Cultura

Arco es inmune al Coronavirus, pero no al síndrome del espectáculo

Entre la psicosis por la epidemia de gripe y su poca visibilidad en el mercado del arte global, la feria celebrará en IFEMA una nueva edición del 26 de febrero al 1 de marzo 

  • El Ninot creado por los artistas Sierra y Merino y exhibido en ARCO 2020.

A pesar de la aprehensión que desata la epidemia del Coronavirus, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO (Arcomadrid 2020) mantiene la convocatoria de su trigésima novela edición, que se realizará desde el 26 de febrero al 1 de maro en los pabellones 7 y 9 de Ifema. Tal y como aseguraron los organizadores a Vozpopuli, las galerías invitadas mantienen en pie su participación y ultiman los detalles.

Acaso porque la visibilidad del mercado español es cada vez menor en el horizonte de las grandes transacciones globales, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo ARCO (los organizadores han cambiado el nombre a Arcomadrid 2020) ha dejado de ser un escaparate para convertirse en un amontonamiento sin sentido ni intención: ni vende ni divulga. De polémica en polémica, desde Franco en un frigorífico, los presos de Cataluña o el Ninot del Rey, la cita no remonta en visibilidad ni relevancia.

España representa apenas un 1% del conjunto de ventas en el mercado global. A este paso, la Feria no consigue dar a Madrid una visibilidad que sí tienen otras capitales como Londres o incluso Miami, que tiene su propio Art Basel. Desde hace ya casi un lustro, los organizadores buscan un encuentro con el coleccionista latinoamericano. No es casualidad que Perú, Brasil, Colombia y Argentina hayan sido los últimos invitados de la feria. El empequeñecimiento y poco peso del del coleccionismo español ha motivado la búsqueda de mercados en expansión.

La nueva directora de ARCO, Maribel López, apuntó durante la presentación de esta edición que de las 209 galerías que participan este año 70 son españolas y 139 extranjeras, entre las que no hay ninguna asiática, lo cual disiparía los temores de que la psicosis por el coronavirus pudiese afectar el evento. Sin embargo, los nuevos casos en Italia podrían golpear la afluencia de expositores. Otras citas como la edición de Art Basel Hong Kong, prevista para finales de junio, ha decidido suspender su edición ante el "grave brote del nuevo coronavirus y su expansión". 

Con la intención de generar mayor arraigo de coleccionistas, Arco debe procurar mantener o ampliar su influencia. A pesar su posición natural como punto de confluencia y desarrollo del arte contemporáneo, Madrid ha perdido grandes oportunidades para conseguir este objetivo, la más reciente de ellas involucra a la mecenas y coleccionista cubana Ella Fontanals-Cisneros, que estaba dispuesta a donar parte de su colección a España para ser instalada en centro expositivo en Tabacalera en Madrid, sin embargo desistió de la idea original. Se trataba de un conjunto de 400 obras.

Franco otra vez no, por favor

Si el año pasado hubo polémica -cuándo no la hay en esta feria- por la serie de 24 fotografías de Santiago Sierra titulada Presos Políticos en la España Contemporánea, en la que aparecen, pixeladas, imágenes de Oriol Junqueras o los jóvenes detenidos por agresión a dos guardias civiles en Alsasua (Navarra), este año las posibilidades se mantienen, entre otras cosas por la galería Helga de Alverar vuelve a traer al artista cuya polémica pieza valorada en 80.000 euros y adquirida por Tatxo Benet, socio de Jaume Roures en Mediapro.

En su edición pasada, la galería finlandesa Forsblom exhibe un cuadro 'pop' del monarca que ha comprado esta misma tarde el publicista y coleccionista Lluís Bassat para colgarlo en su 'Nave Nueva de Gaudí', en Mataró. También en 2019, la galería Prometeo exhibió el ninot de Felipe VI que Santiago Sierra y Eugenio Merino vendían con una cláusulaa que, por contrato, exigía al comprador la quema de la escultura una vez desembolsados los 200.000 euros que costaba.

