La primera comparecencia del Secretario de Cultura José María Lassalle ante la Comisión afín del Congreso de los Diputados ha dejado tres cosas claras. La primera, Cultura sólo representa el 0,2 % del total de los presupuestos Nacionales. Dos: Cine y Bibliotecas son las áreas más afectadas, con recortes del 35% y del 70%. Y tres, José María Lassalle es un hombre mucho más político de lo que hasta ahora, tapado por la gruesa figura José Ignacio Wert, se había dejado percibir.
“Estos no son presupuestos ideológicos y ustedes no tienen ningún derecho a considerar la cultura como suya”, respondió Lassalle a los socialistas, quienes intentaron cargar en su contra como artífice de un Gobierno capaz de prescindir de la cultura en función de unos criterios tan crematísticos como "deplorables". Más allá de los guantazos ofendidos, la cifra de gasto público que este año asume el Estado para cultura son 642 millones de euros, 167 millones menos que el año pasado. Y eso, tarde o temprano, se hará notar.
Aunque Lassalle ha dicho que los suyos son “presupuestos posibles” con “minorizaciones” –el Secretario no utilizó ni una sola vez la palabra recorte en toda su intervención- producto de una lista de prioridades fijadas de cara a un Plan Estratégico de Cultura -próximo a presentarse-, hay desbalances entre las áreas que saltan (chirrían, lastiman) ante la vista.
De ahora en adelante, mientras el Ministerio mantiene intacto con el Museo Thyssen-Bornemisza su compromiso de 3,97 millones de euros y la Federación de Gremios de Editores conserva una subvención nominativa de 660.000 euros, el programa de Bibliotecas Estatales sufre un recorte de 62% y su línea dedicada a la dotación experimenta una “minoración” de 70%.
No es que el dato sea curioso. No eso. Según el Secretario, se atiene al principio de inversión en actividades que aseguren una rentabilidad y retorno de los recursos. O eso es lo que se desprende de su intervención de 19 folios y 120 minutos de ayer.
A esas cifras se suman ajustes en la Dirección General de Política e Industrias Culturales del Libro en un 31,98% menos, con una dotación de 69.992.160 millones de euros (el año pasado era de 102.892.030 millones).
En lo que al capítulo de la Promoción y Cooperación Cultural se refiere, éste experimenta una reducción del 70% de los fondos, asociado a subvenciones, exceptuando algunas para instituciones que cuentan con financiación público-privada como el Círculo de Bellas Artes y la Fundación Laboral Centro de Arte de Gijón.
En el fomento de las industrias culturales se mantiene una partida de 22 millones de euros para digitalización, modernización de las industrias culturales, de cara también a un plan estratégico.
En cuanto a la Dirección General de Bellas Artes y Archivos y Bibliotecas, los recortes ya mencionados de las bibliotecas son los más visibles junto a una reducción del 9% para archivos. Patrimonio Histórico recibe esta vez 41% menos mientras que el dinero para exposiciones se mantiene en un 20% distribuido en el sector –artistas, galeristas, exhibiciones itinerantes y ferias.
“No tienen derecho a considerar la cultura como suya”
La Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados suele ser una instancia contagiada por el síndrome del eco. Quien habla ante sus miembros sólo escuchará por respuesta la versión reverberada de sus propias ideas. Ayer durante la comparecencia del Secretario de Cultura José María Lassalle no fue la excepción. La excepción, digamos, fue el Secretario.
Después de 45 minutos de exposición detallada de la interrupción de financiación del ICAA en 35,40% y la disminución del presupuesto de la Biblioteca Nacional en 14%, los diputados convocados volvieron sobre la versión doméstica de sus propias ideas. Qué pasará con el cine en las lenguas co-oficiales. Qué hará el Estado con el techo de la Catedral de la Laguna. Cuáles son los motivos políticos por los cuales Cataluña experimenta un recorte del 45% (hay otras comunidades que experimentan podas del 64%, 72% o 96%) o porqué esta vez no se ha hablado de los toros y en otras sí.
Quienes hablan de José María Lassalle se afanan en describirlo como el hombre de cultura del Partido Popular. Primero porque lo es. Y en segundo lugar porque es el único por no decir uno de los pocos que pueda lucir tal título. Justamente por eso, por ser un individuo de debates y lecturas, sus interlocutores pueden perdonárselo todo, incluso ser del Partido Popular.
Sin embargo, ayer, ante los ataques frontales de los socialistas, entre ellos del diputado del PSOE José Andrés Torres-Mora, Lassalle se reveló como todo un liberal progresista –la comparecencia fue en la Sala Sagasta, valga decir- en pleno trance de colocar las tildes sobre las íes.
“Ustedes –dijo refiriéndose a Torres-Mora y al grupo socialista- no tienen derecho a considerar la cultura como suya. Estos no son presupuestos ideológicos, eso ocurría en entreguerras. Lo hizo la Alemania nazi, la Italia fascista, la Rusia comunista así como otros ejemplos en los que no pienso detenerme. Yo creo en la cultura de las sociedades que viven libres de la mordedura ideológica, como lo son la británica y la norteamericana, y en las que la sociedad civil participa en su propia cultura por eso creo en la Ley de Mecenazgo, pero no es la ideología. Estos presupuestos no son ideológicos y por eso me molesta que me lo diga”, dijo Lassalle.