A Willem Dafoe le da igual ponerse una corona de espinas o ser un marciano, en el cine o en el teatro, pero "siempre" tienen que ser proyectos "diferentes", que le impacten como lo ha hecho Vida y muerte de Marina Abramovic, la "ópera" al margen de lo establecido que estrenará el día 11 en el Teatro Real.
Dafoe, que sólo se pronuncia en España como se escribe, "una especificidad" que le hace mucha gracia -"Dafó" sería lo correcto-, compartirá escenario con la propia Marina Abramovic, una mujer "con todas las papeletas" para que la vida le fuera mal y que ha hecho de su vida un arte, cuenta el estadounidense.
"El cine es muy divertido, pero el teatro excita el alma, dice el actor"
El actor, que cumplirá 57 años en julio, ha rodado más de 70 películas en 30 años de carrera, en los que ha interpretado a Jesucristo pero también al rey de los marcianos en John Carter o al Duende Verde en Spiderman y ha fundado una de las compañías de teatro experimental más influyentes, The Wooster Group (1977).
Con tres películas estrenadas en el último mes - The Hunter, 4:44 Last Day on Earth y John Carter- es el teatro el que "excita" su alma, por eso quiso estar en el proyecto auspiciado por el Real con la artista serbia desde "el día siguiente" al que tuvo noticia de él.
"Mi papel es un poco difícil de explicar porque tiene la misión de llevar al público por los vericuetos de la vida de Abramovic. A veces interpreto papeles y a veces soy el hilo conductor. Es un poco un 'mc' (maestro de ceremonia)" al estilo de los de los cabaré de Berlín, se ríe proyectando su mandíbula "estilo Jocker".
Hace del que fue compañero de Abramovic de vida y arte, Ulay; del que fuera su marido durante doce años, Paolo Canevari, y de su padre, Vojo, y en medio de todo ello comenta y describe lo que está sucediendo en el escenario.
Ser "tres personas" le parece "emocionante" y cree que Bob Wilson, el director y creador del espectáculo, ha logrado dar "con el pegamento preciso" para que funcione lo que Abramovic, él y el cantante Antony Hegarty hacen en el escenario.
No es, recalca, la biografía de la artista serbia, sino "la de todos, una profunda experiencia que anima a afrontar mejor la vida", subraya.
Dice que este trabajo es "todo", una ópera, una obra de teatro y un poema visual con "algo" también de performance, la "especialidad" de Abramovic, y que no está especialmente preocupado por la reacción del público del Real, que "tiene entendido" que "quizá" es "un poco tradicional", porque se trata de "una pieza muy bella".
"Está hecha en el lenguaje de Abramovic -Wilson se basó en sus cartas y otros documentos sobre su vida- y eso la hace muy especial porque es muy refinada. Me gusta como se juega con el espacio, el tiempo y con la psicología", detalla el actor.
"Mi papel es un poco difícil de explicar porque tiene la misión de llevar al público por los vericuetos de la vida de Abramovic"
El sargento Elías en Platoon entona en el espectáculo "un tema muy bonito" y está feliz porque una de las cosas que más le gustan "en la vida" es "cantar en grupo". "Aquí lo hago solo, espero que me perdonen", bromea.
Extrovertido y extremadamente educado, Dafoe habla de su trabajo en el cine, sobre todo en el comercial, como una forma de "sostener" su pasión real, es decir el escenario.
No obstante, lo que busca en cualquiera de sus proyectos es que sea "diferente" de lo que ya ha hecho antes y rodearse de gente que le interese porque eso es "lo que da consistencia" a los trabajos.
El cine, dice, es "muy divertido y seductor" pero el teatro, se vuelve a reír, "excita el alma" y permite "olvidarse de uno mismo" porque cada noche hay que "reanimar y rehacer" al personaje: "te da fuerza para enfrentarte a ti mismo".
Se siente "atraído" por "la gente marginal", "sin la que no existiría la cultura", y permite luchar "contra quienes se empeñan en que creas lo mismo todo el tiempo".Dafoe, que ha tenido temporadas de "arranques temperamentales", no sabe si ha aprendido con la edad a controlarse."Creo que el primer impulso es el mejor, pero... es muy cansado reñir", se ríe de nuevo.