A mitad de camino entre la feria divulgativa y el espectáculo mediático, ARCO por en marcha su propia noria, su tiro al blanco y su mujer barbuda. El mercado español del arte representa el 1% del global y en esta ocasión, su feria de arte contemporáneo más importante, ratifica la pequeñez y endogamia del circuito.  En su entrega número 39 la amenazan los mismos temas: las representaciones de Franco que ya dieron de qué hablar con las obras de Eugenio Merino, y que podrían rebrotar con la exhumación del dictador y el recrudecimiento de las polémicas por los temas de memoria histórica.

Este edición, en números 

Del 26 de febrero al 1 de marzo, ARCOmadrid 2020 reunirá un total de 209 galerías de 30 países. Volverá a contar con su eje principal, el Programa General, formado por 171 galerías seleccionadas por el Comité Organizador.  La participación de galerías españolas ha registrado un ligero incremento hasta sumar un total de 70 lo que representa más del 33% del total.

Latinoamérica será de nuevo una de las principales representaciones internacionales de la Feria. Con ello, del 67% que alcanza en esta edición la participación internacional, el 22% lo acapara la presencia artística del continente americano, con especial presencia de Brasil Argentina.

Es solo cuestión de tiempo es la propuesta especial en esta edición de ARCOmadrid. Una sección comisariada por Alejandro Cesarco Mason Leaver-Yap, conformada por 16 artistas de 13 galerías. Diálogos, integrada por diez galerías, ofrecerá un análisis de la creación contemporánea centrada en el diálogo entre dos creadores, con acento en el arte de mujeres en Latinoamérica, y a la puesta en común de la obra de artistas de diferentes generaciones.

En los  proyectos de artista participan Ai Weiwei; Alfredo Jaar; Mario Merz; Aurèlia Muñoz, Tony Oursler y Kiki Smith, además de creadores más jóvenes como Sara Ramo, Álvaro Urbano Voluspa JarpaLa apuesta por dar más voz a los artistas se reflejará también en las charlas del Foro Artistas, en las que participarán, entre otros, Ignasi Aballí, Anthony McCall, Eli Cortiñas, Rafael RG, Yonamine, Naufus Ramírez-Figueroa, Mariela Scafati, Daniel Canogar y Jaume Plensa.

ARCO, ¿el show?

Según el informe sobre el mercado del arte español en 2017 elaborado por Obra Social la Caixa, durante el año pasado galeristas y casas subastadoras españolas facturaron 385 millones, a todas luces una recuperación con respecto, por ejemplo a 2009, cuando alcanzó 271 millones. Sin embargo, las cifras siguen siendo pequeña. La dura crisis económica de 2008 explica buena parte de esta foto de conjunto: un mercado aislado, pequeño y manifiestamente débil. Alcanzar o recuperar aquellos niveles de ventas exige no sólo la restitución del poder adquisitivo, sino una serie de condiciones y medidas fiscales que propicien el coleccionismo.

Con respecto al último informe, el mercado del arte español experimentó en 2016 un aumento del 19% de ventas. Sin embargo, los precios medios del arte en España continúan situándose muy por debajo de la media europea. Además, durante la última década se intensifica la tendencia a que las obras más caras de los artistas españoles se vendan mayoritariamente fuera de España. ¿Cuáles son las razones? De distinto tipo: la falta de una política fiscal que incentive el coleccionismo; las condiciones de debilidad de un mercado al que le cuesta competir y en el que los aranceles de importación son menores que los de exportación. En otras palabras: comprar arte en España o a un galerista español es comparativamente más caro que hacerlo en cualquier otro lugar.

Eso explica en buena medida por qué ARCO apuesta más a la divulgación del evento. Se reivindica más su reclamo masivo o turístico, que su valor dentro del circuito. Es decir, hay interés manifiesto en que se publiciten obras polémicas y vistosas, e incluso el efecto se hace exponencial si la organización solicita que sean retiradas. Ha ocurrido con el Franco en un frigorífico de Eugenio Merino, justamente porque no existe un verdadero potencial de ventas con respecto a otras ferias y otros países. Porque ARCO, en el fondo, se comporta como una feria disfuncional, mal repartida y pensada. 

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