Sueles estar todo el día con las piernas cruzadas. En el trabajo, en el metro, en el taxi, en las comidas... todos nosotros lo hacemos. Se trata de un hábito común que, en realidad, puede suponernos problemas derivados, como los que te detallamos a continuación.
Presión de los nervios
Seguro que has notado que si pasas mucho tiempo con las piernas cruzadas, se te duerme una de las extremidades. Esto sucede porque ejerces presión sobre el nervio peroneo, situado detrás de la rodilla.
Y si mantienes esta postura durante muchas horas, puedes desarrollar una patología llamada parálisis del nervio peroneo, que hace que no puedas levantar la parte delantera de tu pie y de tus dedos.
Se te duerme una pierna porque ejerces presión sobre el nervio peroneo, situado detrás de la rodilla
Mala circulación
Además, cuando cruzamos las piernas, estamos ejerciendo una mayor presión sobre nuestras extremidades. "Esto se traduce en una mala circulación sanguínea y linfática en las piernas", señala la especialista Clelia Monteux, de LPG Endermologie, a 'Femail'.
"Una mala circulación aumenta la retención de agua en el cuerpo, ya que la sangre no puede circular libre y fácilmente, o drenar las toxinas del cuerpo", añade.
Asimismo, podemos motivar la aparición de varices, cuya aparición siempre es una señal de que nuestra circulación sanguínea no es buena, provocada por las dificultades del sistema, que se producen por mantener las piernas cruzadas durante muchas horas al día.
Celulitis
Inventar evitar cruzar las piernas es particularmente importante porque, al aumentar la retención de agua en el cuerpo, el tejido de la piel se hincha, lo que provoca la aparición de la temida 'piel de naranja' o celulitis.
"La mayoría de los tipos de celulitis están relacionados con la retención de agua en el cuerpo. Pero sentarse con las piernas cruzadas también es culpa porque restringe la circulación sanguínea y linfática alrededor de las piernas", detalla Monteux, que aconseja no llevar ropa apretada y caminar regularmente.
Al aumentar la retención de agua en el cuerpo, el tejido de la piel se hincha, lo que provoca la temida celulitis.
Dolores de espalda
Al cruzar las piernas, cargamos el peso en un solo lado, lo que nos lleva, irremediablemente, a tener una mala postura. Esto desembocará en dolores de espalda.
Cuando tenemos una pierna sobre la otra, forzamos a la columna a adaptarse a una nueva distribución de peso, y la forzamos para que aguante la carga.
Aunque te cueste romper el hábito, lo suyo es que comiences a dejar de cruzar las piernas.
¿Estás mucho con las piernas cruzadas, lector?