipo de inyección con precisión, especialmente en un entorno con poca luz y movimiento, como un club nocturno o un bar", son las explicaciones que ofreció Energy Control, uno de los laboratorios más consolidados en materia de drogas.
El laboratorio aseguró que "una aguja de menor tamaño puede reducir la sensación dolorosa asociada al pinchazo, pero también requerirá de más tiempo para inyectar una sustancia que con una aguja de mayor calibre". Sin embargo, sí que consideran que la rápida extensión del fenómeno se puede explicar como un "efecto de imitación" por la amplia cobertura que están teniendo estos hechos. Un fin de semana más, las fuerzas de seguridad seguirán encima del ocio nocturno para comprobar qué hay detrás de todos estos pinchazos.