Ahora se cata de todo: desde vino hasta arroces; chocolate o quesos; ron o ginebra. Ser un gourmet no sólo está bien visto sino que justamente por eso, porque se considera elegante y de buen gusto, algunos prefieren tener conocimientos en la materia.
Cada día son más las personas, y las empresas, que solicitan a los entendidos catas personalizadas. ¿De qué? Las más valoradas siguen siendo las de vinos y licores, aunque eso no descarta otros productos asociados a los modales de un bon vivant.
Pilar Oltra, directora de la compañía Vinology, una empresa de catas de vino dirigida a empresas y clientes de alto perfil creada hace cuatros, cree en la utilización del vino como "una herramienta de comunicación". Partiendo de esa premisa, Oltra, hija de un reconocido enólogo y motor de esta empresa, se ha dedicado a preparar catas para grupos, empresas, grandes corporaciones... "Podemos hacer desde catas lúdicas hasta otras un poco más convencionales, siempre partiendo de vinos de alta calidad".
Para Oltra, cada cata es distinta y deben de serlo, porque ninguna persona es igual a otra. De las cerca de 500 que ha hecho hasta la fecha al frente de Vinology, le resulta difícil resaltar una en particular, aunque recuerda con gusto una inspirada en la película Entre copas. Ha hecho de todo tipo: por ejemplo, una cata a ciegas, tapando los ojos de un grupo de altos ejecutivos que degustaban, sin saber cuál, vinos de las más destacadas cosechas, hasta una cata de 500 personas.
Domiciliar la cata
Otro grupo de profesionales que se han dedicado, de otra manera, al sector de las catas es la empresa Lo catamos. Éste es un proyecto dirigido por el economista Sergio Estévez, quien desde 2009 trabaja en este proyecto centrado en el desarrollo, mejora y comunicación de nuevos productos de consumo, especialmente dentro del sector alimentación y bebidas.
Lo catamos organiza una serie de catas privadasa domicilio. Ofrecen catas de vino, aunque su fuerte son las catas de ginebra. A ésas siguen las de ron y cerveza, aunque su oferta va mucho más allá. Catan agua, café, infusiones, refrescos e incluso zumos. En lo que a su fuerte se refiere, que serían los destilados, el mecanismo parte de una base: el cliente. Dependiendo de los conocimeintos se aplica un tipo de cata u otra.
La cata básica de ginebra abarca una introducción a la Ginebra y a su historia; la degustación de una Ginebra Premium Cítrica; la elaboración de la receta de gintonic apropiada y la prueba de esas recetas con tres ginebras más: ginebra especiada, ginebra herbal y ginebra floral o frutal, cada una con su propia receta, además de la inclusión de un kit básico de preparación para cada integrante: copa balón, agitador, tónicas, vaso medidor, frutas, especias. El coste por participantes se ubica entre los 30 y los 40 euros.
De la bodega a la sala de conciertos
Hace poco menos de un mes, las bodegas Freixenet, Berberana, Arzuaga, Rosados de Navarra y Prado Rey, organizaron y patrocinaron el Enofestival I Festival de Música y Cultura Independiente. El evento, que se llevó a cabo en el Palacio de Vista Alegre, alternó conciertos de música con catas de vino. El cartel de bandas, en su mayoría indies, como The New Raemon, Nacho Vegas o Christina Rosenvinge, apuntaba a un público muy acotado: joven, culto y potencial consumidor de vino.
La intención de los organizadores era justamente rejuvenecer al al público vinícola, con la intención de propagar e incentivar una cultura enológica a través de la música, en los circuitos propios donde ésta se genera y produce.