La Dirección de la Policía Nacional ya había mandado algunas comunicaciones a los mandos intermedios para informarles sobre la puesta en marcha en las próximas semanas de  una aplicación para teléfonos móviles similar al WhatsApp. La idea era evitar que los miembros del cuerpo utilizasen este sistema considerado “poco seguro” para sus informaciones profesionales.

Sin embargo la iniciativa no ha gustado  a muchos agentes que han elevado sus protestas a la Dirección de la Policía alegando que no están dispuestos a emplear sus propios teléfonos en un sistema de mensajería del cuerpo de policía. La avalancha de críticas ha hecho rectificar a la Dirección que se han apresurado a mandar un comunicado en el que informan que el nuevo sistema de mensajería queda en suspenso.

El Área de Telecomunicaciones del Cuerpo Nacional de Policía había preparado un sistema llamado IMBox,que iba a ser administrado directamente por la dirección general de la Policía. De esta manera se pretendía evitar que algunas informaciones pasen por los servidores que están en los EEUU, como es el caso de WhatsApp o Telegram, que están en Rusia y “que salgan del ámbito profesional”.

 La policía ya había comenzado a dar de alta a algunos agentes y en las próximas semanas se disponía a ofrecerlo a todos los profesionales del cuerpo. De forma paralela, la dirección de la Policía iba a hacer pública una instrucción para prohibir a todos los funcionarios que usen aplicaciones particulares, como son WhatsApp o Telegram, para intercambiar informaciones profesionales.

Los jefes de la policía, en una comunicación interna, habían recordado, a los funcionarios que “en caso de sospecha los registros de datos quedan almacenados y se pueden recabar para verificar si alguien lo ha utilizado indebidamente”. Profesionales de la Policía señalan que esto es una amenaza para los que continúan utilizando las aplicaciones privadas.