Que España es un destino turístico preferente a nivel global no es noticia. Pero dentro de esta industria, el turismo sanitario se está haciendo un hueco. Tiene un crecimiento del 6,2% y en 2014 representó un volumen de negocio de 7.100 millones de euros. Son algunas de las conclusiones extraídas de un informe publicado por Spaincares, el clúster del turismo sanitario.
En el ámbito global, España ocupa la posición 12 en el ránking de países. A la cabeza se encuentra Estados Unidos, con un volumen de negocio de 157.000 millones de euros y un crecimiento del 5,8%. Alemania y Japón completan el palmarés con 39.000 y 26.000 millones respectivamente. Justo por delante de España se sitúa China. Su negocio supera los 7.300 millones y crece a un ritmo vertiginoso del 20%.
El turismo de salud es muy atractivo para hoteles, balnearios, spas y clínicas privadas porque “deslocaliza y desestacionaliza la demanda, aumenta considerablemente la estancia media, mejora la imagen y fortifica la marca del destino”, asegura la directora de Spaincares, Mónica Figuerola.
Para este 2017, el clúster calcula que el número de viajes por motivos de salud se incrementará en 3,5 millones. Constituye un objetivo ambicioso que justifican en la competitividad de los precios, la “alta calidad y la gran preparación de los profesionales”.
De hecho, España ha adaptado sus precios a los países competitivos de su entorno como Francia, Suiza o Alemania. Sin embargo, sigue lejos de destinos más económicos como Malasia, Tailandia, Singapur o México, según revela un análisis publicado por el Ministerio de Turismo. Mientras tanto, Estados Unidos mantiene las tasas más elevadas, lo que lo ha convertido en uno de los principales países emisores de turistas con estos fines. Aunque cada visitante que viene a España pasa de media en el país 12 días, en los que gasta 1.155 euros. El turismo de salud incluye servicios muy variados, como por ejemplo, la cirugía estética, la cardiaca, los implantes dentales o la reproducción asistida. A nivel global, la complementariedad entre el turismo médico y el de bienestar es fundamental. Y en este sentido, México y Tailandia son dos de los países que mejor han sabido aprovechar esta sinergia.
El perfil del turista
El perfil del turista de salud que llega a España se caracteriza por tener un poder adquisitivo medio-alto y una media de edad que supera los 50 años. En general, es un visitante que premia el precio competitivo, aunque esa no es su principal motivación para escoger destino. El gasto multiplica se entre 6 y 10 veces al del turista tradicional.
La mayoría de los turistas de salud ya conoce el país y suele complementar esa oferta sanitaria con otras alternativas gastronómicas o culturales. Los tratamientos más demandados son los de antienvejecimiento, patologías cardiacas, traumatología, urología, prótesis de caderas y rodillas.
Aunque las perspectivas de crecimiento son buenas, la propia industria del turismo de salud reconoce que todavía falta una “estructuración del producto en un paquete en el que se oferte toda la gama de servicios requeridos por el turista”. Además consideran que todavía es necesario invertir en una mayor promoción, así como “adaptar la oferta a idiomas y otras culturas”.