Altavoz

Errejón, 'Argentina 85' y el tango del doble rasero

Los mismos que hace un mes alababan la película de Santiago Mitre y pedían imitar la justicia de aquel país dicen ahora que está podrida y politizada

  • El líder de Más País, Íñigo Errejón -

Siempre he pensado que el líder político que mejor encarna esta relación disfuncional de nuestra izquierda con América Latina es Iñigo Errejón. Hablamos de una persona que posa con pancartas en favor de la devolución de las Malvinas a Argentina pero se muestra incapaz de reivindicar que ese mismo país devuelva a España el peñón de Gibraltar. Errejón es un populista alérgico a lo español: por eso se siente mucho más cómodo con la bandera catalana o con la ikurriña que con nuestra rojigualda.

En realidad, apenas tiene conexiones culturales o emocionales con su propio pueblo, por eso su partido se llama Más País (en vez de "Más España") y la bandera nacional está proscrita en sus mitines y su cartelería. Seguramente pasará a la historia por haber inventado una variante antisistema del despotismo ilustrado: todo por el pueblo, pero sin rozar al pueblo. Por supuesto, como era de esperar, las clases populares españolas han dado la espalda a su partido, que solo es relevante en una de nuestras 50 provincias y sus dos ciudades autónomas.

Cuento esto porque hace pocas semanas la izquierda del PSOE salía a aplaudir en tromba la película Argentina 85, calificando de envidiable la justicia de ese país por haber sentado en el banquillo al dictador Videla y su círculo cercano. "Ojalá hubiéramos podido tener eso aquí después del franquismo", era el comentario habitual. Menos de un mes después, resulta que esa misma justicia argentina que debíamos copiar está podrida hasta el tuétano y solo persigue a Kirchner por sus "políticas de redistribución del ingreso, la igualación de oportunidades, el matrimonio igualitario, la decisión por la soberanía económica y el compromiso con los más humildes", arengaba Errejón en Twitter.

Argentina 2022

¿No suena todo demasiado incoherente? Tras el estreno de la cinta, la izquierda emocionada con la película quiso ondear como propio el legado del fiscal Strassera, principal protagonista de aquel juicio, pero empezaron a aparecer declaraciones que le muestran ferozmente crítico con el peronismo actual. "Los Kirchner no firmaron nunca un habeas corpus, no les preocupan los Derechos Humanos", denunciaba el fiscal.

Cristina Kirchner 'se indultó a sí misma apropiándose de la verdad, la patria y hasta de la alegría', tanto en 2015 como hace unos días tras su condena por corrupción

Más allá de señalar las contradicciones de la izquierda, cabe preguntarse a qué obedecen. La mejor respuesta la he encontrado en la tesis del prestigioso periodista argentino Martín Caparrós, que considera que su país tiene poco arreglo y se vino a vivir a España. Defiende que los europeos tenemos una visión distorsionada de América Latina, ya desde que Colón toca tierra al otro lado del Atlántico y escribe a los reyes para decirles que ha encontrado el paraíso. A partir de entonces, América Latina sirve de proyección de todas las frustraciones y utopías políticas del Viejo Continente. "El penúltimo gran avatar fue toda la época de los años 60, la Revolución cubana, el guevarismo y todas estas cosas que daban la sensación de que allí se estaba iniciando algo que los europeos habrían querido para sus países. Y, por último, la parodia de todo esto fue la llamada ola rosa o socialismo del siglo XXI, que es un disparate pero llevó a mucha gente de Europa una vez más a considerar que ahí había una forma de concreción de sus utopías", explicaba en El Cultural el pasado octubre.

Es el propio Caparrós recordaba estos días, en su cuenta de Twitter, un brutal artículo de 2015 firmado por Alberto Fernández, presidente de Argentina, donde juzgaba la actitud de Cristina Fernández de Kirchner ante la muerte del fiscal Alberto Nisman, que la investigaba: "Ignorando la tragedia, se indultó a sí misma apropiándose de la verdad, de la Patria y hasta de la alegría y condenó cínicamente a los que quedamos agobiados por lo patético de lo ocurrido". ¿No se podría decir lo mismo de su reciente condena? En ese punto seguimos siete años después, con los líderes de Más País y Unidas Podemos proclamando su inocencia después de la condena. El doble rasero de siempre, más evidente que nunca.

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